Ordenamiento territorial en Panamá, una promesa eterna

Actualizado
  • 12/05/2023 10:15
Creado
  • 12/05/2023 10:15
A mediados de 2021, el Consejo Municipal aprobó la implementación del primer plan de ordenamiento territorial del distrito capital, una medida que ha tardado en concretarse
La ciudad de Panamá, una urbe que busca tener un ordenamiento.

La necesidad de establecer un plan de ordenamiento territorial (Plot) en Panamá no es nueva. A través de los años, diversas iniciativas han propuesto estrategias para que el distrito capital logre armonizar su legislación con las acciones urbanísticas y el bienestar de la ciudadanía en general, en pro de un modelo de urbe sostenible y bien estructurada, que priorice el desarrollo social de sus pobladores.

Unas propuestas que, a juicio del arquitecto, urbanista y catedrático Álvaro Uribe, no se han podido desarrollar por la falta de voluntad política de los gobernantes del distrito capitalino.

“Panamá nunca ha tenido un Plot, porque no tenemos una institucionalidad que tenga la capacidad de conjugar los esfuerzos necesarios para hacerlo, pues armonizar las dimensiones sociales, ambientales y económicas que requiere ese plan, con instituciones sectorizadas que no se comunican entre sí, es muy difícil”, declara Uribe en entrevista con este medio.

“Si no desarrollamos los planes de uso de suelo que teníamos a finales de la década de 1990, cómo vamos a desarrollar un ordenamiento territorial, que es más abarcador”, analiza el especialista, quien ha seguido de cerca el desarrollo de la ciudad a través de los años.

El 30 de marzo de 2021, el Consejo Municipal aprobó la implementación del primer plan de ordenamiento territorial en el distrito de Panamá, una planificación que no se comenzó a desarrollar inmediatamente pues se acordó establecer dos años de consultas ciudadanas, antes de la entrada en vigor de la ley.

“Este plan se hizo hace tres años y se le entregó a la administración municipal anterior (José Isabel Blandón), pasó a la que tenemos actualmente (José Luis Fábrega), la cual se demoró un año en aprobarlo y cuando lo validó le puso la condición de que entrara a regir dos años después, para que cualquier proyecto que hubiera en el camino no sufriera las consecuencias de tener que modificar cosas”, relata Uribe.

El problema, según el urbanista, es que cuando se cumplieron los dos años, la administración municipal pidió una extensión de tres años más, la cual se redujo a seis meses, tras un intenso debate en el Consejo Municipal, y fue aprobada esta semana.

“Ellos no quieren aplicar ese Plot”, afirma el arquitecto, quien considera que, en seis meses, cuando empiece el peso de la campaña electoral, va a ser muy difícil que ese plan siquiera se discuta.

Sobre la extensión del periodo de consultas, Tomás Sosa, director de Planificación Urbana del Municipio de Panamá, dijo a La Estrella de Panamá que se debe a las secuelas que trajo consigo la pandemia. “Durante los dos años de pandemia a muchos contratistas e inversionistas les fue imposible impulsar sus proyectos, ahora que se comenzaron a reiniciar, se decidió hacer una extensión de seis meses para hacer sus observaciones”, alega el funcionario, quien confirma que originalmente habían solicitado extender la etapa de consultas por tres años.

Pese a esto, Sosa asegura que el Plot está en vigencia desde hace un año y que el periodo de consultas no ha afectado su funcionamiento. “El plan está totalmente en vigencia y las personas que van a hacer algún proyecto se tienen que regir por él”, dijo el también arquitecto.

“En caso de que la persona que está desarrollando el proyecto de construcción vea en el Plot algo que no está bien, tiene la oportunidad de enviar una nota exponiendo su perspectiva y la revisamos”, comenta.

En relación con la demora en su aplicación, el funcionario relata que se licitó en el gobierno anterior (2014-2019) y cuando llegó el cambio de gobierno ya estaba en su fase final, pero con el nuevo gobierno (2019-2024) se extendió más para hacer otros ajustes. El problema vino con la llegada de la pandemia, pues según Sosa, esta ocasionó que el plan quedara detenido, dado que no había proyectos a desarrollar, hasta el año pasado, cuando se le dio la revisión final y se aprobó.

“El periodo de consulta solo se extenderá seis meses, ya no más, por si acaso hay algún gremio o persona que desee dar su opinión”, afirma.

La vulnerabilidad institucional

“El Municipio de Panamá es uno de los más endebles de América Latina”, cataloga Uribe, quien comenta que en otras ciudades de nuestra región, proyectos como el Metro, el desarrollo de las compañías de transporte y los Plot, son desarrollados por la alcaldía, no por el gobierno nacional.

“Al desconcentrar estas funciones en diferentes sectores que no se comunican entre sí, todo se vuelve caótico”, añade.

Uribe plantea que el Municipio debe ser una instancia que unifique todos los criterios para el desarrollo orgánico de la ciudad, pues se supone que está directamente vinculada con las problemáticas de la urbe capital. El problema es que su condición actual hace necesario que se fortalezca, algo para lo que puede ser útil el plan de ordenamiento territorial.

Si se consigue aplicar lo establecido en el Plot, la ciudad de Panamá se encaminaría a un escenario de “sostenibilidad, que ofrezca una alta calidad de vida”, Acuerdo Municipal N°61, que aprueba el Plot.

Se trata de un modelo de ciudad que sería respetuoso con el medio ambiente, estaría preparado para afrontar desastres naturales, disminuiría considerablemente el nivel del tráfico, favorecería el desarrollo de un mejor transporte público, escalaría a un mayor nivel de accesibilidad, e impulsaría el desarrollo económico, según establece el artículo 6 del acuerdo municipal.

El problema, según Uribe, es que en la capital hay “terror por la planificación”. “Los planes ya existen, pero tienen miedo de ponerlos en práctica, porque eso va a terminar por afectar intereses particulares, que son defendidos por las autoridades”, asegura.

“Muchas de las autoridades están en sus cargos para defender esos intereses, no están pensando en el interés colectivo... como dice Guillermo Chapman es una economía de amiguetes”, concluye el catedrático.

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