• 30/03/2025 00:00

Urge un sistema de monitoreo nutricional

En los años 90, el Minsa emitió un informe sobre el consumo excesivo de grasas, pero no proporcionó información sobre tendencias que pudiera confirmar la necesidad de un cambio en la dieta

Desde hace mucho tiempo hemos hecho reiteradas solicitudes a las autoridades del Ministerio de Salud para implantar un sistema integral y coordinado de vigilancia de la salud nutricional, que pueda proporcionar datos precisos y oportunos sobre el estado nutricional de los panameños. La historia de años de falta de respuesta a estas llamadas es un caso bien documentado en mis publicaciones. Porque a pesar de los censos de salud del Minsa y de las actividades de recopilación de datos por la Contraloría General de la República y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario, estos esfuerzos siguen siendo inadecuados y es probable que lo sigan siendo a menos que exista un nuevo enfoque más efectivo de buscar, investigar, analizar, evaluar y divulgar información sobre la salud nutricional de la población.

Todos los años los diputados de la Asamblea Nacional y las autoridades del Gobierno Nacional se jactan de crear leyes para beneficio del país, pero ninguna de esas leyes ha ayudado a mejorar la salud nutricional del país. Ni el Minsa, el MIDA o la CGR han hecho mucho para mejorar el alcance y la coordinación de sus encuestas nacionales, y hasta ahora ninguna ha presentado propuestas que sirvan para tal propósito.

A menudo se olvida la necesidad crítica de datos dietéticos en los que basar el desarrollo de políticas, programas y asignaciones de recursos de nutrición. Nuestra experiencia nos proporciona evidencia sustancial de que es poco probable que las barreras actuales para la recopilación de datos se superen sin una propuesta contundente a nivel gubernamental.

En los años 90, el Minsa emitió un informe sobre el consumo excesivo de grasas como una prioridad nacional para el cambio dietético. Sin embargo, el informe no proporcionó información sobre tendencias en el consumo de grasas que pudiera usarse para confirmar la necesidad de un cambio en la dieta o como base para la evaluación de estrategias de intervención. Esta omisión no fue un mero descuido. Esperaron casi diez años para preparar un informe meramente informativo porque los miembros del comité redactor del Minsa no llegaron a un consenso sobre la importancia de los datos disponibles, ni tampoco proporcionaron información suficiente para sacar conclusiones científicamente válidas sobre las tendencias a lo largo del tiempo. Y lo peor es que la parte sobre la necesidad de establecer un permanente monitoreo fue eliminada del informe final.

En otras palabras, el Minsa presentó un informe cosmético sobre hallazgos importantes, pero a los cuales no se les pudo extraer inferencias a largo ni a corto plazo. Pregunto, ¿cómo es posible que las principales encuestas de salud y nutrición en el país no proporcionen información sobre las tendencias dietéticas? Los datos de disponibilidad de alimentos del MIDA y los datos de ingesta dietética de la CGR y el Minsa se recopilan en encuestas que utilizan métodos distintos para recopilar diferentes tipos de información de grupos disímiles de personas. Al igual que las manzanas y las naranjas, sus resultados no se pueden comparar.

Por un lado, el MIDA desde 1972 ha recopilado información sobre la disponibilidad de alimentos a partir de estimaciones anuales de las cantidades de productos alimenticios producidos y comercializados en Panamá. Los datos se divulgan como una serie histórica y con actualizaciones periódicas. Estos datos están siempre disponibles a nivel mayorista y minorista, pero sin corrección por desperdicio, pérdidas, componentes no comestibles o cantidades que se dan a los animales. Tampoco están corregidos por variaciones en el uso por subgrupos de población. Por lo tanto, los datos de disponibilidad brindan sólo una indicación indirecta de la ingesta dietética y están limitados en las formas en que pueden interpretarse.

Por otro lado, la ingesta dietética es evaluada por la CGR y el Minsa a través de su Encuestas de Hogar y Censos de Salud, respectivamente. Los datos de hogares se publican casi todos los años, mientras que los Censos de Salud son menos periódicos. Debido a que la CGR y el Minsa difieren en las poblaciones de muestra, las bases de datos de composición de alimentos y los métodos de recopilación de datos, sus resultados no pueden usarse para sacar conclusiones confiables sobre los cambios en la dieta entre dos años específicos.

Los esfuerzos para resolver las diferencias metodológicas entre las diversas encuestas del MIDA, CGR y Minsa, deberían preocupar a las autoridades y diputados. Poco o casi nada de progreso ha ocurrido, precisamente porque no se sabe por dónde empezar. La necesidad apremiante de información confiable sobre las tendencias en la ingesta dietética, y la responsabilidad actual de las instituciones de producirla, exige cambios significativos en el sistema actual.

Es hora de insistir en que el sistema cumpla sus antiguas promesas. Urge un sistema efectivo de monitoreo que sirva para el control de la salud nutricional de los panameños. Una nueva legislación es un paso en la dirección deseable y necesaria.

*El autor es empresario, consultor en nutrición y asesor de salud pública
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