• 01/04/2025 00:00

¿Somos soberanos?: Aunque lo desaprobemos, seguimos en modo colonial imperial

Se dice que desde que la zona canalera y sus activos se recuperaron en 1999, el país ha alcanzado soberanía total. Empero, la tesis de algunos que reflexionamos sobre esta cuestión llegamos a una conclusión distinta, a saber, que aun cuando hemos recibido tales activos y el general Omar Torrijos condujo un proceso liberador de nuestra soberanía del colono-imperial específicamente, estadounidense, ha ocurrido que a partir de la muerte de este estadista hemos seguido en “modo colonial-imperial” (colonialidad) de forma tal que no hemos podido actuar plenamente soberanos ni independientes de este coloso ni de la corporatocracia imperial en general, lo cual se hace mucho más evidente en la coyuntura actual con la gestión impulsada por el presidente de EE.UU. hacia nuestro país y las respuestas de simulación de defensa de nuestro territorio y nuestros activos, por parte del gobierno del señor Mulino.

Efectivamente, en 1997, el tratado de libre comercio (TLC) con EE.UU. fue rechazado por sectores con intereses nacionales —sobre todo agrarios, industriales y laborales— principalmente por previsibles afectaciones a la economía y la soberanía territorial de Panamá. Observamos aquí, que en el inicio y el final de tales gestiones para aprobarlo estuvieron gobernando partidos políticos distintos tanto allá como acá. Los de allá, gobierno republicano proponiendo tal tratado y gobierno demócrata poniéndolo en práctica. Acá, siendo complacientes —por decirlo diplomáticamente— con los de allá, pero, a fin de cuentas, haciendo concesiones de nuestra soberanía e independencia en aspectos económicos alimentarios y de producción.

En el inicio y en el final del proceso de aprobación de dicho TLC, fueron gobiernos PRD los que participaron de ese papel complaciente. Rápidos para ratificar dicho tratado, a todas luces asimétrico, que lo hicieron en menos de la cuarta parte del tiempo que se tomó EE.UU., el mayor beneficiado de este acuerdo. Este, inició trámites en 1997 (gobierno de Ernesto Pérez B.); luego, fue retomado en 2006 y ratificado por el Gobierno de Panamá en 2007 (gobierno de Martín Torrijos) cuando en EE.UU. su ratificación fue en 2011 y puesto a operar desde 2012, con el gobierno Martinelli.

El resultado es expresado en la profundización enfermiza de una balanza comercial negativa, en la que se verifica que la importación de cereales (arroz incluido) se multiplicó más de seis veces entre 1996 y 2023; ni que hablar de la importación de combustibles fósiles que creció más de siete veces en el mismo período, hasta superar los $3.600 millones, siendo casi su totalidad, vinculados a EE.UU.

La inversión directa proveniente de EE.UU. no compensa el flujo de lo que se llevan desde Panamá, en rentas y en ventas por lo que nos exportan.

Pero, mientras EE.UU. nos sangra nuestra soberanía económica, alimentaria, de salud y hasta ambiental, nuestros gobiernos han pactado bajo la sombra acuerdos en el cual han hecho un trabajo doble de ejecutar acciones de dominación geopolítica militar desde nuestro territorio, así como “Acuerdo de Cooperación en Defensa y seguridad” (2004) o “acuerdos de asociación en materia de seguridad” (2011) y otros más recientes, en los que han venido haciendo una labor de control de las mentes (colonialidad del saber) de los integrantes de los estamentos de seguridad legalmente nacionales, pero en la práctica, puestos al servicio de los intereses de las instituciones de seguridad del mencionado Estado extranjero.

De esta forma, no se necesita mayor presencia de tropas de ningún colono imperial, cuando las “propias” actuarán siempre en función de tales intereses, como precisamente se ha evidenciado que lo han hecho desde 1990.

La inhabilitación del ejercicio pleno de nuestra soberanía también se expresa en la gestión del Canal de Panamá. ¿O no sabían ustedes que al final de cuentas, Panamá no puede establecer los precios (peajes) por pasar barcos de acuerdo con lo que dictan las mismas reglas del mercado y los intereses nacionales, sino de acuerdo con aquello que corresponde a los intereses de la corporatrocracia internacional, es decir, A grupos colono-imperiales? Por si no lo saben, nuestro Canal está subsidiando a la economía de los grandes negociantes del comercio internacional, por cuanto estos tendrían que gastar más de siete veces (según estimaciones de algunos economistas del negocio naviero) cualquier otra ruta empleada desde y hacia EE.UU.

Frente a los hechos evidenciados, ¿somos soberanos? En nuestra perspectiva, aunque lo desaprobemos, seguimos en modo colonial imperial.

*El autor es sociólogo, docente e investigador
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