Marcela Ríos Tobar

‘Conquistar la democracia que tenemos costó sangre, sudor y lágrimas’,

  • 12/04/2025 00:00
La organización IDEA Internacional ha sido testigo del retroceso de la democracia a nivel mundial, muchas veces con el apoyo de una ciudadanía desencantada con la política

El retroceso de la democracia en América Latina y las lecciones que Panamá puede aprender de Chile sobre reformas constitucionales y sistemas de pensiones, fueron algunos de los temas que compartió Marcela Ríos Tobar, directora para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional con La Estrella de Panamá.

¿Cuál es el estado actual de la democracia en América Latina?

Estamos en un momento a nivel global de mucha tensión con las democracias. Publicamos un informe anual del Estado de la Democracia en el mundo, donde vemos que estamos teniendo retrocesos, llevamos casi ocho años con retrocesos. Hay, por una parte, movimientos globales, no sólo desde la derecha extrema, también en algunos casos de la izquierda, que son antidemocráticos, o sea, que hay proyectos populistas que cuestionan los mecanismos, las formas de funcionamiento de la democracia representativa y en muchas ocasiones estos movimientos terminan ganando las elecciones.

A menudo decimos que las democracias no mueren por las intervenciones extranjeras o por un golpe de Estado, no por un bombardeo del Palacio de Gobierno, sino porque actores políticos que ganan una elección utilizan las reglas de la democracia para tomarse el poder y desvirtuar el espíritu de la democracia, muchas veces, lamentablemente, con amplio apoyo popular. Los ciudadanos y las ciudadanas a veces apoyan estos proyectos y están disponibles para aceptar, por ejemplo, restricción de derechos, restricción de garantías, porque están descontentos con el funcionamiento de la política, sienten que la democracia no ha cumplido con sus expectativas en materia de desarrollo social, se enfrentan como muchos países en nuestra región con crisis de seguridad o con problemas socioeconómicos, y también porque hay una percepción de corrupción en la política.

Cuando los líderes ofrecen soluciones fáciles para problemas complejos, por ejemplo, que se va a resolver la migración levantando murallas o construyendo cercas, o que vamos a resolver el problema de la criminalidad sólo haciendo cárceles y metiendo a las personas presas, no estamos entendiendo las causas estructurales ni qué podemos hacer para enfrentar esos problemas.

Hay que hacer un llamado a la ciudadanía a que estemos informados, estemos vigilantes en muchos países, incluyendo Panamá. Conquistar la democracia que tenemos hoy día costó sangre, sudor y lágrimas de las personas que tuvieron que luchar por la independencia, luchar por la soberanía de Panamá, por la construcción democrática.

¿Cómo evalúan la situación de Venezuela?

Este es un ejemplo trágico de cómo el saber organizar una elección bien no es suficiente para garantizar un proceso democrático; tenemos una situación donde si bien podemos haber tenido una elección que podía haber estado bien organizada, hay una situación anómala, inaceptable, hasta el día de hoy no tenemos resultados, no se entregó la evidencia electoral, a pesar de una amplia participación de las y los ciudadanos venezolanos. Hay que seguir trabajando para buscar espacios para democratizar la política en Venezuela, para permitir que los venezolanos en la diáspora puedan participar políticamente y tengan derechos de ciudadanía donde están.

América Latina como región tiene que ser capaz de discutir qué hacer frente a la diáspora venezolana y frente a la migración interna que tenemos, no sólo venezolana, también hay una migración importante de Haití, de República Dominicana, de Colombia. Es un tema que requiere de la cooperación entre países y, por lo mismo, creo que todos los países democráticos de nuestra región están llamados a seguir apoyando el multilateralismo, las normas internacionales en materia de derechos humanos.

¿Cómo está la democracia de Panamá en comparación con la región?

Panamá es una democracia que tiene claros y oscuros. Es un país que ha logrado mejorar muy significativamente todo lo que tiene que ver con la organización de las elecciones; hay un órgano electoral muy robusto, las elecciones en general son reconocidas por los ciudadanos como elecciones limpias, transparentes.

Pero hay ámbitos donde se debe mejorar, claramente el tema de la subrepresentación de las mujeres es una mancha muy importante en la calidad de la democracia panameña; es una democracia que está atrasada respecto de sus pares y otras democracias. Panamá podría hacer mucho más respecto a la representación de mujeres, respecto a la representación de la población afrodescendiente y de los pueblos indígenas.

Usted tuvo experiencia con las reformas constitucionales en Chile, ¿cómo opina que se puede lograr un consenso nacional para enrumbar un país?

Creo que los procesos constituyentes fallidos que tuvimos en Chile nos dejan muchas enseñanzas para América Latina y para el mundo.

Primero, cambiar las reglas es muy importante, pero no resuelve todos los problemas.

Segundo, para cambiar una Constitución se necesita tener el apoyo de la ciudadanía, legitimidad social, de la sociedad civil, de los partidos, pero también se necesita apoyo de las élites. Yo creo que, en particular, en el primer proceso constituyente en Chile fue muy evidente que todas las élites estaban en contra de este cambio, y cuando tú tienes a todos los actores que tienen poder, al mundo empresarial, a los medios de comunicación, a los partidos sintiéndose amenazados por los cambios, es imposible promover cambios profundos, entonces hay que hacer cambios importantes que no sean cosméticos, pero hay que hacer cambios que puedan generar legitimidad amplia social y de las élites.

¿Qué puede aprender Panamá de Chile sobre el sistema de pensiones?

Tuve el privilegio, la responsabilidad y también el dolor de estar en una comisión para promover una reforma de pensiones en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet. Trabajamos un año y medio y se presentó un proyecto que no logró ser aprobado. Los últimos tres gobiernos en Chile habían intentado hacer una reforma de pensiones; el sistema de pensiones que tenemos en Chile fue diseñado durante la dictadura militar y, ahora, el gobierno actual del presidente Gómez finalmente logró un acuerdo transversal. No se logró el cambio radical que se quería dar al sistema, pero se lograron cambios importantes y mejorías importantes.

Yo creo que este largo proceso que ha tenido Chile de tratar de mejorar su sistema de pensiones muestra que, primero, los sistemas de capitalización individual que están estructurados sólo en el ahorro individual son sistemas que reproducen la desigualdad, que no logran subsanar problemas de diferencias salariales, que reproducen diferencias de género en los ingresos en el mercado de trabajo, y que además las personas más pobres, como acumulan mucho menos ahorro, tienen pensiones mucho más bajas que las personas más ricas, por lo tanto, si bien pueden ser un incentivo muy importante para el ahorro, tienen que ser necesariamente complementados con sistemas de solidaridad de algún tipo, con sistemas administrados por el Estado, a sistemas de cuentas nacionales, y además vemos que la tendencia en el mundo es buscar estos equilibrios, no necesariamente un sistema único en un sentido u otro.

Lo segundo es que no se pueden hacer estas reformas y estos cambios sin conversar con el mundo empresarial, pero tampoco sin conversar con el mundo del trabajo; los trabajadores y las trabajadoras tienen que estar sentados a la mesa, sus intereses y sus preocupaciones tienen que ser escuchados en este tipo de reformas, porque afecta la vida de todas las personas hacia adelante.

Chile no ha logrado en estos 40 años hacer una sola reforma de pensiones que uno pueda decir fue el cambio paradigmático de principio a fin; ha ido haciendo ajustes y reformas de a poco. Lo importante es que los pasos que se den, se den en el sentido correcto, y que se vaya avanzando hacia un mejor sistema.

Marcela Ríos Tobar

Socióloga, politóloga y política, la doctora Ríos Tobar tiene una amplia trayectoria en gobernanza, procesos electorales y derechos humanos.

Ministra de Justicia y Derechos Humanos en Chile (2022-2023).

Representante adjunta y coordinadora de gobernanza del PNUD.

Comisionada para la reforma del Sistema Electoral y comisionada para la reforma del sistema de pensiones, tráfico de influencias y la corrupción durante el gobierno de Michelle Bachelet.

Directora para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional).

Doctora en Filosofía y PHD en Ciencias Políticas de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos.

Maestría en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), México.

Marcela Ríos Tobar
Directora para América Latina de Idea Internacional
Cuando los líderes ofrecen soluciones fáciles para problemas complejos, no estamos entendiendo las causas ni qué podemos hacer para enfrentar esos problemas”.
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