• 05/10/2024 00:00

¿Licencia y placa para peatones?

Hay que hacer que todo predio urbano con construcciones allí elevadas, o sin ellas, construyan aceras adecuadas y seguras para el tráfico peatonal de viejos, viejas y jóvenes

Es difícil en nuestro istmo que los de la tercera edad y hasta los de cuarta y otras, si las hay, vivamos sin sobresaltos e inquietudes por cosas y sucesos que en otra épocas ya lejanas, o no se daban, o eran de menor impacto visual y anímico.

Uno de esos fenómenos inquietantes, que con frecuencia causan molestias y hasta peligros graves, es el movimiento de peatones a lo largo de las calles y avenidas de la ciudad capital, y hasta en las ciudades y comunidades menores del interior.

En la villa capitalina, las andanzas peatonales por las áreas de rodamiento vehicular son cosa ordinaria y por ello alarmantes y peligrosas.

Por ello, creo que es necesario que las autoridades competentes en materia de disciplina urbana hagan algo.

Una de las temerarias ideas que se me vienen a la mente es que, para recaudar recursos financieros necesarios para prestar los servicios que les atañen, los municipios obliguen a los peatones a sacar placas y licencias para caminar a lo ancho y largo de calles y avenidas, de manera que se le saque algún provecho a esas conductas irregulares.

Sin embargo, muchos dirían que eso sería un gran disparate y creo que, a fin de cuentas, estaría de acuerdo con ello.

Pero, si no es ello posible ¿qué otra medida se puede tomar?

Hay que hacer que todo predio urbano con construcciones allí elevadas, o sin ellas, construyan aceras adecuadas y seguras para el tráfico peatonal de viejos, viejas y jóvenes. Pero deben ser aceras que no sean invadidas por vehículos de amplia diversidad que utilizan esas facilidades urbanas para allí estacionarse gratis e impunemente. Es una tarea ingente, pues aún las aceras peatonales existentes, más las áreas sin adecuación alguna, llenas de herbazales, basura y lodo, existen sobre todo en áreas urbanas alejadas del centro capitalino, lo que se da menos en estos sectores. Las autoridades del pasado, con frecuencia denigradas por sus detractores gratuitos del presente, se cuidaron de velar por la construcción de aceras, lo cual se percibe mejor en barrios como La Exposición, Bella Vista, El Cangrejo, Urbanización Obarrio y otras, pero que al salir de ellas cambia el panorama urbano y acá los peatones tienen que arrojarse a la calle, con baches, charcos de agua, lodo y riesgo de atropellos vehiculares.

Es un panorama conocido en exceso, pero nadie parece ocuparse de poner orden y disciplina para corregir el mal, en beneficio de la población peatonal, que es mucha, incluyendo niños y ancianos.

Sería bueno que nuestro actual y dinámico alcalde capitalino le ponga un cascabel a este enorme gato urbano, maloliente y peligroso.

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