La promesa de mejorar la economía personal de la población fue el motor que impulsó el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos. Acá en Panamá, igual. La idea de poner más “chenchén” en el bolsillo de los panameños creó esperanzas de mejores tiempos en las capas más necesitadas de la población. Cumplir con esas expectativas está por verse en ambos ejemplos de acuerdo con la opinión de expertos economistas.
Lo que ha quedado claro es que esa misma población ha dejado a un lado otros aspectos que otrora eran importantes, como la decencia y la integridad de los candidatos ante la promesa hecha. En su mayoría y, sin medir las consecuencias, el comportamiento individual o social del que promete bienestar o bonanza, no le importó a ‘justos ni pecadores’. Si estudias los segmentos de la población que eligieron al candidato republicano, por ejemplo, encontrará grupos como el Southern Baptist Christians, que por su adhesión al cristianismo pensaríamos que no ayudarían a alguien con el perfil de Trump. Hay otros segmentos que igualmente profesan ciertas cualidades y comportamientos superiores en el individuo, que evidentemente ignoraron a la hora de emitir su voto. Acá en Panamá, igual.
Peter Drucker, teórico, autor y profesor de gerencia y administración de empresas, alguna vez señaló que: “las personas con las que un individuo trabaja y en especial sus subordinados, saben en unas cuantas semanas si dicho individuo posee integridad o no. Puede que pasen de largo muchas cosas: incompetencia, ignorancia, inseguridad o falta de modales. Pero no perdonarán la falta de integridad en el individuo”. En los dos ejemplos, Estados Unidos y Panamá, eso no es del todo cierto. Igual en otros países alrededor del mundo, en donde sus líderes han sido señalados como partícipes en actos de corrupción y de igual manera gozan de un apoyo y simpatía de grandes sectores de la población.
En el libro de Yuval Noah Harari Sapiens: A brief history of humankind, una de sus tesis fundamentales señala que “los sapiens gobiernan el mundo porque somos el único animal que puede cooperar flexiblemente en gran número. Podemos crear redes de cooperación de masas, en las que miles y millones de perfectos extraños trabajan juntos hacia objetivos comunes”.
Estudiando los análisis de la campaña electoral en Estados Unidos, es evidente que esas “... redes de cooperación de masas...”, con las nuevas tecnologías de la información social y alimentada constantemente por información (muchas veces falsa) diseminaron las perspectivas de los líderes que motivaban a sus seguidores con diferentes mensajes para garantizar su apoyo, entre estos mensajes, el del mejoramiento económico.
En las últimas décadas, más que en otras épocas del desarrollo humano, se tiene una conciencia clara sobre el poder de la comunicación y sus efectos en la manipulación de la realidad. En el análisis que hace Killian Fox en el diario digital The Guardian sobre el más recientes libro de Yuval Harrari, titulado Nexus: A Brief History of Information Networks from the Stone Age to AI (Nexus: una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA), Killian Fox dice que: “El argumento básico de Harari es que las revoluciones de la información pueden dar lugar a períodos de florecimiento humano, pero siempre tienen un coste. Cuando inventamos nuevas y brillantes tecnologías que transmiten palabras e ideas más lejos y más rápido que nunca, gran parte de la información que se desprende es basura o directamente peligrosa. No ayuda el hecho de que, cuando se trata de mantener el orden social, las ficciones tienden a ser agentes aglutinantes más fiables que las verdades”.
Esa ha sido la razón de un cambio fundamental en la perspectiva de la población sobre ciertos líderes, al punto de llevarlos a ocupar posiciones de poder fundamentados en mentiras y subterfugios trasmitidos constantemente por medio de redes de desinformación social, a la vez que por esos mismos mecanismos tecnológicos presentan su “verdadero yo” de corrupción e indecencia.
Con todo lo que se ha logrado mediante el conocimiento científico para avanzar la causa humana, hay un gran segmento de la población que trabaja afanosamente por llevarnos a un tiempo pasado: mintiendo, tergiversando la verdad o enredando las fichas del juego de la supervivencia mediante la desinformación y el control de sectores humanos que les prestan atención. Aquí es en donde estamos. Cada día más sorprendido por la realidad de la manipulación tecnológica e informática.
Nexus, de Yuval Harrari, es un serio llamado a repensar la tecnología de la inteligencia artificial y su presencia en la red tecnológica de la información; tecnología que ingenuamente creíamos que avanzaría por caminos más positivos la causa de bienestar y prosperidad que todos deseamos.
*El autor es comunicador social