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- 28/05/2024 00:00
Colonialidad o salud como derecho, la nueva contradicción
Para inicios de la república, los agentes de la cultura médica “moderna” o (neo) colonial basada en la perspectiva biomédica clínica (concibe que los problemas de salud son las enfermedades y estos son resueltos únicamente por las ciencias naturales), cultivada en los países dominantes coloniales, cuestionaban la forma de estructurar los servicios basados en la filantropía y en la iniciativa de actores sociales privados de la comunidad, por considerarla insostenible; para eso estaría el apoyo fundamental del Estado. Esto último no significaba, necesariamente, convertir a estos servicios médicos privados en propiedad estatal, sino convertirlo en beneficiario directo de su financiación.
Se conoce de críticas de políticos liberales hacia los patronatos vistos como ineficaces en la protección de la población; como en el caso del hospital de Caridad de David; se acusaba que: “aunque el médico oficial visite los asilados nada consigue en beneficio de ellos, una vez, que faltan medicamentos que poderles propinar”, (El Fumigador, 1º/abril/1910).
Una década después, el estado de corte liberal, otorgaba medicamentos gratis a los médicos oficiales, (Ecos del Valle, 7/dic/1923). Algunos de estos “médicos oficiales” eran a la vez propietarios de farmacias, hacia las que desviaron productos farmacéuticos que contribuyeron a la acumulación originaria de capital de algunos de los oligopolios farmacéuticos criollos de hoy.
Para la década de 1940, se funda la Caja de Seguro Social (CSS), aunque sin asumir realmente la “cobertura de salud”, siendo que, durante unos 25 años, la dirección de salud, antesala del ministerio de Salud, le cubría esa responsabilidad de forma gratuita, hecho que curiosamente olvidan quienes se incomodan cuando la CSS ha hecho aportes en prestación de personal o equipos al Minsa.
En 1969, mientras en el Minsa -a esa fecha aún dirección de salud - se hablaba de sanidad pública y medidas profilácticas (prevención) a nivel nacional, tanto como acciones curativas, en las proyecciones de las prestaciones médicas de la CSS - ejecutadas en la década siguiente - solamente se hablaba de construcciones de policlínicas especializadas, hospitales en Chiriquí y otros centros menores en Colón y Chitré (La Estrella de Panamá, 17/agosto/1968). Es decir, a diferencia del Minsa, la CSS, manifestaba la versión actualizada para esta época, de la perspectiva biomédica clínica, funcional al diseño (neo)colonialista.
En realidad, esto representaba una metamorfosis dentro de la práctica médica y organización del sistema de salud que solamente podía alcanzar frutos institucionales en lo realizado por y desde el Ministerio de salud (Minsa), esto, por el Estado. Vale decir, que esta concepción y práctica alternativa al modelo (neo) colonial se venía ensayando con antelación desde finales de la década de 1960, en el Hospital del Niño, con el Dr. José Renán Esquivel fungiendo como su director. Allí, se desarrolló lo que este líder de salud denominó “Pediatría social”, estableciendo un centro ambulatorio - localizado en Don Bosco de San Miguelito - que vino a descentralizar la actividad hospitalaria; ya no más era el hospital, el centro de la atención (Ver La Estrella de Panamá, 30/abril/1969).
De esta perspectiva que conjuga metabolismo natural y social y dada la nueva condición reformista del Estado, se planteó la armonización entre el Minsa y la CSS, en la forma de servicios coordinados entre ambas instituciones (Sistemas Integrados de Salud) con alta eficacia, observada en los indicadores de salud. La fuerte resistencia de los gremios médicos de la época y las fuerzas conservadoras de concepciones coloniales, alcanzó a derribar todo este andamiaje institucional, de la mano de la invasión estadounidense de 1989.
Para 1990, se inicia en firme la era de las privatizaciones. Esta no solamente hace referencia a la propiedad de servicios que se trasladan sistemáticamente al control de los mercaderes de la salud, sino también, se “externalizan” servicios de diversa índole, especialmente en la CSS.
En este sentido, se fortalece la institucionalidad (neo) colonial basada en la conversión de la atención de salud en mercancía para la acumulación privada, que ya no solamente se señorea en la CSS, sino desde el propio Estado, garantizando la ganancia de los oligopolios a través de la compra, con razón y sin ella, de sus productos farmacéuticos y construcción y equipamiento de hospitales - que vuelve a ser el centro de los servicios - tal cual como se ha exacerbado en los últimos 15 años.
Lo contradictorio, por tanto, ya no es entre medicina privada vs. pública; ni prevención vs. curación. Hoy, se trata de salud como una mercancía (sistema colonialista) vs. salud como derecho (sistema emancipador).