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- 31/01/2024 00:00
- 30/01/2024 22:20
Luis Tejada nos ha dicho adiós, la afición panameña le recordará más que por el registro de los 43 goles con la Selección Nacional, por dos momentos clave que en estos días de nostalgia se han repetido en canales de televisión y redes sociales: la chilena ante México y la asistencia de cabeza frente a Costa Rica para el gol de Román Torres en la sorprendente clasificación a la Copa Mundo Rusia 2018.
Son dos momentos separados en la línea del tiempo por 12 años. Dos momentos en los que incluso pudo no haber participado, pues no partió como titular; entró como jugador de cambio en una apuesta in extremis de los entrenadores ante la adversidad que reflejaba el marcador.
El de la chilena el 30 de marzo de 2005 que concedió el empate 1-1 a los 75 minutos con los mexicanos, fue la consecuencia del grito desde la tribuna popular que bajaba a coro pidiendo su presencia, el cual terminó por doblarle el brazo a un terco José ‘Cheché’ Hernández que hacia “oídos sordos” al clamor general.
La anotación con la que le dio la razón a la afición, es una espectacular pirueta y hermosa pieza deportiva. Aunque no es simplemente un gol, es ante todo el pedido de pista libre para el aterrizaje de una nueva generación de futbolistas que se habían venido gestando para asumir el relevo.
La del magistral pase de cabeza ante los ticos, el 10 de octubre de 2017, entrando al campo de juego en los minutos finales con el marcador 1-1 (que de mantenerse dejaba fuera a la selección), es una contribución para que Román Torres estampase la huella sobresaliente del paso de su generación a la historia inolvidable del fútbol panameño. Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez había demorado su presencia en el campo de juego.
Elocuente en su trayectoria como goleador, con sus registros estadísticos y logros, se desempeñó en varias ligas profesionales del continente y en Emiratos Árabes Unidos, pero su gran amor lo tuvo con la tierra de Chabuca Grande; allí fue y es ídolo del club peruano Juan Aurich de la ciudad de Chiclayo... se le sigue llorando con inmensa pena por su partida.
A nosotros nos permitió en el 2013, mientras desarrollaba su carrera en México y en contra de esa selección, vivir además otros dos momentos de alegría salidos de sus certeros botines, aunque fuesen fugaces. Estos hubiesen podido enmarcar el año 2013 con una enorme sonrisa como la suya, contrariando al fútbol mexicano que palideció al sentir que podrían quedar por fuera de Brasil 2014.
El primero lo consiguió en el Estadio Azteca a los 81 minutos, el 11 de octubre, empatando el partido 1-1. Un resultado que de mantenerse comprometía las aspiraciones mundialistas mexicanas, frente a una selección panameña que les había pintado la cara meses antes eliminándolos en la Copa Oro 2013.
A los panameños les faltaría capacidad defensiva para preservar el 1-1, la paridad la rompería el gol de chilena de Raúl Jiménez para la tranquilidad mexicana con el 2-1.
Cuando los mexicanos sentían que habían superado ese amargo trago, cuatro días después, el 15 de octubre, les dejó por minutos sin respiración y con taquicardia en la última fecha. Tejada anotó en el Estadio Rommel Fernández el segundo gol de Panamá para ponerla 2-1, encima de los Estados Unidos a los 83 minutos. Un marcador que por minutos dejó eliminado a México sin la posibilidad del repechaje. Panamá volvió a no resistir en defensa, terminó cayendo en los últimos 3 minutos de descuento 3-2 con los estadounidenses. México entonces volvió a respirar.
Quiso eso que llamamos destino, que Luis Tejada encontrara en las ancestrales tierras peruanas el momento para su coronación. Fue un reinado de goles con los que contribuyó al título de campeón del Juan Aurich, en el Campeonato Descentralizado del Perú en 2011, que recuerdan permanentemente los chiclayanos. Fue campeón, goleador del torneo y el Mejor Jugador Extranjero.
Pero el primer contacto deportivo con los peruanos ya lo había tenido aquí años antes de conocer al Perú, con Pascual ‘Chato’ Ramírez. El célebre e inamovible asistente técnico del rico periodo dirigido por Gary Stempel que llevó a Panamá a su primer mundial Sub-20 e impulsó un significativo número de jugadores.
Pascual Ramírez recuerda la ocasión en la que lo conoció: “Fue una tarde de entrenamiento con el equipo Panamá Viejo, en Albrook, detrás del área que le decían Los 7 cuadros; utilizábamos unos reflectores que empleaban los transportistas, entre las 6 y 7 de la noche, para alumbrar y poder entrenar. Apareció de pronto Tejada, era un jovencito entre los 14 y 16 años de edad de buen físico que venía a probarse con el Panamá Viejo. La curiosidad era que jugaba como defensa central y hablando con Gary le dijimos que lo podíamos ubicar como delantero porque tenía cualidades para ello. Quedamos así y total no apareció más en las prácticas.
Su tío era Roberto Hansell quien jugaba en el Tauro y lo acomodó allí; no lo vimos más hasta que lo convocamos para una selección Pre Olímpica Sub-23, luego en la Selección Mayor”.
En una época Tejada ganó popularidad jugando el llamado Fútbol Toque acogido en sectores populares con enorme aceptación. ¿Haber jugado esta particularidad de fútbol le dio características para potenciar su juego?, le preguntamos a Ramírez. “Mis paisanos peruanos trajeron a Panamá la innovación del Fútbol Toque, una modalidad promocionada por Pablo Cotito, de la que yo me encargué en la parte administrativa; sirvió a muchos jugadores para desarrollar un mejor trato con el balón. Se juega en espacios reducidos y se está permanentemente en contacto con el balón y definiendo dentro del área. Ayudó mucho a los jugadores de la ciudad, especialmente de San Miguelito, y en el interior del país. Ya no se llama Fútbol Toque.
Pero la virtud de Tejada era que ya sabía jugar en espacios reducidos, y le sirvió el Fútbol Toque para hacerse conocer porque ya tenía dribling, capacidad de espacio, usaba las dos piernas, saltaba bien, buen remate, virtudes que fue mejorando y le sirvió para cuando jugaba en el campo grande. A la postre se convirtió en un jugador mixto, como hombre de área y como un 10 falso”.
Si escribiésemos una lista de todos los jugadores panameños que han pasado por el conocimiento y la supervisión del ‘Chato’ Ramírez, sería muy larga, así que cuando se le solicita una escala de protagonismo para ubicar en ella a Luis Tejada es cauto:
“Desde que me inicié como técnico y asistente técnico tuve la suerte de conocer muchos jugadores panameños buenos, nombrar en qué posición de un escalafón está es para mí, muy difícil”.
“Lo que sí puedo decir, es que está entre los cinco mejores delanteros panameños. Como persona era el típico muchacho de barrio popular con sencillez, la sonrisa, los chistes, la picardía, la viveza; los tenía de una forma sana, nunca faltando el respeto e incluso cuando había que ponerse serio ponía su cara dura. En las selecciones que lo tuvimos con Gary Stempel, demostró ser líder, aunque no el líder principal”.
Con la mirada del peruano en el exterior, aborda la figura de Tejada en lo que representa para el club Juan Aurich y Chiclayo, “Lo que Tejada representa para los chiclayanos solo lo saben ellos porque convivieron con él día y noche. Para mi te diría que Tejada ha sido una insignia para el fútbol panameño porque con su presencia, su fútbol, sus goles y su personalidad le abrió el camino a los jugadores panameños en el Perú.
Recuerdo que en uno de mis viajes, hace como diez años, les hablé a mis paisanos de Tejada, Garcés, Blas Pérez, etc. todos los que estaban destacando, pero allá no me creían porque Panamá no figuraba alto en el fútbol; no me hicieron caso. Con la aparición de Tejada, se abrieron las puertas del fútbol peruano a los panameños.
En Chiclayo y Trujillo lo adoran, mira la fiesta y la misa que hicieron en su homenaje para agradecerle lo que fue como jugador y persona, dicen que fue cooperativo con muchos jóvenes y personas; uno quizás no lo pudo ver aquí porque no vivió de cerca su proceso de cambio. Me siento complacido y honrado de haber tenido su amistad”.