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Las protestas en Panamá entre octubre y noviembre de 2023 tuvieron un hecho detonante: la aprobación y renovación de la explotación de cobre de la empresa minera Panamá First Quantum Minerals, hecha por la Asamblea Nacional.
La forma como se llevó a cabo la discusión en la Asamblea Nacional, la posición de muchos diputados, así como el desempeño del gobierno del entonces presidente Laurentino Cortizo, no ayudaron a calmar los ánimos; por el contrario, los exacerbaron aún más.
Esas manifestaciones, como se dijo, tuvieron su detonante en el tema minero, pero la realidad es que había un mar de fondo, un malestar social que se venía acumulando desde el gobierno del expresidente Juan Carlos Varela y que no se aplacó en el gobierno del expresidente Cortizo, por el contrario, aumentó, pues, por un lado, las acciones del gobierno que parecían ir en dirección de favorecer a ciertos grupos y no en beneficio de los panameños en general, y por otro lado, la pandemia, que incrementó el malestar social que se venía arrastrando por años.
Si bien hubo la suspensión de operaciones en la mina, bajando así la presión social, la realidad es que el malestar general seguía, pues los incrementos en los servicios públicos, aumento de la inflación, al igual que el desempleo y la falta de oportunidades eran crecientes. Ahora, cuando se presenta la segunda encuesta “Vea Panamá”, realizada por Prodigious Consulting, y publicada por este diario la semana pasada, se evidencia que sigue presente el mar de fondo, ese malestar que paulatinamente aumenta en buena parte de la sociedad panameña.
Señala el estudio que el bienestar emocional de los ciudadanos presenta un deterioro que, si bien no es pronunciado, sí es sostenido en el tiempo y va en aumento; esa es una señal a la que deben prestar atención los liderazgos, optando por una posición de alerta. Por otra parte, la presión económica en los hogares es preocupante cuando el estudio señala que 52,7 % de los encuestados manifiesta haber dejado de comprar artículos y alimentos no esenciales, y el 39,6% adquirió nuevas deudas para cubrir gastos corrientes, léase compra de alimentos y pago de servicios básicos, fundamentalmente.
El estudio también indica que el costo de la vida, la falta de empleo y la corrupción, son las principales preocupaciones de los panameños; lo cual, reitero, es consistente con estudios anteriores, pues se viene arrastrando desde hace años, indicando una presión constante y continuada, por lo cual, la tesis del mar de fondo, ese oleaje irregular y sostenido en el estado de ánimo de la población, está allí, y cualquier incidente o circunstancia pudieran generar y desencadenar manifestación de estallido social y malestar en las calles.
La oferta electoral “del regreso del chen chen” del presidente Mulino, tuvo receptividad en una población que pensó que esta les daría respuestas a sus necesidades. Sin embargo, al imaginario colectivo se le presentó como una solución inmediata, pero ese es un proceso que tomará tiempo. Esto sumado al incremento del costo de la vida y la falta de empleo y oportunidades que siguen golpeando a la población, podrían hacer posible el paso de la espera a la desesperación.
Otras señales, como la caída importante de las expectativas del ciudadano, así como la disminución del optimismo sobre el futuro con relación al gobierno del presidente Mulino, a pesar de que lo evalúan bien. Aquí es importante señalar que el estilo claro y directo en las ruedas prensa semanales, además de generar contraste con el anterior gobierno, inspiran confianza al ciudadano, pues ven a un presidente dando la cara, pero los ciudadanos quieren soluciones y las necesitan ya.
Otro elemento a considerar es la evaluación de “regular” al desempeño de la Asamblea Nacional, institución sobre la cual había altas expectativas por los cambios que se produjeron en la elección de mayo pasado; sumado a que más del 60% manifiesta no sentirse identificada con ningún partido político, lo que pudiera interpretarse como aumento de la decepción de los ciudadanos para con el sistema político.
Las señales están ahí, el malestar continúa acumulándose. Si el gobierno quiere sembrar un legado positivo, deberá dar un giro a sus prioridades, y retomar el rumbo desde las prioridades del ciudadano y el bienestar del país, pues ambos requieren inmediata atención, que además de evitar un estallido social que, en definitiva, agravaría no solo la situación de la nación, sino la imagen de un gobierno que el ciudadano soñó sería su solución.