• 29/06/2024 23:00

Separemos la cizaña del trigo

La parábola de la cizaña y el trigo nos recuerda que el buen gobierno no es solo una cuestión de políticas públicas, sino también de ética, valores [...]

La expresión “separar la cizaña del trigo” proviene de una parábola bíblica narrada por Jesús en el evangelio de Mateo (Mateo 13:24-30). En esta parábola, un hombre siembra buena semilla en su campo, pero durante la noche, un enemigo siembra cizaña (una planta mala y dañina) entre el trigo, lo cual obligará a identificar y apartar lo negativo o perjudicial de lo positivo y valioso.

La parábola y, por ende, la expresión “separar la cizaña del trigo” tienen un significado simbólico y moral. Sugiere la necesidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. En un contexto más amplio, puede referirse a la importancia de evaluar y discernir correctamente entre diferentes proyectos, elementos o personas antes de tomar decisiones, asegurándose de no juzgar o actuar precipitadamente.

En este contexto, es claro que en nuestro terruño se ha sembrado mucha cizaña en los últimos años; en forma de programas y proyectos que han facilitado el clientelismo, la corrupción y la substracción sistemática de nuestros recursos financieros y ambientales. Pero no se puede negar que también hay - unas cuantas - obras, programas y proyectos que han tenido un desempeño transparente y exitoso, y califican, siguiendo el sentido de la metáfora expresada, como trigo limpio. Las primeras hay que erradicarlas de raíz, las segundas, el trigo limpio, necesitan el apoyo necesario para que florezcan.

Dicho lo anterior, considero importante que nuestras nuevas autoridades consideren - previo un análisis exhaustivo - complementar sus propuestas expresadas en el Plan de Gobierno con aquellos proyectos del gobierno anterior que merecen seguir siendo impulsados, garantizando la continuidad de iniciativas beneficiosas y evitar el desperdicio de recursos.

La dedico el resto de esta entrega a compartir algunas recomendaciones para implementar estrategias que les ayuden a separar la cizaña del trigo desde el inicio para garantizar una administración eficiente y justa.

Para comenzar es necesario evaluar cuáles proyectos en curso se alinean con las prioridades y objetivos del nuevo gobierno, y considerar si los proyectos pueden ser adaptados o modificados para encajar mejor con las nuevas políticas y prioridades. Así como determinar si es técnica y económicamente viable continuar con el proyecto. Amén de los posibles riesgos y desafíos que podrían afectar la continuidad del proyecto y si pueden ser mitigados. Un esfuerzo especial requiere evaluar el impacto social del proyecto, especialmente en comunidades vulnerables, así como su impacto ambiental y su contribución a la sostenibilidad.

Es obligatorio analizar los resultados y el impacto de los proyectos en curso, evaluando si han logrado los objetivos previstos y si han generado beneficios tangibles para la población. En ese sentido, se debe realizar un análisis de costo-beneficio para determinar si los recursos invertidos han producido un retorno positivo y si el proyecto es sostenible a largo plazo. Así mismo habrá que revisar los informes de gestión y progreso de los proyectos y llevar a cabo auditorías independientes para verificar la transparencia y eficiencia de los proyectos.

Tan importante es la consulta a expertos en la materia, académicos y organizaciones de la sociedad civil para obtener una evaluación objetiva de los proyectos. También se pueden realizar consultas públicas y encuestas para conocer la opinión de la ciudadanía sobre los proyectos en curso.

En este sentido de la consulta pública, es necesario revisar los acuerdos del pacto del bicentenario “Cerrando Brechas”. Fue el diálogo más democrático entre panameños de la historia del país. Más de 175 mil aportes distribuidos en once áreas temáticas. Estos temas fueron: agro, agua, ambiente, cultura, deportes, economía, educación, Estado, inclusión, infraestructura y salud. Ciudadanos, de todos los territorios del país, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, afrodescendientes, indígenas, discapacitados, aportaron sus ideas, opiniones y propuestas constructivas. Ahí están esperando una respuesta.

Finalmente está el asunto de las alianzas y acuerdos para construir la gobernabilidad democrática necesaria para llevar a cabo las propuestas expresadas en el plan de gobierno “Alianza para salvar a Panamá”. No será tarea fácil, pues es muy posible que tenga que enfrentar la desconfianza y - en no pocas ocasiones - la oposición de los panameños que no les apoyaron con su voto en las pasadas elecciones. Allí también habrá que separar la cizaña del trigo, pues no es con todos que se podrán llevar a cabo coaliciones, alianzas y acuerdos parlamentarios.

La parábola de la cizaña y el trigo nos recuerda que el buen gobierno no es solo una cuestión de políticas públicas, sino también de ética, valores y responsabilidad compartida. Al tomar en cuenta las enseñanzas de esta parábola, podemos trabajar juntos para construir una sociedad más justa, próspera y pacífica.

El autor es médico, exrepresentante de la OMS
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