Felipe Baloy:'Estoy en contra de lo que se hace, no en contra de quien lo hace'

Actualizado
  • 01/05/2020 00:00
Creado
  • 01/05/2020 00:00
El excapitán de la selección panameña sigue con la voz en alto, polémico, de carácter fuerte, pero decidido como cuando salió la primera vez en busca del éxito en el exterior, empeñado en lograr su cometido

Felipe Abdiel Baloy Ramírez (ciudad de Panamá, 24 de febrero de 1981) tuvo un destacado recorrido futbolístico por Suramérica hasta arribar a México, donde alcanzó con títulos una presencia elogiada allí. Además redondeó su retiro del fútbol con ese gol en Rusia 2018, aún fresco en el imaginario popular.

Diagnóstico Baloy. “Al finalizar el Mundial teníamos que haber nombrado un técnico por tres años, para amistosos, torneos venideros y la eliminatoria. Se han armado tres grupos: Stempel, Julio Dely y Gallego, un error.

Consciente de lo que ha logrado, no se conforma con dejarle la gloria al pasado, quiere seguir sumando presencia en el fútbol nacional. Es socio de una de las escuelas de fútbol activas, tiene una empresa de camisetas deportivas, una cancha sintética de fútbol y estudia para titularse como entrenador. Además, como cuando fue capitán de la selección, no deja de opinar: es actualmente una de las voces más críticas con la gestión de la Fepafut.

¿Has aprendido algo nuevo o importante sobre tu persona en este periodo de confinamiento?

Creo que uno aprende más a convivir y a tener paciencia, este tiempo en casa te ayuda a controlarte y tener un poquito más de paciencia.

Tengo la impresión de que el punto de inflexión (progreso) de tu carrera fue el traspaso del fútbol colombiano al brasileño, ¿puede ser así?

La primera etapa de madurez de mi carrera fue mi llegada a Colombia, me dio cierta madurez, me puso a analizar, a pensar que del fútbol se podía vivir profesionalmente y que tenía la oportunidad de vivir de eso. En Panamá no lo veía así, era más como un hobbie, algo que me gustaba. En Colombia adquiero esa responsabilidad y ese profesionalismo que se mostraba allá, por la forma de entrenar, eso me hace entrenarme mejor y ser más serio. Vi que podía ser una profesión que me podía ayudar a salir adelante y ayudar a mi familia.

Llegar a Colombia ya es un logro, pero dar el salto al fútbol brasileño llegando al Gremio, para luego con Paranaense participar en una campaña que lo lleva a disputar la final de la Copa Libertadores, ¿se da por un despliegue de capacidad y trabajo?

Todo viene a raíz de la gran participación que tuvo el Independiente Medellín en la Copa Libertadores de 2003. Eso me da la oportunidad de que la gente de Brasil me vea, precisamente habíamos enfrentado a Gremio. Mi llegada allá se da por esa gran actuación que tuve pero, después de mi llegada, esta parte no la sabe mucha gente, si bien me esforcé y trabajé, llego a un Gremio que en ese momento no estaba bien ni futbolística ni económicamente. Me costó mucho, era un chico joven, tenía 22 años; llegar a un equipo grande, con una afición increíble, exigente, en las primeras semanas me fue difícil. Había momentos en que quería regresarme, irme, el ambiente era muy pesado, la afición estaba muy enojada y agresiva con los jugadores, los resultados no se daban, peleando para evitar el descenso, pero eso a la vez me enseñó a que uno tiene que sacrificarse, batallar, demostrar la casta, ese momento me ayudó a ser fuerte, a crecer.

Disputó un total de 103 partidos con la Selección Nacional, en sus diferentes categorías; en su gran mayoría fue líder y capitán.

Llama la atención que un equipo como Atlético Pararaense, que había quedado subcampeón del torneo en 2004, iba a jugar la Copa Libertadores, y me piden como refuerzo para disputar el campeonato brasileño, el campeonato paranaense y la Copa Libertadores. Allí, con 23 años, me doy cuenta de que valió la pena el esfuerzo en Gremio, donde nunca dejé de crecer y de prepararme, sobre todo.

¿Con el idioma, cómo te las arreglaste?

Al principio fue un poquito complicado, como en todos los países dependiendo de la región los jugadores hablan más enredado, más rápido o más lento. Entonces, me costaba entenderles a algunos, pero a los tres meses ya me comunicaba y entendía, me veía todas las películas que podía con los subtítulos en portugués o el audio en portugués y eso me ayudó. Hablo el portugués, claro no tan rápido como antes.

Se percibe que supiste aprovechar tu momento, ahorraste y has invertido, ¿te abrieron los ojos en algún club o ha sido tu esposa la guía en manejar con criterio la economía familiar?

Ha sido un trabajo mutuo, de los dos. Aprendimos que si bien no era un jugador que ganaba millones como otros, con lo poco que ganábamos (tampoco voy a decir que era el peor pagado), obtuve unos ingresos para poder crecer y llegar a tener algún patrimonio. Tuve la oportunidad de poder brindarle una casa a mi familia, a mi mamá, creo que es uno de los triunfos más grandes que he podido tener, y darle un techo a mis hermanos.

Hoy en día le doy el consejo a los jugadores: que cuiden, guarden, el fútbol es una carrera muy corta, cuando menos piensas, se acabó, independientemente de si tuviste 10 o 15 años de carrera, se acaba por cualquier circunstancia.

Recientemente en tuit expresaste: “Nuestras selecciones y nuestro fútbol ya pasaban por un momento muy complicado, pero ahora resulta que el Covid-19 es el culpable y no las malas decisiones de los que están al frente, las decisiones se tomaron antes de esto y fueron erradas y caprichosas”. Has sido crítico con la gestión actual de la Fepafut, ¿cuál es el camino que crees se debe transitar?

Lo dije en pleno Mundial y después. Antes de todo esto, que el fútbol se veía con un panorama complicado porque lastimosamente el manejo ha sido malo. Quiero dejar claro que estoy en contra de lo que se hace, no en contra de quien lo hace, de ninguna persona. Lo que digo es que la solución es poder juntar cabezas, gentes, de diferentes áreas que puedan crear el camino para las selecciones nacionales, para el fútbol nacional.

¿Felipe Baloy tiene la razón?, eso es mentira. ¿Que otra persona…?

No. Yo tengo una idea y otra persona tiene otra; si vamos juntando las ideas de gente de experiencia, que ha vivido esto, no tengo duda de que va a salir algo positivo porque, al final, soy de los que más quiero que al fútbol de Panamá le vaya bien. Nunca voy a hacer algo o a tratar de hacer algo que lo perjudique.

¿Aspiras a desempeñar un rol protagónico?

Siempre voy a estar abierto a aportar algo por el crecimiento del fútbol panameño. Los años que jugué en la Selección, en los clubes profesionales, creo que me dan la capacidad para poder aportar el conocimiento necesario que muchos jugadores o personas que están dentro del fútbol pueden necesitar. Pero eso no es cosa mía, es de la gente que está al frente, que tiene que tener la mente más abierta.

¿No estarías renuente a un llamado de la actual Federación para participar?

Estoy estudiando para ser técnico, no te quiero decir que ahora quiero ser el técnico de la selección o de alguna selección o equipo, no. Pero tengo la capacidad y el conocimiento, como muchos jugadores que durante 15 o 20 años jugaron en diferentes países, para aportar. No, jamás estaré cerrado, te estaría mintiendo si te digo lo contrario, siempre voy a estar abierto, siempre y cuando sea, de una manera no egoísta; que se me llame realmente para aportar y que se me tenga en cuenta para tomar decisiones. Soy fiel creyente de que si se arma un buen grupo de gente que conoce cada uno su espacio, su lugar de trabajo, sin duda se va a hacer un gran trabajo.

¿Exiges parámetros?, ¿te cuidas de que te utilicen?

Claro, de nada vale que sea Felipe Baloy, que sea un referente en el fútbol nacional, que esté trabajando en la Federación, que esté ayudando, pero que no tome decisiones. Entonces, en el momento que las cosas salgan mal van a decir: llevaron a Felipe por el gusto, no pasó nada. Yo voy a estar porque quiero estar, tomar decisiones, trataré de tomar la mejor decisión y me aconsejaré para hacerlo bien. No quiere decir que siempre tendré la razón, pero seré directo sin esconderle nada a nadie

Sin futbolistas no hay fútbol de primera división, pero sin clubes tampoco; en un país con un desarrollo limitado del fútbol profesional, ¿cómo se puede dar el salto para que haya un entendimiento y una relación laboral equilibrada para el crecimiento de ambos?

Está claro, sin los dos no hay fútbol. El futbolista tiene que tener eso claro y tiene que poner de su parte, ¿en qué? En prepararse, en rendir, en hacer lo que el club le pide. Los directivos tienen que entender que los jugadores no son un objeto, tienen que respetarlos, que no piensen que les están haciendo un favor al pagarles un salario. El jugador se gana su salario por su talento.

Tenemos que comprender también que si el fútbol ya estaba un poco mal, ahora con el tema del Covid-19 y el parón del fútbol, se complica sobre todo en lo económico. Creo que hay que sentarse a una mesa y conversar, todos halar para el mismo lado, que una vez termine esto tengamos un norte de lo que se va a hacer.

La Afutpa (Asociación de Futbolistas de Panamá) que la dirige un amigo tuyo, excompañero de selección y socio, viene haciendo un trabajo, ¿estás satisfecho con lo que han logrado?

Juan Ramón Solís y Afutpa están haciendo un gran trabajo. Hablo mucho con él, es un gran amigo, no lo niego, pero mucha gente puede creer que siempre le digo sí a todo. No, hay veces que me pide asesoría, debatimos sobre situaciones o posiciones que se tienen que tomar y divergimos. Juan Ramón defiende al jugador, pera hay veces que el jugador no se gana que lo defiendan; los clubes también tienen razón en muchas situaciones. Si no existiera Afutpa, no sé qué sería de nuestros jugadores ahora. Los felicito.

PALABRAS EN JUEGO
Afecto por entrenadores en su carrera

Gary Stempel, en el inicio de mi carrera. Carlos Navarrete me dio la oportunidad de poder jugar en el fútbol colombiano. Miguel Herrera, la confianza de llevarme a México, es un entrenador que te dice y te enseña muchas cosas. Con Benjamín Galindo en el Santos, fui campeón. Lavolpe, te enseña, sabe mucho de fútbol. Pedro Caixinha me aportó por su manera de trabajar y de ser. Julio Dely, como jugador y entrenador nos dejó cosas muy interesantes a muchos de los que fuimos dirigidos por él. Tuve muchos más entrenadores de los que estoy y estaré agradecido.

La camiseta devuelta

Cuando termina el partido contra Inglaterra voy a las gradas y le doy la camiseta a mi amigo Manuel Olivares, quien fue futbolista y disputó el primer Mundial Sub-20 que clasificamos, pero cuando regresamos y estamos en casa festejando, él llega y me trae la camiseta enmarcada en un cuadro, con la foto del gol, me dice: “esto es tuyo, guárdalo por mucho tiempo”. Yo tuve el detalle de dársela allá y él el detallazo de devolvérmela aquí en casa, la tengo conmigo, tengo los tacos, el balón y la cinta de capitán que usé en ese partido.

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