Una ideología patriótica

Actualizado
  • 14/09/2024 00:00
Creado
  • 13/09/2024 19:19
El político debe ser un hombre consagrado al servicio público y su misión es velar por la democracia y la participación política de todos los panameños
El 15 de enero de 1980, el doctor Carlos Iván Zúñiga Guardia participó en la Jornada de Orientación Política, organizada por la Unión de Ciudadanas de Panamá. En esta oportunidad presentamos extractos de esta histórica intervención donde participó en representación del Movimiento Independiente Democrático.

Es una feliz iniciativa, porque en nuestro país desde hace ya muchos años hace falta la conversación política, sobre todo durante los últimos once años, que se ha creado una especie de actitud de rechazo a la cuestión política y, básicamente, al político. Se ha dicho tanto sobre los políticos que son muy pocos los hombres que se quieren definir como políticos. Este acto de hoy es una contribución al resaltamiento del hombre político. Yo diría, como dicen en otros países, de la clase política. El político es un profesional, el político es un hombre consagrado al servicio público, la más noble de todas las funciones, como que es aquella que está puesta, digamos, al servicio de la comunidad, de la sociedad. De tal manera que, en este país, lamentablemente, se ha creado una especie de efectiva conciencia antipolítica porque se ha querido hermanar la condición del político con la condición de lo deshonesto, y sabido es que hay de todo en la viña del Señor y así hablando de modo simplista, y máxime porque esta conferencia también se está transmitiendo a niveles populares, así en términos simplistas, de todo hay en la colectividad. Así como hay abogados buenos, también los hay de otra índole, y médicos buenos y de otra índole, y profesores buenos e igualmente profesores que no reúnen las características éticas necesarias para llevar a cabo su sacerdocio o su función. De tal manera que este acto me parece que es plausible, así se ha entendido, y con ese criterio, con ese fundamento estamos aquí presentes.

Nuestro objetivo es luchar en lo nacional por la conquista real de nuestra liberación, por el pleno ejercicio de la soberanía, por el respeto a nuestra integridad territorial, por la preservación de nuestro patrimonio económico y cultural, por la explotación racional, científica y en beneficio del país de nuestras riquezas naturales y contra todas las formas de intervención extranjera.

Propugnar por un auténtico sistema democrático y representativo, que garantice la efectiva participación política de todos los panameños en la solución de los problemas del país, de manera que impere el mandato de las mayorías y el respeto a las minorías y en el que, además, los órganos ejecutivo, legislativo y judicial desempeñen sus funciones de manera independiente, armónica y equilibrada. Creemos en el desarrollo y expresión de las organizaciones populares, en la pluralidad ideológica como el medio más eficaz para el pleno ejercicio de las libertades democráticas y en la alternabilidad en el poder que impida el continuismo y la permanencia de los gobernantes contra voluntad popular.

Aspiramos a la creación de un nuevo orden económico, tanto en lo nacional como internacional, que establezca las estructuras para el logro de una sociedad justa, donde sea efectiva la igualdad de oportunidades, el pleno empleo, la seguridad social, la equidad en el reparto de la riqueza nacional y en la que, sobre la base de una verdadera planificación económica, el Estado regule y garantice, por una parte, el desarrollo nacional, las funciones económicas que se consideren prioritarias, la satisfacción de las necesidades primarias en la vida social; y por la otra, aliente la iniciativa de los particulares en las actividades productivas.

En el aspecto social, propugnamos por la instauración de una verdadera justicia social, fundamentada en un orden jurídico idóneo y estable, sin fueros ni privilegios, de manera que se obtenga la estructuración de una sociedad equitativa en la que se valore el trabajo manual, artístico, intelectual y científico, como actividades indispensables y complementarias para el desarrollo del país.

En lo educativo, buscamos un sistema educativo basado en la ciencia, la tecnología, la cultura, el humanismo y el respeto por los valores superiores; de manera que se garantice la formación integral del estudiante panameño. El sistema educativo debe tender también, a formar hombres éticos, críticos, sicológicamente maduros frente al reto futuro que se le presenta a la humanidad, defensores irreductibles de la libertad y de la democracia, comprometidos en la lucha por una conciencia humanista y por una patria que se inspire en nuestros valores históricos.

Las instituciones universitarias, como centros de instrucción y formación tienen una función orientadora y formadora que deben cumplir a cabalidad. Estas deben propender también a destinar más de su tiempo y de sus recursos a la investigación y capacitación científicas de interés nacional, teniendo presente la estrecha vinculación y apoyo que debe existir entre las universidades y la Nación, por estar éstas al servicio del país.

En lo concerniente a la salud, considero indispensable destinar una mayor porción de los recursos económicos y humanos a la solución de los problemas de salubridad y saneamiento del país, haciendo énfasis en los aspectos nutricionales y alimenticios, profundizando la medicina preventiva y dándole a la asistencia médica un contenido social, estableciendo también programas expansivos de salud, de amplia base, con el objetivo mínimo de detectar y erradicar las enfermedades, aspectos éstos que son prioritarios en el campo de la política nacional. De otro lado, estima igualmente esencial motivar profesionalmente a los médicos y trabajadores de la salud, así como a la comunidad, en las soluciones propuestas.

En lo concerniente a la vivienda, conceptúanos indispensable la estructuración de un plan científicamente concebido que, tomando en cuenta la explosión demográfica, las necesidades sociales y las urbanísticas, resuelva, a corto y largo plazo, el gran déficit habitacional que afecta al pueblo panameño.

En lo tecnológico, entendemos que el futuro del país y de sus habitantes depende de que se logre reducir la brecha tecnológica que nos separa de las naciones desarrolladas. Por ello, aspiramos a que la Nación aproveche los avances tecnológicos de hoy y los aplique racional y eficazmente, a la par que, motivando la creatividad y orientando la educación, luche por alcanzar el dominio científico para que sea menos dependiente. El dominio de la tecnología garantizará la creciente independencia en el campo agroindustrial.

En lo industrial y comercial, consideramos que es necesario incentivar la producción industrial como una de las vías para alcanzar el desarrollo y garantizar la creación de empleos. A la vez, el Estado debe asegurar que la producción satisfaga y atienda las demandas populares en calidad y precios, y velar porque la industria nacional se robustezca, activando la comercialización de productos nacionales, racionalizando las importaciones y liberándola de competencias ruinosas e inmorales amparadas en el contrabando y la especulación.

En lo concerniente a la Política Fiscal y las Finanzas Públicas lucharemos por la adopción de una política fiscal que sea instrumento del desarrollo nacional, de una adecuada y justa distribución de la riqueza y contrarrestadora de los cambios cíclicos en la economía, y no que tenga el mero objetivo de aumentar la recaudación fiscal. De igual manera velará por la racionalización eficaz del gasto público y por la erradicación de la corrupción burocrática, así como propenderá por la revisión de aquellos tributos que inciden negativamente en la economía de los hogares humildes y que repercuten sobre todas las actividades económicas.

Es necesario, también, que la Contraloría General de la República cumpla la tarea que, como fiscalizadora de todo gasto público, le señala la Constitución Nacional; al tiempo que resulta urgente crear una Fiscalía de Cuentas que investigue el enriquecimiento y las formas ostentosas de vida de los funcionarios públicos, incompatibles con el nivel de sus salarios.

En lo relativo al trabajo, consideramos que siendo el trabajador quien hace posible la producción nacional, toda la política laboral debe orientarse hacia la dignificación, capacitación y motivación social del empleado, de manera que éste deje de ser sólo un instrumento en la economía. Lucharemos, entonces, por un sindicalismo fuerte e independiente, por la elevación de la capacidad técnica del trabajador que le permita hacerlo partícipe de las decisiones empresariales; por la estabilidad racional en el empleo, por el establecimiento de una política social que logre pleno empleo de la mano de obra nacional; por el incremento de la participación de los trabajadores en la riqueza del capital; por una clase obrera y campesina libre y dinámica, que actúe en función del desarrollo nacional y no en base a direcciones verticales u oficialistas.

Propugnaremos por la estabilidad racional del trabajador en el empleo, como una medida económicamente sana porque con ella se aumenta la capacidad de adquisición del obrero; aumento que a su vez le dará participación económica activa en el desarrollo nacional. En suma, empresarios y trabajadores deben ser instrumentos eficaces de superación nacional.

En la política internacional, aspiramos a desarrollar una política exterior con todos los países del mundo, respetuosa de los principios de independencia, no intervención y autodeterminación de los pueblos, que tenga entre sus metas la explotación de los recursos naturales en beneficio de éstos. Considera, asimismo, que la política internacional panameña debe ser no alineada ni comprometida con los polos de poder y realmente combativa frente a las dictaduras y los imperialismos.

También denunciaremos los Tratados Torrijos-Carter, porque éstos no han resuelto las causas de conflicto entre Panamá y los Estados Unidos ya que, entre otras cosas, han renovado la perpetuidad, han legalizado la permanencia de las bases militares y el país no deriva del canal los beneficios económicos que ameritan su aporte, además de que le fueron injustamente impuestos a la Nación mediante un plebiscito amañado y fraudulento, y sin que las reservas, condiciones y enmiendas del Senado norteamericano fueran aprobadas de conformidad con el proceso constitucional panameño.

Publicado en el libro Jornada de Orientación Política, págs.77-83

...en este país, lamentablemente, se ha creado una especie de efectiva conciencia anti política porque se ha querido hermanar la condición del político con la condición de lo deshonesto...”

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