• 29/03/2025 00:00

Los ajustes razonables al este de la campana de Gauss

En el mundo ideal, los especialistas de esta temática están en la primera línea de atención; ellos cuentan con la formación y herramientas para identificar y atender a los niños ubicados al este de la campana de Gauss o de las altas capacidades. En el mundo real o cotidiano, cuando el maestro (a) “está solo contra el mundo” no tiene ese asesoramiento disponible y de forma recursiva y creativa debe recurrir a estrategias accesibles y prácticas para detectar indicios y ofrecer oportunidades, incluso detrás de comportamientos disruptivos y de notas bajas o fracaso escolar. “Sé que es flojo y mal portado, pero es muy inteligente y hasta creo que es un genio”, suelen decir con asombro algunos ante esa realidad.

Somos del criterio tomado de las artes y el deporte de elite que, demostradas las habilidades y competencias en las condiciones justas y equitativas, el ganador se las lleve todas (nada nuevo bajo el sol). A ningún alumno se les envía a los juegos florales, competencias regionales o nacionales, con la consigna de que regrese con el segundo o tercer lugar. Nos enorgullece que sea parte de la selección del concurso nacional de oratoria, de las olimpiadas de matemática, física, robótica, ajedrez, etc. Nadie discute ni pide evaluaciones especializadas para determinar esas altas capacidades (localizadas a dos y tres desviaciones por encima de la media). Los que se demostró en la cancha, tarima, concurso o torneo habla por sí solo. “Por sus frutos los conoceréis”. Y es así porque al final de la película, salvo raras excepciones, valoramos a los demás por sus acciones y resultados. Una voz que conmueve, un virtuoso o prodigio que impresiona a las masas o a sus mentores más capaces, requiere de la alfombra roja del reconocimiento tácito. Podrá despertar envidia y no pocos detractores, pero la evidencia es tan obvia como la luz del sol. Sin embargo, pareciera que en el plano académico, escolar e incluso laboral hay una especie de maldición de la inteligencia (Chacón, 2014). En esos escenarios ser muy inteligente suele traer no pocos problemas.

Ese entusiasmo y criterios de valoración que lucimos por las artes o el deporte, “misteriosamente” se encuentra ausente en nuestras aulas escolares. Conocemos de casos de exclusión y acoso de alumnos brillantes por parte de sus compañeros, con la pasividad o complicidad del docente del aula y de la escuela que mira para otro lado una y otra vez. Declaraciones del tenor: “podrá ser un Einstein, pero no lo promociono de grado”. Niños que, solo regresando de una olimpiada internacional, es que los directivos del colegio y ese mencionado docente se tomarán la foto para publicitarla en las redes. ¿Da pena, verdad? Pero desde que los hay, los hay.

Por supuesto que hay excepciones. El maestro de inglés ante un niño nativo de ese idioma, el de música con un niño de oído absoluto, experto ejecutante y hasta compositor, aquel profesor de educación física con la futura campeona olímpica, hacen ajustes razonables. directivos de escuelas oficiales y particulares necesitan saber que las adecuaciones curriculares se encuentran validadas en la normativa del Decreto N.º 1 de 4 de febrero de 2000 y en el Resuelto 709 del 25 de febrero de 2016. Es posible que el niño en mención tenga una doble excepcionalidad (TDAH, asperger, problemas de aprendizaje u otros) y que por añadidura tenga una frágil personalidad en crecimiento y otras vulnerabilidades propias de esa población. En realidad, ese grupo es la excepción o representa un sector bastante pequeño que debe ser atendido integralmente por los especialistas del área, que deberían tener una buena base teórica y operativa de que son las altas capacidades, los talentos simples o complejos y la superdotación, para brindar una devolución profesional (informe y/o tratamiento) a los padres como corresponde. Con el resto de ellos, bien puede un docente aplicado y comprometido gestionar los ajustes razonables mientras espera el diagnóstico correspondiente del especialista idóneo. El resto es formación actualizada, implicación y asesoramiento continuo, pero sobre todo vocación y amor por estos niños que son como flores de invernadero que, si no se les cultiva su potencial y no se les atiende de forma pronta, eficaz y eficientemente, los tendremos fuera del sistema escolar, laboral, de la vida misma o formando parte del lado obscuro de la fuerza.

*El autor es magíster altas capacidades y educación inclusiva
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