- 13/04/2025 00:00
Defendamos la neutralidad del Canal y la dignidad de la patria
Me sumo en esta columna a las voces de los buenos panameños que rechazamos la presencia militar extranjera en nuestro territorio, concesión inaceptable que vulnera nuestra soberanía, riñe sin reparos contra la neutralidad del Canal de Panamá y lesiona la dignidad de nuestra Patria.
En ese sentido no podemos permanecer indiferentes ante la amenaza de toma de nuestro territorio, basada en argumentos falaces del supuesto amigo del Norte, y enfrentar con todas las herramientas diplomáticas disponibles, esta avanzada inadmisible. Nuestro Canal debe permanecer abierto al tránsito pacífico e ininterrumpido de buques de todas las naciones, en igualdad de condiciones, sin discriminación alguna.
Para comenzar, vale que recordemos que, la defensa diplomática de la soberanía nacional en Panamá tuvo como eje central la recuperación del Canal, controlado por Estados Unidos durante gran parte del siglo XX. Esta situación representaba una clara limitación a la soberanía panameña. En ese contexto —aprovechando el camino trazado por varias generaciones de patriotas, y bajo el liderazgo del general Omar Torrijos—, Panamá desarrolló en la década de los 70 una estrategia diplomática sólida, apelando a la comunidad internacional con el mensaje de que “el canal es panameño”. Esto culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, logrando la reversión total del Canal en 1999.
Este hecho reafirmó nuestro derecho a la autodeterminación, fortaleció el orgullo nacional, promovió la unidad del país, y nos comprometió con la defensa la dignidad de la patria, apelando al respeto y valor intrínseco que los buenos panameños le atribuimos a nuestra nación. Descubrimos —y no podemos olvidar— que nuestro país —su gente, su historia, su soberanía y sus principios— merece ser tratado con honor, respeto y autonomía, tanto por sus propios ciudadanos como por otros países. Sin respeto a la dignidad de la Patria, no habría ni soberanía ni neutralidad.
A lo externo, esta conquista, consolidó a Panamá como un actor soberano en el escenario internacional, demostrando que la diplomacia puede ser una vía eficaz para resolver conflictos históricos. Este logro sentó además un precedente importante para otras naciones en situaciones similares. ¡No podemos echar para atrás panameños!
Dicho lo anterior es obligatorio que retomemos y defendamos los puntos clave que se desprenden de la lectura del Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá, firmado entre Panamá y Estados Unidos el 7 de septiembre de 1977. Deben ser el Norte que guie nuestra posición para la defensa de la neutralidad del canal de Panamá.
El Tratado del Canal de Panamá establece los principios que rigen el uso y la gestión del Canal de Panamá. Estos principios incluyen la libertad de tránsito, la no discriminación, la neutralidad en conflictos y la defensa del Canal. Veamos brevemente qué significa cada uno.
Libertad de tránsito: Todas las naciones tienen el mismo derecho a utilizar el Canal, sin importar su poder político, económico o militar. El tránsito está garantizado para todo tipo de embarcaciones, siempre y cuando cumplan con las normas de seguridad y las regulaciones del Canal.
No discriminación: Las tarifas de peaje y otros cargos deben ser aplicados de manera equitativa a todos los buques. Todos los buques deben recibir el mismo trato en cuanto a tiempos de espera, remolcadores, practicaje y demás servicios necesarios para el tránsito por el Canal.
Neutralidad en conflictos: Ninguna nación beligerante puede utilizar el Canal para fines hostiles. El Canal debe brindar asistencia a cualquier buque que lo necesite, independientemente de su nacionalidad o de si está involucrado en un conflicto.
Defensa del Canal: Panamá es el principal responsable de la defensa del Canal y de garantizar su neutralidad. Estados Unidos conserva el derecho de intervenir militarmente para proteger el Canal en caso de amenaza a su neutralidad o a su funcionamiento.
Estos principios son de cumplimiento obligatorio para garantizar el funcionamiento neutral, eficiente y seguro del Canal de Panamá, promoviendo el comercio marítimo mundial, la paz y la cooperación internacional. Vale destacar que, a pesar de algunos desafíos y tensiones a lo largo de los años, los panameños —sin intervencionismo alguno— hemos sabido mantener la neutralidad efectiva del Canal de Panamá.
Al final, la clave para enfrentar cualquier intento para defender nuestra soberanía y enfrentar con éxito cualquier intento de Estados Unidos (o de cualquier potencia) de hacerse con el control del Canal de Panamá, es desarrollar una estrategia que combine diplomacia fuerte y valiente, diversificación económica, seguridad reforzada, movilización nacional e internacional, y una comunicación permanente y sincera con la población y la comunidad mundial.
Con estas medidas, Panamá puede asegurar que el canal siga siendo un activo estratégico del país sin interferencia extranjera.