• 08/07/2020 00:00

Educación desigual: deuda que pasa facturas a Panamá

Panamá, durante los últimos años, ha sido una de las economías más dinámicas de la región; pese a esto, continúa siendo una de las naciones con mayor desigualdad en América Latina.

Panamá, durante los últimos años, ha sido una de las economías más dinámicas de la región; pese a esto, continúa siendo una de las naciones con mayor desigualdad en América Latina. Estos importantes avances económicos registrados no se han plasmado, en la misma medida, en logros sociales, porque ocupa el tercer lugar de los países más desiguales de la región, según datos del Banco Mundial.

Esta elevada desigualdad y su persistencia están estrechamente relacionadas con los fuertes desequilibrios territoriales que existen en el país. Esto significa que el lugar de residencia, muchas veces, determina la condición socioeconómica y las posibilidades de acceso a bienes que garanticen cierta calidad de vida.

Un país que refleja evidentemente las grandes diferencias políticas, sociales y económicas que derivan un trato desigual y discriminación, y que podría ser consecuencia directa de la gran diversidad étnica, social y cultural que históricamente ha tenido.

La desigualdad es un problema social que se ve reflejado en la educación, considerada un factor esencial para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza; sin embargo, a pesar de que la educación es un derecho de todas las personas, en la práctica, no alcanza a todos los seres humanos por igual, afectando determinados grupos humanos en la accesibilidad de oportunidades educativas, y en consecuencia, se les impide superarse, integrarse a la sociedad y desarrollar sus proyectos de vida.

Como país debemos diseñar y discutir políticas públicas para modernizar y mejorar la función educativa, que permita atacar los problemas que deben ser atendidos, como la capacitación de los docentes. Hoy se hacen más evidentes problemas estructurales, como la falta de un plan de educación que vaya más allá de cinco años de Gobierno, deficiencias en las infraestructuras, la falta de tecnología y el escaso presupuesto para el sector educativo.

Todos los sectores de la sociedad debemos unirnos y caminar en esta vía, ya que sin personal capacitado no puede haber mano de obra calificada. El nivel de educación tiene mucha relación entre la calidad de empleo y la desigualdad en Panamá; en la medida en que los panameños aumenten las capacidades a través de la educación, se reducirán las desigualdades existentes.

La pandemia nos puso a prueba y mostró una vez más la gran brecha que existe en la educación, las clases virtuales a través de un ordenador tecnológico, nos dejó ver que no todas las personas pueden tener acceso a la educación virtual. Una educación que tiene marcadas las diferencias en las comarcas, donde niños tienen que caminar horas y sin haberse alimentado para que una sola maestra con gran vocación los atienda.

No permitamos que siga el Panamá de las dos regiones, donde la capital y la provincia de Colón concentran la mayor parte de las actividades económicas, mientras tanto el resto del país está sumergido en el abandono que genera exclusión.

Mejoremos la educación que es uno de los elementos que más influyen en el avance y progreso de personas y sociedades; nos brinda conocimientos, enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos enaltece como seres humanos.

Cuanto más educados estén nuestros niños, más rápido cerraremos la brecha de la desigualdad.

Licenciado en Periodismo.
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