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- 19/05/2024 00:00
Uso responsable de la inteligencia artificial
“Esta que llaman por ahí Fortuna, es una mujer borracha, y antojadiza, y sobre todo ciega, y, así, no vee lo que hace, ni sabe a quién derriba ni a quién ensalza”. Miguel de Cervantes Saavedra en su obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, revoluciona el mundo de la literatura, como hoy lo hace la inteligencia artificial (IA).
La IA ha traído consigo múltiples beneficios, pero también genera mucha incertidumbre en la sociedad, quienes cuestionan su responsabilidad ética, su uso responsable, inclusivo, confiable, transparente, la privacidad y seguridad de los que interactúan con esta herramienta. Por lo que es necesario y urgente que Panamá, regule el manejo de la inteligencia artificial garantizando el uso ético, para optimizar el procesamiento de información de datos sin que se vean vulnerados los derechos fundamentales de las personas, como la dignidad humana, la vida, la salud, la privacidad y la libertad de expresión responsable que son la clave para su convivencia pacífica de manera exitosa entre las personas y las nuevas tecnologías.
La idea básica es lograr que esta fortuna que hemos tenido con la aparición de la IA, que cada día más impacta nuestra sociedad y tendrá una incidencia robusta en los derechos fundamentales de las personas, se vea interelacionada con el desarrollo de algoritmos inteligentes, participen las autoridades públicas y se obligue legalmente a que todos los sistemas de IA, sean sometidos a procesos de verificación y validación.
La trazabilidad juega un papel importante, ya que es la “aptitud apropiada para rastrear la historia de las aplicaciones o la localizaciones de una entidad mediante indicaciones registradas”. Una IA basada en un enfoque de derechos humanos debe poder explicar, paso a paso, las operaciones técnicas que realiza desde el inicio hasta el fin de un proceso determinado para garantizar que sean entendibles y se pueda dar seguimiento en tiempo real, para la toma de decisiones algorítmicas de forma inteligente.
Uno de los desafíos éticos más importantes, es garantizar la transparencia y rendición de cuentas en los sistemas de inteligencia artificial, ya que a menudo, las decisiones tomadas por algoritmos de IA son difíciles de comprender para los profesionales y es importante que las empresas trabajen en la creación de sistemas transparentes y comprensible, donde los procesos de toma de decisiones de la IA sean auditables, se puedan rastrear y obtener resultados óptimos.
Esto implica también establecer políticas claras de gobernanza de la IA, designar responsables, desarrollar mecanismos de supervisión para evaluar y abordar los riesgos éticos asociados con su uso y una constante rendición de cuentas para generar confianza en el uso de la IA y demostrar un compromiso continuo con la ética.
Para concluir nos queda claro que la IA, ha llegado para transformar de manera disruptiva la forma en que los usuarios operan, generan valores y con su rápido avance potencial surgen desafíos éticos que requieren nuestra atención y nos invita a plantearnos regulaciones legales que regenten su uso responsable sin vulnerar derechos fundamentales.
“Así como Don Quijote perseguía sus sueños más audaces, la IA hará realidad lo que nos parece inalcanzable”.