Francisco, el papa que abrazó al mundo, recibe el último adiós

El funeral marca el final de un pontificado que duró 12 años y que estuvo profundamente comprometido con la justicia social.

La Plaza de San Pedro, vestida de luto, se convierte en escenario de un funeral histórico, el del papa Francisco. La emoción y el respeto se entrelazan en cada canto litúrgico y cada oración pronunciada en memoria del pontífice argentino. Más de 250,000 fieles y líderes de todo el mundo se han congregado este sábado en la Ciudad del Vaticano para despedir al santo padre religioso.

El líder de 1,400 millones de católicos falleció el 21 de abril a los 88 años, tras sufrir un ictus, apenas un mes después de haber sido dado de alta de una larga hospitalización por una neumonía bilateral.

Desde su natal Argentina, donde nunca regresó como papa, se organizan veladas para seguir su despedida. Frente a la catedral de Buenos Aires, en la emblemática Plaza de Mayo, un centenar de jóvenes entonan canciones y encienden velas en vigilia.

El funeral, presidido por el cardenal decano Giovanni Battista Re y acompañado por casi un millar de cardenales, obispos y sacerdotes, marca el final de un pontificado que duró 12 años y que estuvo profundamente comprometido con la defensa de los migrantes, la protección del medio ambiente y la promoción de la justicia social.

“Estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por la certeza de que la existencia humana no termina en la tumba”, lee el cardenal.

El féretro del papa Francisco, recibido con aplausos y vítores al salir de la basílica de San Pedro, hace su recorrido final rumbo a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, donde será enterrado, en cumplimiento de su deseo de reposar fuera del Vaticano.

“La masiva manifestación de afecto de estos días muestra cuánto tocó mentes y corazones el intenso pontificado del papa Francisco”, subraya la homilía.

La multitud que se reunió en el Vaticano y sus alrededores, según las autoridades, superó las 200,000 personas. Muchos llegaron desde la madrugada, soportando largas esperas para conseguir un lugar cercano al féretro. Durante los tres días de capilla ardiente, alrededor de 250,000 fieles desfilaron ante el cuerpo del pontífice, muchos de ellos esperando hasta altas horas de la noche.

Entre los asistentes destacan figuras como Donald Trump y su esposa Melania, quienes se recogieron brevemente frente al féretro antes del inicio de la ceremonia. También asisten Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva, quienes, junto a decenas de presidentes, monarcas y primeros ministros, ocupan sus sitios para rendir homenaje.

“Su voz, incansable frente al horror de las guerras, clamaba: ‘La guerra siempre deja al mundo peor de como era antes’”. Destaca el cardenal Battista Re, ante la presencia de Trump. Añade que “Francisco fue un constructor de puentes, no de muros, abrazando a toda la humanidad más allá de credos y fronteras”.

El cortejo fúnebre del papa Francisco abandona este sábado el Vaticano para cruzar Roma a bordo de un papamóvil, entre miles de personas. El traslado del féretro empieza al término del funeral en la Plaza de San Pedro del Vaticano

Un papa humilde y cercano

Francisco, el primer papa latinoamericano y el primer jesuita en alcanzar el trono de Pedro, será recordado también por su estilo humilde y cercano. Renunció al lujo del Palacio Apostólico para vivir en un pequeño apartamento y solía invitar a personas sin hogar y presos a su mesa.

“Con fuerza recordó que todos pertenecemos a la misma familia humana y debemos hacer renacer la fraternidad mundial”, afirma el cardenal. En su último viaje simbólico es recibido en Santa María la Mayor por un grupo de migrantes, presos, pobres y personas trans, que le rinden homenaje con rosas blancas.

Francisco deja un legado reformista, habiendo impulsado una mayor participación de mujeres y laicos en la vida eclesial y enfrentado con firmeza los escándalos de pederastia, aunque también soportó la resistencia de sectores conservadores dentro de la Iglesia.

Para garantizar la seguridad, el gobierno italiano implementó una estricta zona de exclusión aérea, desplegó unidades antidrones, francotiradores en los tejados y aviones de combate listos para despegar. Sin embargo, pese al despliegue digno de un funeral de Estado, la tumba de Francisco será modesta: una lápida de mármol sencillo, con la inscripción “Franciscus” como único adorno.

El cardenal Jorge Mario Bergoglio fue el primer pontífice en adoptar el nombre de Francisco, en homenaje al santo de los pobres, cuando fue elegido el 13 de marzo de 2013.

El 266º papa trajo su estilo austero, que lo llevó a elegir un sobrio apartamento en lugar del lujoso Palacio Apostólico, e invitar a su mesa a personas sin hogar y presos.

”Era un pastor sencillo y muy querido en su archidiócesis, que viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús (...) porque se sentía uno más del pueblo”, reza el Rogito, el obituario oficial que repasa su vida.

Este se depositó el viernes por la noche dentro de su ataúd de madera, recubierto con una placa de zinc y otra de madera marcada con una cruz. Sus zapatos negros y su inseparable rosario también lo acompañarán para la eternidad.

El adiós a Francisco dará paso a la elección de su sucesor. El cónclave para escogerlo debe convocarse entre 15 y 20 días después de su muerte, aunque los cardenales podrían hacerlo antes en una fecha aún por definir.

“Querido papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y bendigas desde el cielo a la Iglesia y al mundo entero”, finaliza la misa.

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