• 03/09/2021 00:00

Niños inteligentes, pero invisibles en Panamá

“Pero tenemos un reto: visibilizar la precocidad cognitiva (Altas Capacidades) en nuestras aulas y reconocerla, como hacemos con las promesas deportivas, los talentos artísticos, musicales y literarios”

Por inverosímil que parezca, la disincronía intelectual o discrepancia entre la edad mental y edad cronológica indicada en el extremo derecho de la campana de Gauss, suele pasar desapercibida en nuestra sociedad y, por extensión, en nuestro sistema educativo panameño.

A ese lado pertenece un niño o niña que desde muy temprana edad manifiesta una clara capacidad de asimilar contenidos de alto nivel simbólico, que aprende muy rápido y establece conexiones inusuales con la realidad del entorno.

“Hablan como viejitos”, nos dicen unos y no pocos argumentan que son muy curiosos y listos. Antes de poner un pie en la escuela formal, por lo regular ya saben leer (aprendieron solos), manejan de dos a tres operaciones básicas de matemáticas y la complejidad de su pensamiento y desarrollo cognitivo se acrecienta conforme crecen y se desarrollan siempre adelantados a su grupo etario.

Dentro de ese contexto, la escuela formal (salvo excepciones) no los ve con igual mirada y no los aprecia en su justa dimensión. Por lo regular, no se toman las medidas inmediatas y oportunas de adaptación, promoción y reconocimiento de su talento académico.

Bastaría simplemente permitirles que demuestren no solo lo que saben, sino lo que comprenden en una rápida, pero justa valoración de sus competencias curriculares y con fundamento en esa evidencia, ubicarlos en el grado escolar que les corresponde.

La validación legal de tal proceder la encontramos en el Resuelto 709 de 25 de febrero de 2016 del Meduca, el cual admite, en su artículo 7, cuatro elecciones a tomar para este colectivo. Si optamos por no visibilizar a estos niños, no nos debe extrañar tenerlos aburridos en el salón de clases (virtual o presencial), por la simple y sencilla razón de que se saben y comprenden todo el currículo que les corresponde e inclusive el de dos grados superiores a su edad cronológica.

Usted y yo, amable lector(a), estaríamos igual, si en un país extranjero algún despistado pretendiera enseñarnos español o matemáticas básicas. Se desconoce, en un gran sector de nuestra comunidad educativa panameña, que ellos y ellas pueden ser admitidos al primer grado sin contar con la edad cronológica requerida, que se pueden realizar, con ellos y ellas, diversas adecuaciones curriculares como la compactación del currículo, aceleración parcial o total del mismo y la promoción de grado (entre otras), en cualquier nivel de enseñanza en que se encuentren.

Somos conscientes de que hay una serie de prejuicios, mitos o sesgos cognitivos encajados en la cultura y las prácticas pedagógicas, que nos impiden realizar lo anterior. No es un problema solo local o regional y las percepciones y actitudes sobre ellos (as) ocurren hasta en países del primer mundo o en aquellos que pretenden serlo.

Pero tenemos un reto: visibilizar la precocidad cognitiva (Altas Capacidades) en nuestras aulas y reconocerla, como hacemos con las promesas deportivas, los talentos artísticos, musicales y literarios. No se trata de igualdad, sino de equidad. No es solo un deber moral, sino de visión pragmática que se articula en el respeto al principal derecho humano de un niño o niña: ser feliz mientras aprende.

Psicólogo
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