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- 07/12/2022 00:00
Ramón Castellanos, 'good bye'
Lo conocí a través de mi primo Yoyi -Rodrigo Sánchez Conoan-, una de esas tardes en las afueras del antiguo café Boulevard Balboa. Ambos tenían la costumbre, luego de sus labores como abogados, de ir en la tarde a dicho café. Pasado el tiempo, nos fuimos tratando con más regularidad. Era a finales de 1985.
Su participación en la vida política y periodística de Panamá, es innumerable. Pero es inevitable que, al tomar el camino del viaje sin retorno, registre mi despedida al amigo Monchi.
Muy amigo de mi tío Guillermo Sánchez Borbón. Mi acercamiento con más regularidad se daría después de la Invasión de Estados Unidos y es ahí donde Ramón me lleva a entrar al periodismo radial y escrito, junto a su inseparable amigo Fulele Calvo.
Durante el primer cierre del café Boulevard Balboa, quedamos los asiduos concurrentes sin lugar donde tomar café y conspirar. Habían pasado varias semanas, y un día que andaba buscando donde tomarme un café, por avenida Perú, oigo el grito: “¡Alexis!”. Era Monchi, y maliciosamente me dice “andas buscando donde tomar café, estás perdido, siéntate”, y ahí estuvimos hasta que me dice: “vamos, que Fulele va a hacer el programa, ¿tú lo conoces?”, y le respondo: “sé quién es, pero no tengo amistad con él”, “vamos”, me diría.
Al llegar a la cabina de radio, Fulele, asombrado, me mira, y dice Monchi: “Fulele, ¿tú lo conoces?”, y mientras seguía rompiendo sus noticias a tratar, vuelve a mirarme y dice: “habla, con confianza, dispara. ¿Tú has hablado antes en radio?”. Y le respondo “sí”, y dice “dispara, sin miedo”.
Ahí se rompe el hielo entre Fulele y yo. Al finalizar el programa, me diría: “Lo hiciste bien, cuando quieras, puedes venir, traes tus noticias e intervienes, trae noticias de La Chorrera”.
Son muchos los casos sonados donde actuó como abogado. Fue secretario del Sindicato de Periodista de Panamá.
Monchi entraría al periodismo, iniciándose como canillita. Después se graduó en el Instituto de Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega, donde se graduó de bachiller en Albañilería. Su sueño era ser ingeniero civil, pero el día que fue a matricularse en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá, no había cupo y le dijeron: “Matricúlate en cualquier facultad, y en el próximo semestre puedes entrar aquí directamente”. Ese día Monchi salió a ver cuál edificio le escogería y buscó con su mirada una facultad que le pareciera para ir a matricularse. “Me paré mirando al edificio de la Facultad de Derecho y me gustó el edificio, y allá fui a matricularme, para cambiarme al mes siguiente”. “No regresé más y seguí la carrera de leyes hasta graduarme de abogado, mientras ejercía el periodismo fotográfico y escrito”, me diría.
Cuando inicié mis investigaciones del magnicidio del presidente Remón, me contaría “que era canillita, y por la situación del momento, se dirigió al Hospital Santo Tomas, ya que a Remón lo habían llevada a dicho hospital”. Después, a la salida del investigador cubano Israel Castellanos, su madre se vio obligada a enviarlo a Colón, ya que se le vinculaba como familia del cubano.
Durante mi participación como investigador de la Comisión de la Verdad, el nombre de Ramón Castellanos salía como uno de los asesinados por la Guardia Nacional en un apartamento en Perejil. Eran los inicios de la década de 1970, los años más feroces de la represión militar. “Un policía de turno en el Hospital Santo Tomás, que me conocía, llamó a mi mamá, porque los documentos de identidad del cadáver llevado decía Ramón Castellanos. Mi madre me llama, y me dirijo al Santo Tomás. Era el cadáver de mi compañero Narciso Cubas, mejor conocido como Cubitas. Cubitas tenía la costumbre de usar los nombres de los compañeros de salón del Artes y Oficios, para estar en la clandestinidad”.
Cuando a los estudiantes graduandos de Derecho les tocó viajar a la isla de Coiba, cedió su puesto a un compañero, y su cámara se la prestó con una condición: “Tómale una foto a la tumba de Floyd Britton, si la encuentran”. Es la famosa fotografía que se ve con el nombre de Britton.
Ramón Castellanos dice hoy adiós en el viaje sin retorno, será llevado a la parroquia San Gerardo Mayela, a las 11:00 a. m., y después el cortejo fúnebre se traslada al Jardín de Paz, para su cristiana sepultura.
“Polvo eres y en polvo te convertirás”, dice la Biblia. “Ante la muerte solo el dolor cabe”, nos recuerda Tristán Solarte, en su aproximación Poética a la Muerte.
Descansa en paz, noble amigo. Misión cumplida.
Por supuesto, ahí estaré, dándole el “good bye” a Monchi.