Las lluvias torrenciales nos han recordado una vez más lo vulnerables que somos como seres humanos a la furia de la naturaleza. Estos últimos días, Panamá ha sido víctima de una emergencia climática y las autoridades ya han reportado al menos 5.000 afectados y ocho fallecidos: el interior ha sido el lugar con más daños. Ante esta lamentable realidad, es importante reconocer la inmensa solidaridad de la población, no solo en los lugares perjudicados sino en cada rincón del país. Los voluntarios, organizaciones y diferentes entidades se han volcado a colaborar en todos los centros de acopio creados por el gobierno. La ayuda ciudadana ha sido crucial, y por esta razón es necesario ensalzar la influencia de valores como el compromiso colectivo, que tan bien hacen a la sociedad. Rescatar lo que verdaderamente somos como panameños nos debe enorgullecer por lo significativo que es en estos momentos en los que imperan las divisiones y el individualismo. Un país resiliente y unido será capaz de superar esta o cualquier crisis que se avecine. Pero un país solidario también necesita respuestas oportunas de quienes lo conducen.

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