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- 26/08/2023 00:00
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Somos número uno en servicio. Seguramente ha visto, leído o escuchado esta frase repetidas veces en algún tipo de publicidad que le ha llamado la atención, que hasta atrae para visitar y experimentar ser atendido por el mejor. Lo cierto es que la mente del consumidor ya está condicionada como para hacerse a la idea de que está frente a la empresa que ofrece el mejor servicio en Panamá o, por el contrario, si es un buen consumidor, podrá llegar a la siguiente conclusión, ¿cómo harán dos o más empresas al mismo tiempo para ser el número uno o ser “el mejor” en Panamá? Eso es imposible y resulta ser más bien una burla de tipo publicitario dirigida al consumidor descuidado, quien, a su vez, tiene derecho a exigir al comercio que demuestre lo que promete.
Si una empresa ofrece tener el mejor servicio de Panamá, tiene que demostrarlo científicamente, para estar en la capacidad de hacer valer esa promesa de valor que significa ser el mejor de todos. Ni siquiera, si el producto o tipo de empresa es la única en el mercado, significaría ser necesariamente el número uno en servicio, porque el servicio es universal y debe ser prestado de forma excepcional al cliente, que es quien decide si en realidad ese servicio es el mejor o no, y para esto también requiere haber experimentado el servicio de todos los demás competidores y compararlo, lo que lo hace técnicamente muy difícil para llegar a esa conclusión, por lo que lo único que le queda al establecimiento es ser sincero y honesto, y mejor aún, hacer que la expectativa del cliente se vea superada al salir de allí.
Si bien es cierto en Panamá es muy fácil ser el número uno, aún no hemos llegado a ese nivel en que veamos una cruenta lucha por ser el número uno, científicamente hablando. Creo que todo se resolvería si hubiese una especie de organismo que pudiera medir quién tiene el honor de ser el mejor de todos, y que se pudiera certificar. De esta forma el cliente pasa a ser el actor principal de ese anhelado título. Al no tener una cultura de servicio u ofrecer una calidad superior, no podría tener el cliente una guía de cómo evaluar ese servicio.
Autodenominarse número uno o el mejor para atraer clientes, como quien lanza un anzuelo al mar, es atrevido, abusivo y demuestra en primera instancia que en la práctica no es así, es decir que ser el mejor en el servicio sin fundamento, es igual a creer que el producto tiene calidad solo porque el establecimiento lo dice. Esta estratagema se ha convertido en la fórmula más utilizada en todo tipo de venta, sin embargo, así mismo es común darse cuenta al consumir el producto, que no tenía las características prometidas.
Qué bueno sería que Acodeco pudiera hacer que se incluya en la gestión de defensa del consumidor este precepto de probar ser el mejor, en el caso de que el comercio se lo haya anunciado al consumidor, porque este tema es tan valedero como presentar una queja por falta a la información o publicidad engañosa, que sí existe en ese contexto legal para aplicar sanciones.
De manera que el mejor paso para ser el número uno en servicio, es demostrarlo en lugar de anunciarlo, siendo además honesto con el consumidor, y tomar en cuenta que para conseguirlo deberá preparar al personal, así como revisar o crear los procesos internos de servicio, de forma que le permitan estar en el nivel superior que quisiera tener.