• 22/02/2025 00:00

Panamá, Perú y la Sociedad de Naciones

“Drummond aplaudió la labor de Narciso Garay, Harmodio Arias y Octavio Méndez Pereira, pero pudo haber mencionado también a Fabián Velarde, secretario alterno de la Asamblea en 1926; a Francisco Villalaz, secretario en 1931; a Raoul Amador, presidente del Consejo de la Liga de Naciones durante la sesión número LXXVII, entre el 4 y 26 de octubre de 1933; Belisario Porras, quien también representaría a Panamá en el Consejo; a Horacio F. Alfaro y Octavio Méndez Pereira” (Lawrence O. Ealy, “The Republic of Panamá in World Affairs, 1903-1950”, citado por Guardia, 2022).

La Sociedad de Naciones fue la respuesta político-diplomática, surgida de la Gran Guerra (1914-1918) y del Tratado de Versalles (1919), que buscó resolver los problemas internacionales por la vía pacífica y del derecho internacional. Panamá estará presente “en la primera sesión de la Asamblea de la Liga de Naciones, el 15 de noviembre de 1920, en Ginebra” (Guardia, 2022) y, a diferencia de otras naciones latinoamericanas, decidió permanecer como integrante de la misma hasta su disolución formal en 1946.

Desde el primer día se establecieron y ampliaron las coordinaciones diplomáticas panameño-peruanas, sin embargo éstas se intensificaron a partir de febrero de 1921 con la denominada “Guerra de Coto” que enfrentó a Costa Rica y Panamá. La intervención estadounidense en la controversia zanjó el asunto en contra de Panamá que en agosto de ese año debió retirarse de Pueblo Nuevo de Coto aún cuando había resultado victorioso en el campo bélico. Si bien el hecho significó un revés para la diplomacia panameña, ésta decidió seguir actuando dentro del marco de la Sociedad de Naciones. Es así que, diez años después, en febrero de 1931, logra que Eric Drummond, Secretario General de la organización, visite el Istmo donde fue incorporado a la Sociedad Panameña de Derecho Internacional (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú,Caja 5-20-A,of.11,doc.781,1931). El Encargado de Negocios del Perú, Eduardo Garland, informó a Lima en esa ocasión que había trascendido que Panamá aspiraba a un asiento en el Consejo de la Liga y que durante la visita el canciller Narciso Garay así se lo habría expresado a Drummond. El silencio de éste fue tomado como una tácita conformidad por lo que todo el Ejecutivo panameño entró en campaña para obtener los votos necesarios.

El 17 de agosto de 1931 Garland fue llamado por el canciller Garay para dialogar con él y solicitar no solo el voto del Perú a la candidatura de Panamá al asiento no permanente del Consejo de la Liga de Naciones sino también el apoyo del país de los incas para la campaña ante otras naciones, principalmente europeas y particularmente con Japón, nación con la que el Perú tenía buenas relaciones debido a la política de inmigración del expresidente Leguía. Dado que las elecciones eran el 1° de setiembre, era menester que el Perú actuase con presteza.

Garay expresó a Peña que Panamá contaba con el apoyo verbal de Venezuela y Colombia que, además, ya habían ocupado esos asientos no permanentes con anterioridad. Garland retorna apresuradamente a la legación peruana para generar el cablegrama urgente número 38 recomendando sostener la causa panameña, el que es respondido por Lima con el cablegrama urgente número 17 señalando que el Perú no solo apoyará la candidatura sino toda la campaña panameña. El 20 de agosto de 1931, Garland se apersonó a la cancillería y así lo consigna por escrito y verbalmente ante el canciller Garay adelantándose con esta acción a los votos que llegarían después procedentes de Colombia y Venezuela (MRE,Caja 5-20-A,of.50,24 agosto de 1931). Cuando el informe Garland llegó a Lima el 11 de setiembre, el Perú ya había obtenido el endoso japonés a la candidatura panameña y hacía once días que se celebraba con júbilo la elección de Panamá como Miembro no Permanente, condición en la que se desempeñó de 1931 a 1934.

Alcanzado el éxito diplomático, Panamá orientaría su acción hacia la cohesión de la organización. Durante su período, solo Japón (marzo) a consecuencia de la guerra en Manchuria y Alemania (octubre) producto del nazismo se retirarían de la organización en 1933. Después de 1934, debido en parte a la tensa realidad europea, varias naciones dejarían la Sociedad de Naciones. Paraguay lo haría en 1935 debido a la guerra del Chaco, Honduras, Nicaragua y Guatemala en 1936, El Salvador e Italia en 1937, Venezuela y Chile en 1938, Checoslovaquia, España y el Perú en 1939; sumando en total, con el transcurso de los años, treinta Estados que, al alejarse de la Liga de las Naciones por considerar que respondía a visiones sesgadas de la realidad mundial, mermaron su credibilidad como actor internacional.

*El autor es exembajador peruano

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