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- 06/06/2020 00:00
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Como familias, la cuarentena nos ha llevado a todos –incluyendo a niños y adolescentes– a estar confinados en nuestras casas sin poder salir.
Es una situación nueva con la que estamos aprendiendo a lidiar, por lo que es también un tema complejo.
Pasar por la crisis de la adolescencia es algo necesario. Se trata de un proceso que naturalmente tiene que ocurrir. La tarea principal del adolescente es pasar del mundo de la infancia al mundo de los adultos, y para hacer esto necesita compartir experiencias y pasar tiempo con su grupo de pares.
La adolescencia es una etapa en la que se dan muchos cambios, no solo para el joven, sino también para los padres, como es la pérdida del cuerpo y la mente infantil.
En ocasiones, la etapa puede perturbar a los padres en su relación con los hijos adolescentes, en la medida en que reactiva su propia adolescencia, sus ansiedades en cuanto a la sexualidad y los duelos inherentes a esta fase de la vida.
Como ya se comentó, estar con su grupo de pares es lo más importante y en estos momentos de cuarentena hay impedimentos; se puede compartir en las redes, pero en muchos casos, no es lo mismo. Extrañan las actividades que hacían con sus amigos. Por lo que hay que estar preparados para sus reacciones, y a algunos adolescentes les está costando.
Las pantallas permiten en cierta medida esta complicidad, al tener su intimidad y privacidad; en las habitaciones pueden encontrar su espacio. Sin embargo, en estas formas virtuales siempre va a haber algo de pérdida del contacto corporal y de lo que se puede o no hacer; es necesario que podamos reconocer que son experiencias dolorosas y validemos lo que sienten.
Otra característica del adolescente es desafiar los límites, porque tiene que probarse que puede afrontar con capacidad esa salida al mundo. Hay que tener en cuenta que esas conductas de desafío son una manera de evitar sentirse atrapados en la infancia, y es importante que los padres no se lo tomen como algo personal.
Lidiar con la confrontación no es fácil, pero es necesario que el adolescente cuente con un entorno que contenga la hostilidad y el enojo, de lo contrario esta se vuelve contra el joven y surgen síntomas de agresión sobre sí mismo.
Eso no quiere decir que hay que aguantar cualquier cosa, ni que hay que dejarse maltratar. Cada padre y cada madre van a encontrar qué es lo adecuado y qué no lo es.
Una pregunta que hacen muchos padres es cuándo buscar una consulta psicológica o cuándo deben preocuparse. Una de las señales de alarma puede ser cuando no hay manifestaciones de desafío por parte del adolescente, o verlo muy sobreadaptado.
Es preocupante el caso de aquellos adolescentes que no confrontan, que no se enojan, porque puede ser un indicador de que no está pasando lo que tiene que pasar. Otras razones para consultar pueden ser cuando el aislamiento o la tristeza son muy prolongadas o aumentan en intensidad.
La autora es psicóloga clínica.