• 12/06/2024 00:00

Hernán Vergara y sus aportes a la cumbia panameña

Eran los tiempos en que el acordeón iniciaba su recorrido por la península y desde luego atrajo su atención. Con la práctica de este instrumento, desarrolló sus habilidades y se dio a conocer como compositor [...]

De acuerdo a John Carey, escritor británico y emérito profesor académico de inglés en la Universidad de Oxford, Inglaterra, “todo niño de escuela debería tener la posibilidad de pintar, modelar, esculpir, bailar, actuar y ejecutar todos los instrumentos de la orquesta, para saber si encontrará en alguna de estas actividades tanta alegría, plenitud y autoestima como otros han encontrado”. A lo expuesto por este señor, agregaría que no se trata de que el niño o aprendiz imite a los artistas, sino que aprenda de ellos, de sus técnicas y estilos para crear algo nuevo, utilizando su propia imaginación y creatividad.

Llevando el pensamiento del profesor Carey, a nuestras tierras de la región del Canajagua o a la mayoría de los pueblos de la geografía panameña; en tiempos pasados, son muy pocos los niños que tuvieron la oportunidad de desarrollar su talento en cualquiera de las artes, por falta de recursos y facilidades. Tenemos casos icónicos en la música, en la cumbia panameña; a la cual oriento este escrito.

Los que destacan, son los hijos de músicos, cuya enseñanza consistía en observar a sus padres ejecutando un instrumento; de allí desarrollaron prácticamente solos, sus habilidades y cualidades propias, casos de los violinistas, José de la Rosa Cedeño y sus hijos, Escolástico Cortez y sus hijos, José de los Santos Barrios e hijo, Manuel de Jesús González e hijo y Abraham Vergara y sus hijos.

Uno de esos casos, en la cumbia panameña, es el de Hernán Vergara, hijo de doña Mercedes Díaz, nacida en el corregimiento de Las Tablas y el recordado violinista y compositor del corregimiento de San José, quien nos ha deleitado con las ejecuciones y composiciones magistrales en su violín, Abraham Vergara. Esta pareja procreó a grandes artistas, artesanas, “canta alantes”, acordeonistas, bajistas, violinistas, tamboreros, cajeros y maraqueros.

Hernán Vergara, a quien sus seres queridos llamaban ‘Nan’, fue un hombre muy sencillo y extremadamente humilde. Su atracción por la música data de cuando su padre practicaba su violín; cuando dejaba de utilizar el instrumento, él lo tomaba y trataba de interpretarlo con el inconveniente de que era izquierdo; al observarlo su padre, lo convenció de practicar a la derecha y así lo logró.

Eran los tiempos en que el acordeón iniciaba su recorrido por la península y desde luego atrajo su atención. Con la práctica de este instrumento, desarrolló sus habilidades y se dio a conocer como compositor con su primera pieza musical, ‘Bajo el cielo de San José’. Fue pilar importante en la formación musical de su hermano Ulpiano, formando parte de su primer grupo musical. Organizó y dirigió su propio grupo musical, “Brisas del Canajagua”, de poca duración, pues no lo estimó rentable.

Lo atrajo el nuevo instrumento que algunos directores de conjuntos, como ‘Fito’ Espino, Ceferino Nieto y ‘Papi’ Brandao, comenzaron a integrar en sus grupos; me refiero al bajo eléctrico, instrumento que según mi humilde criterio le cambió lo auténticamente raizal a la cumbia panameña. Fue invitado por Dorindo Cárdenas, para que fuera bajista del “Orgullo Santeño”, convirtiéndose, en otra “piedra angular” de este famoso “conjunto escuela”, durante más de 23 años. No solo acompañó con su bajo las notas musicales del acordeón del “Poste”, sino que aportó innumerables composiciones musicales, entre ellas: “Tengo una esperanza”, “El líder panameñista”, “Fermina Ureña”, “Súplicas de amor”, “Jamás te podré olvidar” y “Lejos de ti”; muchas de ellas dedicadas a su esposa, por casi 40 años, Vilma Vergara. Su última inspiración fue, “Regreso al campo”. Compuso más de setenta exitosas cumbias, que fueron y son interpretadas por la mayoría de los conjuntos típicos panameños y colombianos. En mi catálogo de las 100 mejores cumbias panameñas del siglo XX mantengo a, “Bajo el cielo de San José”, “Margarita Vargas” y “Un recuerdo de la Palma”.

El orgullo santeño asistió a muchísimos eventos televisivos, ferias y grandes festivales, no solo en nuestro país, pues, fue con el grupo a Venezuela, Colombia, Estados Unidos y a otros países.

Difícilmente, un hijo puede competir y menos superar a un padre artista de la estatura de Abraham Vergara, como ejecutante de violín y compositor de cumbias panameñas, resulta injusto no reconocer que Hernán Vergara, no solo igualó y superó musicalmente a su padre, pues se destacó como violinista y compositor - como lo fue su padre - sino como acordeonista, bajista, guitarrista y magnífico cantante, es decir, fue un artista completo. Una de las mayores virtudes de este artista, fue la vocación de enseñar y apoyar a los artistas, como lo hizo con su hermano y su sobrina Dania María y con muchos otros, como su ahijado, el profesor Oscar Carrasco, quien siempre lo reconoce como su maestro y padrino musical. Su hijo, Miguel Ángel, sigue sus pasos como acordeonista.

El próximo 4 de agosto, Hernán Vergara cumpliría 89 años, pues nació en 1935 y falleció en diciembre de 2006.

El autor es escritor
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