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- 16/03/2022 00:00
El voto para diputado
Con frecuencia cuestionamos a las personas que dan su voto a un diputado, a cambio de un obsequio.
Se culpa a los diputados por obtener respaldo político a cambio de regalos o donaciones que se hacen a los votantes. Esta modalidad es conocida como “clientelismo”, y así es como varios diputados se han reelegido por uno o varios periodos.
Se hacen críticas a lo que venden su voto. Se argumenta que estas personas son irresponsables y no tienen conciencia cívica al votar en esta forma, considerando la importante labor que le corresponde ejercer a los diputados.
Reflexionando sobre lo anterior presento en este artículo de opinión mi enfoque sobre este fenómeno político. Es claro que la Asamblea Nacional tiene como función principal aprobar leyes, que son las normas sociales, económicas y políticas que fundamentan las actividades de nuestro país. Lo anterior está claramente señalado en la Constitución Política de la República de Panamá. Por otro lado, un porcentaje elevado de la población electoral tiene limitaciones educativas y escasa cultura política. Muchas de las personas que votan para diputado no han terminado sus estudios secundarios y por lo tanto no han recibido clases de cívica, estudios sociales o política. El conocimiento que tienen sobre la organización y funciones de los órganos del Estado es limitado. Así, por ejemplo, cuando el presidente somete a la ratificación de los diputados el nombramiento de un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, la mayoría de la población electoral se entera por los medios de comunicación social de este proceso de ratificación. ¿Saben los electores cuáles son las funciones de la Corte Suprema de Justicia y qué es lo que hace un magistrado de esa corte? La gran mayoría de la población electoral lo desconoce, porque en sus actuaciones cotidianas no tienen relación con las actividades y trabajo de estos magistrados.
Otro tanto sucede con las leyes que se discuten en la Asamblea Nacional. La mayoría del electorado ignora el contenido de estas leyes. Claro está que algunas de las leyes sí se refieren a temas que conocen, pero no así la mayoría de ellas.
La reflexión sería entonces: ¿cómo se puede juzgar o criticar de irresponsable a una población electoral mal educada en temas políticos, si esta población no tiene conocimiento pleno de los temas que se someten a la Asamblea Nacional para convertirse en leyes?
¿Qué hacer ante esta situación? En mi opinión, hay que concientizar a la población electoral para que conozca lo que hacen los diputados y su importancia para el país. Por supuesto que lo ideal sería que todas las personas estudiaran cursos de cívica o cultura política. Pero, como gran parte de la población electoral no recibe esa instrucción, correspondería al Tribunal Electoral continuar con su campaña de educación que ya inició con éxito, a través de los medios de comunicación social y con la colaboración de las distintas organizaciones, sociales, culturales, etc., a fin de crear conciencia sobre la importancia de la función de los diputados en la Asamblea Nacional.
Si se lograr reforzar y fortalecer el conocimiento de la población electoral sobre la función de los diputados, entonces sería posible pedirles a los votantes que no vendan su voto, porque al hacerlo están eligiendo diputados que no serán los más idóneos para aprobar las leyes de Panamá.