‘El verdadero enemigo de Panamá es la corrupción y la impunidad’, Ulloa

  • 14/04/2025 00:00
Durante la homilía de este domingo de ramos, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, se refirió al tema de la corrupción y la impunidad

En una homilía marcada por un tono de profunda preocupación moral y patriótica, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, alzó la voz ayer domingo de ramos contra la corrupción y la impunidad que, según advirtió, están destruyendo los pilares de la democracia panameña.

Desde el púlpito de la Catedral Basílica Santa María la Antigua, ante una feligresía atenta y conmovida, Ulloa fue directo: “Como panameños, atravesamos días de desconcierto, donde la democracia se resiente. El principal enemigo de Panamá no viene del exterior. No es una potencia extranjera. El verdadero enemigo somos cada uno de nosotros, en la sociedad, en la familia, en los negocios, en la religión”.

La homilía, pronunciada en el inicio de la Semana Santa, no esquivó responsabilidades. “El verdadero enemigo se esconde dentro: es la corrupción y la impunidad”, dijo con firmeza el arzobispo, en una exhortación que ha resonado más allá de las paredes del templo.

Ulloa denunció cómo la corrupción “roba recursos que deberían ir a hospitales, escuelas y viviendas” y cómo convierte la política en un negocio, “y el poder en una puerta giratoria”. Criticó también la impunidad que permite que quienes traicionan al país salgan “caminando como si nada”, generando desilusión y desesperanza en la ciudadanía. “Eso hace sentir a la gente que ‘no vale la pena luchar’, porque ‘al final, todos hacen lo mismo’”.

El mensaje del arzobispo también fue uno de esperanza y reivindicación de la identidad nacional. “El pueblo panameño no es corrupto por naturaleza. Es valiente, trabajador, solidario. Y por eso duele tanto ver cómo algunos se enriquecen mientras muchos apenas sobreviven”, expresó con dolor, pero también con fe en la capacidad de transformación del país.

A juicio de Ulloa, la lucha contra la corrupción no puede limitarse al ámbito político. “Es también moral, espiritual, ciudadana”, subrayó. “Empieza en lo pequeño, en lo cotidiano, pero exige también un grito firme, una vigilancia activa y una conciencia despierta”.

En un momento especialmente simbólico de su homilía, Monseñor hizo un paralelo entre el clamor de justicia de hoy y el grito bíblico del pueblo que recibió a Jesús en Jerusalén: “En esta liturgia, el clamor de justicia, de dignidad y de respeto a la voluntad popular, se eleva junto al canto de ‘¡Hosanna!’”.

“No queremos seguir siendo espectadores pasivos de quienes manipulan el destino de la nación desde la comodidad o el privilegio”, afirmó. “Queremos, como aquel pueblo que salió a recibir a Jesús, ser protagonistas de un nuevo tiempo, donde la esperanza no sea sofocada por la corrupción ni la desigualdad, sino fecundada por la participación, el bien común y la verdad”.

La homilía de Monseñor Ulloa, lejos de ser un simple llamado religioso, se convirtió en un pronunciamiento cívico de peso, que invita a una profunda reflexión nacional en uno de los momentos más sagrados del calendario cristiano.

En su mensaje, la fe y la ciudadanía se entrelazan, como una misma voz que clama por justicia y renovación para Panamá.

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