• 14/08/2022 00:00

¿Es posible un presidente del 25%?

Como están las cosas, políticamente hablando, no es descabellado pensar y presagiar que en las elecciones de mayo de 2024 ganará la presidencia un candidato que obtendrá tan solo el 25% de los votos.

Como están las cosas, políticamente hablando, no es descabellado pensar y presagiar que en las elecciones de mayo de 2024 ganará la presidencia un candidato que obtendrá tan solo el 25% de los votos. Ni siquiera el 30%. Y a esa situación apuestan varios.

En las ocho últimas elecciones posdictadura estos han sido los resultados: El abanderado del PRD en 1984 Nicky Barletta con su famoso triunfo de 1,713 votos; en el 89 ganó abrumadoramente Guillermo Endara Galimany con un 70%; en el 1994 ganó el perredista Ernesto Pérez Balladares con un 33%; en 1999 ganó la arnulfista Mireya Moscoso con un 44%; en el 2004 ganó el perredista Martín Torrijos con un 47%; en el 2009 ganó Ricardo Martinelli con un 60%; en el 2014 ganó Juan Carlos Varela con un 44%; y, en el 2019 ganó el perredista Laurentino Cortizo con un 33%.

Presente los resultados, tenemos que el PRD ha ganado cuatro elecciones de estas ocho, pero solamente en una de ellas superó el 40% de los votos. Con Barletta y esos famosos 1,713 votos ni siquiera superó en uno 1% al candidato Arnulfo Arias. Los otros dos presidentes perredes Pérez Balladares y Cortizo han ganado con tan solo con 33% de los votos.

Actualmente, hay nueve (9) partidos con capacidad para postular a presidente de la República, más tres (3) candidatos por la libre postulación; entonces, con la eventual participación de doce (12) candidatos, ello, sin duda alguna, divide el caudal de votos; y dependiendo de las alianzas que se formen, es muy posible que las diferencias entre los candidatos presidenciales sean de dos o tres puntos porcentuales y uno de ellos puede alzarse con la victoria, muy posiblemente, con tan solo un 25%. Por ello, son tan importantes las alianzas que sumen votos para incrementar ese porcentaje y no tengamos presidentes débiles, con cuestionados triunfos y con mucha dificultad para gobernar.

En un escenario tan tétrico como este, en estos momentos, solo puede solucionarse reglamentando vía ley de la República el artículo 177 de la Constitución Política para permitir la segunda vuelta electoral, esto es, que si ninguno de los candidatos obtiene el 50% más uno de los votos en la elección convocada, los dos más votados irían a una segunda vuelta electoral, en un plazo no mayor de un mes. En la Asamblea, presentado desde el año pasado, por el diputado Hernán Delgado, reposa un anteproyecto en ese sentido. Es asunto de aprobarlo.

Una segunda vuelta despeja cualquier duda de legitimidad de las elecciones. En Panamá varios resultados electorales, con márgenes estrechos, han sido muy cuestionados. Y muchas acusaciones de fraudes.

Una segunda vuelta evita que personas con dinero apoyen ciertas candidaturas para atomizar el voto y ganar ellos con un ínfimo porcentaje.

Tenemos segunda vuelta en casi todos los países latinoamericanos. En efecto, en catorce (14) países de Latinoamérica existe segunda vuelta. No hay, por razones obvias, en Cuba, Venezuela, Estados Unidos, Paraguay. Me refiero a sistemas presidencialistas porque la segunda vuelta no tiene razón de ser en países en sistemas parlamentarios. Y en Estados Unidos, a pesar de tener un sistema presidencialista, el presidente es elegido por un Colegio Electoral, no por el voto popular directo.

Hemos tenido recientes casos de segunda vuelta en los hermanos países limítrofes de Costa Rica y de Colombia. En Costa Rica ganó el que llegó en segundo lugar, licenciado Rodrigo Chavez; y en Colombia, ganó el que había llegado en primer lugar, Gustavo Preto.

Una gran cantidad de panameños vota por el clientelismo, siendo el PRD uno de los partidos con más clientelismo, tiene entre sus posibles aspirantes al expresidente Martín Torrijos, que es el único PRD que se ha acercado al 50% de los votos. No es descabellado pensar que sin segunda vuelta tendríamos un presidente del 25%. Y la apuesta actual de algunos políticos es ganar con al menos el 25%.

Así, para evitar que del 2024 al 2029 tengamos un presidente del 25%, ya ni siquiera del 30%, debemos desarrollar el artículo 177 de la Constitución Política para permitir la Segunda Vuelta Electoral. Y cuando se redacte una nueva Constitución, entonces, elevar la figura de Segunda Vuelta a nivel constitucional.

Permitiremos los panameños un presidente del 25%? La respuesta está en lo que haga la Asamblea con el proyecto presentado por el licenciado Hernán Delgado.

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