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El fin de las restricciones y la nueva normalidad
- 11/02/2022 00:00
- 11/02/2022 00:00
Más del 62% de la población mundial ya recibió al menos una dosis de una vacuna contra la covid-19. Tras dos años de emergencia sanitaria, los gobiernos del mundo iniciaron el levantamiento total de las medidas de control pandémico. Durante el 2021, según el índice de democracia de la unidad de inteligencia de The Economist, el mundo experimentó el mayor declive democrático anual registrado desde la crisis financiera del 2006.
Hoy en día solo un 6% de la población mundial vive en democracia plena, 39% bajo sistemas democráticos defectuosos. Mientras que más de la mitad de la población mundial, 55%, vive bajo el control de regímenes autoritarios o regímenes mixtos. La crisis en Ucrania ha demostrado como el principio autoritario de dividir y conquistar domina el escenario internacional en vez del liberalismo.
La nueva normalidad de la política global consagró las guerras informáticas y la extorsión entre naciones como principal herramienta de las relaciones internacionales, desplazando así a los principios del liberalismo e incluso a la guerra convencional como principal modo de resolución de conflictos en un mundo evidentemente iliberal.
Este nuevo orden mundial, en el cual el autoritarismo prevaleció, está tomando forma. En enero del 2022 el régimen norcoreano de Kim Jung-Un batió su propio récord y realizo siete lanzamientos de misiles experimentales en un mes. La prueba del misil hipersónico el 11 de enero es un primer retazo de lo surreal de este nuevo orden mundial autoritario. Corea del Norte, un país en donde 60% de la población vive bajo pobreza, logro lanzar un misil que cambio de dirección durante su vuelo a 10 veces la velocidad del sonido y acertó en su objetivo a 1000 kilómetros de distancia. Esta capacidad de destrucción es una que ni si quiera EE.UU. posee a la fecha.
En el 2021 los talibanes tomaron a la fuerza el control de Kabul y cientos de vehículos de guerra de las fuerzas de la OTAN y EE.UU. Para finales del primer mes del 2022 la Unión Europea, a pesar de no oficialmente reconocer el régimen talibán, inició a restablecer su presencia diplomática en la capital afgana. En el continente africano, durante el ultimo año, seis golpes de estado han sido exitosos en derrocar gobiernos electos. Y en Myanmar la junta militar ya suma mas de 1,500 asesinatos (entre ellos mas de 100 niños) y 10 mil detenidos desde el golpe de estado del 1 de febrero del 2021 sin mayor reclamo internacional.
A pesar de lo dantesco de los ejemplos anteriores, fue en América Latina donde el autoritarismo tuvo mayor éxito durante el 2021. La región sufrió la mayor perdida de democracia en todo el mundo según The Economist. Países como Brasil, Mexico, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Venezuela lideran la avanzada autoritaria/populista, sin embargo otros siete países latinoamericanos también cayeron entre 20 y 10 plazas en el índice global de democracia. Chile uno de los famosos campeones de la democracia regional fue degradada de democracia plena a democracia defectuosa. Y el ejemplo más visible del deterioro acelerado en la región fue Perú.
En el 2016, Perú estaba en la plaza 34 y entre las mejores democracias del mundo. En el 2021 Perú cayó a la plaza 71. En los últimos cinco años el país tuvo cinco presidentes que gobernaron y siete que se juramentaron. Y en los primero seis meses del gobierno del nuevo presidente Pedro Castillo el ejecutivo ha nombrado cuatro gabinetes ministeriales. La democracia no está dando los resultados que la sociedad requiere.
La nueva normalidad del orden mundial no es producto de una contingencia aleatoria de las restricciones impuestas a la sociedad durante la crisis sanitaria. La democracia está fallando porque el principio del autoritarismo de dividir y conquistar tiene sofocada a las virtudes necesarias para su funcionamiento.
Las democracias son una minoría en el mundo y la inminente invasión de Rusia a Ucrania y la triste respuesta de la OTAN demuestran lo debilitadas que están. Por un lado el nuevo gobierno de coalición de Alemania prohibió que sus aliados envíen equipos de guerra a Ucrania como preparativos de defensa y el nuevo canciller Olaf Scholz deslumbra por su mudez. Mientras que el Reino Unido, EE.UU. y los países bálticos enviaron misiles anti-tanques y movilizaron tropas. Y el presidente francés Emmanuel Macron por su propia parte celebro haber logrado acuerdos con Vladimir Putin tras una reunión de mas de cinco horas en Moscú. Compromisos inmediatamente desmentidos por el Kremlin. Inclusive, en una misma rueda de prensa en Washington el presidente de EE.UU. Joe Biden prometió acabar unilateralmente con Nord Stream 2 (el polémico oleoducto entre Rusia y Alemania que aun no ha entrado en operaciones) mientras que el canciller Alemán se rehuso a si quiera mencionar el tema ante los medios.
La falta de concertación entre países supuestamente democráticos está a punto de permitir que Rusia invada por segunda vez en 10 años a Ucrania. Un caso similar pero aun mas trágico lo tenemos aquí mismo en nuestra region. Las democracias de America Latina aun permiten y hasta participan en la viabilidad del régimen dictatorialmente de Nicolás Maduro en Venezuela.
Esta división en el mundo democrático es definitivamente el resultado del avance de la ideología autoritaria y sus técnicas de “sharp power” o poder filoso (término acuñado por el National Endowment for Democracy). La división en nuestras sociedades son producto de la explotación y manipulación de debilidades en la institucionalidad democrática por actores autoritarios que buscan avanzar su propia agenda. La corrupción, la extorsión entre naciones, y la manipulación mediática son los principios operantes de las relaciones internacionales de los regímenes autoritarios de Rusia y China.
Estudios indican que desde el 2004 el Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China comenzó a construir su “50 Cent Army”, un ejercito de comentadores de opinión publica pagados (supuestamente hasta 50 centavos por post en línea) para difundir información positiva sobre el partido.
Estas técnicas evolucionaron de control social interno a manipulación mediática internacional. En el 2017 por ejemplo, el gobierno ruso logro montar una cuenta de facebook llamada Blacktivist que logro sobrepasar en seguidores a la cuenta oficial del movimiento Black Lives Matter. Blacktivist lograba en el 2017 hasta 360 mil “likes” por publicación. En paralelo los operativos del Kremlin manejaron una campaña de anuncios en Facebook titulada “Back the Badge” en apoyo al movimiento Blue Lives Matter. La campaña tuvo un alcance localizado de 1.3 millones de personas. El objetivo de Rusia fue de sembrar división racial en EE.UU. y desincentivar a la población afroamericana a votar en elecciones. El control mediático es tan surreal y rotundo que hoy en día los medios internacionales se preguntan que puede hacer occidente para resolver las tensiones entre Rusia y Ucrania en vez de reportar el único hecho: una amenaza latente de tropas rusas a Ucrania.
La extorsión económica y captura de elites mantienen a un cuarto de las naciones del mundo bajo control autoritario extranjero. China por ejemplo ha otorgado cerca de $900 mil millones en proyectos de infraestructura en mas de 165 países del mundo durante los ultimo 18 años. La mayoría con intereses de alto riesgo. Al menos 40 de esas naciones tienen una deuda con el gobierno chino de alrededor del 10% de su PIB nacional.
En la última década por ejemplo Panamá, República Dominicana, El Salvador y Nicaragua sorpresivamente desconocieron al gobierno de Taiwan a favor del Partido Comunista de China. Y actualmente en europa, es evidente que la dependencia alemana de gas natural ruso para suplir mas del 40% de la energía de su economía abriga la cobarde excusa del nuevo gobierno ante una inminente invasión de Ucrania.
La nueva normalidad está en riesgo de establecerse tal y como ha sido descrita anteriormente. Una nueva normalidad, donde se decreta un fin tácito de las restricciones al poder autoritario, tanto dentro en los contrapesos locales como en sistema internacional multilateral. Una nueva normalidad alejada de la realidad humana y controlada por la influencia mediática.
Para frenar el ciclo de deterioro democrático es fundamental entender que no existe una división entre la política nacional y la internacional. Los principios democráticos deben ser defendidos con igual fervor y compromiso ante amenazas internacionales como lo son durante la campaña electoral local. En segundo plano, es de igual importancia entender que el sector privado no está exento de responsabilidad cívica. Al igual que existen estándares de responsabilidad social empresarial para con las comunidades locales, así mismo deben haber estándares de transparencia y responsabilidad democrática en negociaciones con actores autoritarios (como lo son las empresas estatales chinas). Y finalmente, la sociedad civil debe defenderse de la coacción del poder filoso de los regímenes autoritarios como los de China y Rusia y potenciar los debates y conocimientos sobre la materia sin temor.
Como dijo George Orwell: “la división no es entre conservadores y revolucionarios, sino entre autoritarios y liberales”.