• 26/01/2021 00:00

¿Posible solución?

“Titularizando los futuros dividendos de Codemin, […], la CSS podría recibir unos B/.30 000 millones para ser inyectados a las reservas del programa IVM […]”

En su informe a la nación, el pasado 2 de enero, el presidente Cortizo hizo una descripción de las dificultades confrontadas por su Gobierno, durante este convulsionado año de pandemia y puso en perspectivas las inversiones que cree pueden sacar a la nación del precario estado en que se encuentra. Admiro su optimismo, pero con que materialice la mitad de lo expuesto, para mí, sería un gran logro. Presidente, este país lo que necesita es el desarrollo de un megaproyecto que de verdad solucione, y es a lo que me voy a referir.

Le he estado dando seguimiento a las evaluaciones de las principales fuentes internacionales de financiamiento y muchas de ellas coinciden en que, para Hispanoamérica, la solución es la minería. A mediados de la década del 70 tuve la oportunidad de trabajar en el Consejo Ejecutivo de la Corporación de Desarrollo Minero Cerro Colorado (Codemin). El yacimiento de cobre Cerro Colorado es el más grande del mundo, aún sin explotar, que no prosperó debido a la mezquina oposición que le hicieron los mismos grupos políticos/económicos que se opusieron al tratado del Canal y, posteriormente, a su expansión.

Este es el activo más preciado y con mayor potencial que tiene la nación y su implementación no implica comenzar de cero, pues todos los estudios y evaluaciones reposan en el MICI, y solo necesitan ser actualizados. Con una producción anual estimada en 187 000 toneladas y al precio actual de $3.54 por libra, generaría ingresos que rivalizarían con los del Canal de Panamá. Como muestra, un botón. Minera Panamá, en la que no tenemos participación accionaria alguna y que solo beneficia al país con los empleos generados, los aportes a la CSS, una cuestionada e irrisoria regalía del 2 % y un valor agregado en servicios, está aportando un 3.5 % del PIB. Minera Panamá también ha demostrado que la explotación minera, a cielo abierto, es una actividad industrial cuyos daños pueden ser exitosamente mitigados. Mediante el uso de innovadora tecnología, han minimizado los riesgos de afectaciones medioambientales, contaminación de fuentes de agua, infertilidad de la tierra y en su zona, han combatido la pobreza, logrando cierto grado de inclusión social.

En su concepción inicial el proyecto minero de cerro Colorado fue estructurado de forma tal que el Estado tenía una participación accionaria del 80 % y la canadiense Texasgulf, un 20 %. La nueva empresa pudiese tener una composición similar y sería de justicia incluir a la población de la comarca Ngäbe Buglé, para que también lucren de la explotación de sus tierras. No me cabe la menor duda de que el proyecto despertaría el apetito del mercado internacional de inversiones, principalmente, en Canadá, Corea del Sur, EUA, y China.

El único impedimento para su materialización sería la “macarrónica” y deficiente legislación minera panameña, dirigida a la protección de los recursos minerales en esa zona indígena y a la explotación mineral en general. Es por ello que el estatus de Minera Panamá se encuentra, hoy, en un vergonzoso limbo jurídico que pone en peligro la seguridad jurídica de la nación. Sin embargo, si el presidente, como dijo, “se hace lo que haya que hacer”, encontraría que el proyecto tiene una ventana para su ejecución que es la Ley 41 de 1975, vigente aún, que creó Codemin y que le otorga el derecho al Estado, a través de una empresa mixta, explotar ese yacimiento.

Por otro lado, el 18 de enero comenzó el diálogo por la Caja de Seguro Social para el establecimiento de la hoja de ruta, principalmente dirigida a resolver el gravísimo problema del programa de IVM. Siempre se pensó que el déficit era de B/.15 000 millones, pero hoy se habla de B/.65 000 millones, Dios nos agarre persignados y ojalá los expertos y actuarios puedan determinar la cifra real.

Hace unos meses el economista E. Bazán propuso titularizar los dividendos que transfiere el Canal al tesoro nacional para captar B/.50 000 millones en mercados internacionales, propuesta no viable por razones constitucionales. Así las cosas, propongo utilizar este mecanismo financiero, en esta ocasión, sustentado con los ingresos que generaría la explotación de cerro Colorado. Titularizando los futuros dividendos de Codemin, que serían cedidos por 30 años a los potenciales inversionistas, a través de un fideicomiso, la CSS podría recibir unos B/.30 000 millones para ser inyectados a las reservas del programa IVM y resolver el problema. Tenemos un sinnúmero de economistas y financistas con la inteligencia y experiencia para estructurar este modelo y no es más que sacar el prospecto de inversión al mercado de valores, y tendremos, de seguro, múltiples interesados.

Presidente, un estadista es precisamente ese que hace lo que haya que hacer, pensando siempre en las futuras generaciones y no en las futuras elecciones, como lo hicieron los que lo antecedieron. Pase a la historia como el que se atrevió y resolvió el problema más grande y explosivo que tiene la nación.

Ingeniero y financista.
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