Estados Unidos: comicios para avanzar o retroceder

El próximo martes 5 de noviembre, oficialmente se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, aunque ya las votaciones iniciaron hace unos días en algunos Estados. Si revisamos eventos como este en los tiempos de la historia, encontraremos que muchas veces se llevan a cabo en momentos en que el resto del mundo enfrenta retos difíciles y lo que ocurre en Estados Unidos tiene efectos globales. Estas elecciones no son la excepción.

Los desafíos de la migración irregular alrededor del mundo, la guerra en Ucrania, el conflicto entre Israel y Hamas que se ha extendido por la región y la fragilidad de estos eventos que pueden expandirse para afectar otras naciones, más cuando la posibilidad del uso de armas nucleares ha sido considerada, hacen de estos comicios en Estados Unidos, un evento crucial.

¿Por qué nos interesa lo que ocurre allá? Porque, por ejemplo, Panamá siempre debe pensar que puede ser un blanco en una guerra, particularmente por nuestra posición geográfica y servicios estratégicos.

Si los Estados Unidos se presenta como líder del mundo y si en este tiempo que vivimos la humanidad está en peligro, el proceso electoral de esa nación no da garantías de liderazgo claro, sencillamente por la forma en que ha sido diseñado desde el inicio. Su modelo electoral, los famosos Colegíos Electorales, no apoya convincentemente su postura de “líder de la democracia”, ni su conducta internacional de defensor de esta, y crítico de aquellos países que, “no respetan el voto del pueblo en las urnas”.

Desde 1992 en las elecciones presidenciales, los republicanos (el partido que hoy postula a Donald Trump), solo han ganado el voto popular en una ocasión, eso fue en el 2004. Las otras veces, aunque hayan ganado o se les haya otorgado la presidencia a los republicanos, el voto popular ha sido para los demócratas (Partido que hoy postula a la vicepresidenta Kamala Harris). Dicho de otra forma: en ocho (8) contiendas electorales desde 1992, los demócratas han ganado el voto popular siete (7) veces y solo han ocupado la presidencia en cinco ocasiones: dos veces Bill Clinton, dos veces Obama y Joe Biden.

La revista Time publicó en el 2019 un artículo señalando que un 53%, de estadounidenses están a favor de una enmienda constitucional para requerir que el voto popular sea oficial para elegir al presidente de esa nación. En cambio, el 43% está de acuerdo con mantener el Colegio Electoral. El pasado 25 de septiembre de 2024, el Pew Resaach Center, que se define como: “un grupo de investigación no partidista y no activista que informa al público sobre los problemas, actitudes y tendencias que dan forma al mundo”, informó que “Más de seis de cada diez estadounidenses (63%) preferirían que el ganador de las elecciones presidenciales fuera la persona que obtenga más votos a nivel nacional. Aproximadamente un tercio (35%) está a favor de mantener el sistema del Colegio Electoral, según una encuesta realizada a 9.720 adultos entre el 26 de agosto y el 2 de septiembre de 2024”.

Esa sociedad está en transición; redefiniendo poco a poco, década por década, su cultura a una más incluyente y tolerante ante los grandes retos que la humanidad como conjunto viene experimentando. Esa redefinición de la cultural política, expresadas en las encuestas sobre el Colegio Electoral, invariablemente, irá rediseñando todas sus esferas de influencia y, consecuentemente, irá redefiniendo su cultura económica y financiera. En el escenario más amplio y transcendental ese cuestionamiento sobre el proceso electoral es más favorable y significativo. Pero todos los grandes cambios humanos, sociales y políticos toman mucho tiempo y el camino que queda seguirá siendo áspero y peligroso, lleno de amenazas y retrocesos.

¿Dónde está el peligro y la posible definición de los comicios del próximo martes?: La elección de Donald Trump y todo lo que representa producto de un sistema disfuncional y anacrónico como los Colegios Electorales. Esto es causa del desinterés y la apatía de grandes sectores de la población en participar de un proceso que no da muestras de que pueda seguir allanando el camino hacia el cambio que la mayoría espera, Sería un retroceso elegirlo y puede ser peligroso para todos.

La consistencia en el voto popular de las últimas ocho elecciones coloca a los Estados Unidos en una posición en donde esa sociedad reta el modelo electoral y trata de definir su futuro con miras a ese más justo e inclusivo sentido de sociedad. Si la oportunidad se presenta, debe hacer lo posible por avanzar y no retroceder. Eso se lora cambiando el modelo para ingresar al siglo XXI con verdadera democracia.