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Aurelio Fiengo, un panameño en la historia del boxeo latinoamericano
- 31/10/2022 00:00
- 31/10/2022 00:00
El boxeo panameño es de las actividades que han estado con nosotros desde mucho antes de que fuéramos república, con las construcciones del ferrocarril, primero, y luego del Canal interoceánico, por lo que llegó a nuestras tierras un sinfín de personas.
Es decir, que no es de gratis que el boxeo gozara de una fama ganada en el pasado y que hoy, a pesar de los magros resultados, todavía subsiste en el ámbito internacional.
La actividad boxística trajo consigo, como dije, a un grupo de personas, algunas para ser púgiles, otras para tratar la parte administrativa o actuar como entrenadores y oficiales.
La clase siempre perdura y, en estos casos, así como logramos peleadores de primer mundo hace una centuria y otros grandes exponentes a partir de los años 60, también contamos con otros interesantes personajes.
Esta lista no es extensa y, sin ir muy atrás, mencionamos a quienes hicieron gala de trabajo, disciplina y prestancia, como fue el caso de Elías Córdova y Rodrigo Colón Sánchez, quienes llegaron a ser presidentes de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
A este grupo habría que añadirle otros nombres que dejaron su huella, como es el caso de Aurelio Fiengo, quien por casi cinco décadas colaboró con el boxeo nacional y desde principios de los 90 fue directivo de la AMB.
Fiengo es actualmente presidente de la Federación Latinoamericana (Fedelatin), organismo que ha impulsado la carrera de decenas de púgiles, y de otros tantos que han ganado un título mundial.
De este dirigente panameño es de quien nos referiremos en el artículo de hoy.
Fiengo llegó a la Comisión de Boxeo de Colón de la mano del periodista Edgardo López Grimaldo, en ese momento presidente de la entidad y quien lo invitó a trabajar en ella.
Eran mediados de los años 60, cuando el boxeo local estaba en su efervescencia, aunque esto no se reflejara en los más importantes círculos internacionales.
“Mi amigo López Grimaldo me invitó a pertenecer a la Comisión de Boxeo de Colón, propuesta que acepté”, recordó.
“En esos años- señaló Fiengo- Colón dominaba la actividad en la arena 'Panamá Al Brown', con cartillas que siempre se llenaban y donde los fanáticos gozaban tanto, que coreaban los golpes, lo que animaba a los boxeadores”, explicó.
“Otros puntos importantes eran que la estación del tren estaba a escasos dos calles de la Arena, y que las cartillas eran no más de seis combates; terminaban temprano y la actividad comercial nocturna se beneficiaba”, añadió.
Edgardo López había sido nombrado presidente de la Comibox en 1966, pero seis meses después de conformar su equipo se quedó sin tesorero, por lo que recurrió a su ex vecino y amigo de infancia para llenar la vacante.
En un principio Fiengo no aceptó la oferta -refirió López- porque “no era aficionado al boxeo”, pero luego de un tiempo, cambió de idea y pasó a formar parte de la Comibox como tesorero.
“Fiengo era una persona muy seria, parecía un viejito a pesar de ser tan joven, muy trabajador y un día me dijo que aceptaba”, dijo López.
Uno de los aspectos que más impresionó a López fue el entusiasmo y empeño que puso su amigo en aprender todo sobre el boxeo, desde los reglamentos locales hasta de las organizaciones internacionales.
“Notaba que estaba estudiando lo que no sabía de boxeo, hasta lo más mínimo, además de las reglas de la AMB y del Consejo, que tenía pocos años de haberse creado”, precisó.
Efectivamente, Aurelio Fiengo aprendió la letra menuda del mundo del boxeo, lo que le permitió estar vinculado a esta actividad, en el plano local, hasta el 2013, cuando discrepancias con el director de Pandeportes lo alejaron de la Comibox.
El trabajo que desempeñó como presidente y, en ocasiones, como un miembro más de la Comibox, se vieron reflejados en la consecución de un terreno en la comunidad de Arco Iris en 1998, donde se construyó lo que actualmente es la 'Academia de Boxeo Ismael Laguna'.
Asimismo, apoyó la celebración por primera vez de una pelea de título del mundo en Colón en 2001, donde la colonense Ana Pascal alcanzó la faja de las 140 libras, y años después gestionó una pensión para ella con las autoridades.
También influyó en la clasificación de algunos púgiles locales, sobre todo colonenses, y de su posterior oportunidad por un cinturón del mundo.
Otro de sus aportes fue el estrecho trabajo que hizo con el boxeo aficionado, consciente que es la principal plataforma de la actividad profesional, realizando decenas de funciones con el patrocinio de la empresa privada.
“Creo que hice mi parte, pero si se desea mejorar el boxeo en Panamá, debe apoyarse a los jóvenes que desean incursionar como aficionados”, sostuvo.
Fiengo ha participado en varios comités en la AMB, pero indudablemente los más importantes fueron como miembro del comité de clasificaciones y presidente de la Federación Latinoamericana.
La Fedelatin se fundó en 1978 en una reunión en el Hotel Soloy, presidida por el entonces presidente Fernando Mandry Galindez, y desde esa fecha hasta 1993, la organización tuvo varios presidentes.
En esos primeros años, los títulos eran conocidos como campeonatos Latinoamericanos, pero una vez la organización se fortaleció, bajo su paraguas se crearon, además, los cinturones Fedebol, Fedecentro y Fedecaribe.
“Mi turno llegó en forma inesperada en Colombia en 1993. Como tengo una letra muy bonita, quedé apuntando y dirigiendo la parte que me correspondía. En un momento dado, el Ing. (Gilberto) Mendoza me dijo: 'tú vas a hablar por todo el resto de la gente' y quedé como presidente”, detalló.
“Presidir Fedelatin me obligó a superarme. Debo mencionar que recibí mucha ayuda de formación, en materia de boxeo, de Mendoza padre, del Dr. Elías Córdoba, del Dr. Virgilio Aizpurúa y de Rodrigo Sánchez”, destacó.
Según las estadísticas de la Fedelatin, entre 1978 y 1993 solo se logró coronar a un campeón mundial, que fue el boricua Víctor 'Luvi' Callejas; y de 1993 a la fecha, un total de 76 monarcas latinos alcanzaron el máximo galardón.
“Tuve mucha ayuda de las directrices que se discutieron y plasmaron en directorios, para ejecutar un plan de acción que mejorara la calidad de los boxeadores de la región latina”, aseveró.
“No extrañé no estar involucrado en el boxeo local, cuando me tocó irme, aunque le tomé mucho cariño a nuestros púgiles, algo que aprendí de Isaac Kresh, de quien siempre me motivó la forma en que trataba a sus pupilos”, concluyó.