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- 26/04/2023 00:00
Los 'momentum' de India
Resulta natural resistirse a la afirmación de F. Schlegel: “Todo, sí todo, tiene su origen en la India”. El valor de la pretensión podría testificar una exageración, si solo fuese por reparar en lo impredecible del sistema internacional, que la tiñe de duda. La afirmación sí sugiere la existencia de momentos en los que las naciones llegan a una encrucijada, y la apuesta de fines, formas y medios tiene que ser recalibrada, demasiado drásticamente. En India, este necesario choque se ensaya con mayúsculas. Aquí las relaciones internacionales se encontraron ante un poder de ser líder global sin ejercerse, de poseer el potencial para despegar solo para verse, digamos, demorado. Hoy, el momento le confiere a India un protagonismo relevante e incisivo en los debates que dan forma a la escena política global.
Desde el amplísimo abanico de construcciones y densidad conceptual filosófica, política y hasta espiritualistas, las letras de Tagore, Mahatma Gandhi, Amartya Sen, Arundhati Roy y Amitav Acharya enriquecen la reflexión del mundo y la cosmovisión propia, logrando resonancia planetaria e invitándonos a aperturas universalistas.
Un cálculo extraño, un lenguaje que no eludía las huellas de economía socialista y república secular, que no ocultaba la duda de la simultaneidad de independencia nacional y democracia, que no negaba su marcada pluralidad y al mismo tiempo, avanzaba. Con todo, la democracia india se erigió simbólica, convirtiéndose en una de las experiencias más extensas de elecciones regulares y multipartidistas bajo una de las constituciones más liberales del mundo. Los valores de la sociedad india han reforzado motivos para ver la democracia como valiosa, y todo indica que el espíritu de rigor incontestado por ella permanece. El reto -y del sistema exigente, imperfecto y no mecánico que es la democracia- será que los arreglos a los actuales desequilibrios democráticos se conviertan en mejoras a la democracia más grande del mundo.
Si algo nos ha sorprendido de India es su tiempo. En su tradición clásica, el tiempo y el cambio adquirían carácter de ilusión, con la realidad existiendo más allá del tiempo y la acción un aspecto inmutable. Esta era la situación de James Mill y Edward Said, cuando comprendieron que a veces lo deseable desde el punto de vista material no siempre es factible en la naturaleza atemporal de la realidad. Las impresiones y omisiones de Mill y Said dibujaban un gigante con fuerza y de largo tiempo adormecido. El tiempo puede haber desustanciado la fusión de hechos y fantasías en el imaginario europeo, pero sus preguntas sobre India, todavía nos trasladan la constatación de que estamos ante el momento del potencial de quien es hoy la quinta economía mundial.
En efecto, India invoca olas de entusiasmo. El registro de 1400 millones de habitantes adquiere un alcance notable, porque de cada 10 personas en este planeta hay una persona de la India en los treinta. Si agregamos la penetración de las telecomunicaciones e Internet, sus vibrantes medianas empresas y su avanzada en adaptarse a la inaplazable transformación que demanda capacidades digitales y de conectividad (Infraestructura Pública Digital), India tiene buenas perspectivas de crecimiento entre las economías emergentes.
Y, sin embargo, no siempre fue así. La dimensión demográfica y geográfica y su ubicación en el orden global eran dotaciones que en principio podían haberla convertido en ese natural “poder existencial”, pero cuyo ingenioso momento recelaba. Era la época en que el cálculo estratégico de la recién república priorizaba los problemas nacionales de desarrollo y una estrategia de escudo defensivo pragmático como política exterior. Sin olvidar el carácter cuasi-federal, multipartidista y el conservadurismo burocrático del sistema político. Y qué decir de China y Pakistán. La oposición a la carrera por el dominio mundial de manera materialista, restó visibilidad a su diplomacia para la paz en los 50 y 60. Hoy, el cálculo estratégico transciende los previos marcos idealistas de romanticismo y no-alineamiento hacia el nuevo internacionalismo y de alineación múltiple, a través de un marco organizativo institucional de una armonización del interés provincial con el interés nacional y un Concepto Nacional sin precedentes. Acumuladas sus dotaciones, India integra sus políticas financieras, comerciales, tecnológicas, de seguridad y exteriores para desarrollar capacidades nacionales, crear asociaciones geoeconómicas y geopolíticas, y refirmar el multilateralismo.
Que India confirió respaldo a procesos multilaterales es ampliamente registrado. Incluso antes de ser república y pese a “aquellas” desilusiones posindependencia, India se oponía a la discriminación institucionalizada en la gobernanza mundial. Sin embargo, el hecho diferencial en el presente es la voluntad política para liderar el Sur Global y el poder material de materializarlo. Este refuerzo por el multilateralismo, como el derecho a la autonomía normativa, representa una buena noticia para el Sur Global, que recurren atentos a explorar cómo India articulará los objetivos universales y sus particulares.
Alineados política exterior y realidad nacional al tenor del siglo XXI y bajo un Mundo Multiplex, el cálculo estratégico deberá gestionar las vulnerabilidades a la seguridad, la difícil vecindad, el desarrollo y su dinámica política y social, combinado a la competición geoestratégica, fragmentación regulatoria, desglobalización y conflictos. Si la “multialineación” logra concertar región con poder y estabilidad doméstica; y equilibrar relaciones estratégicas, India podrá garantizar un futuro diferente en el escenario global y finalmente, despegar. Para entonces, el momento continuará hilando sus cambios.
Nehru en su discurso apuntaba a la “cita de la India con su destino”. No sería nuestra cita como el encuentro de Octavio Paz con la India, pero sí permitiría acercarnos y crear nuevos entendimientos, impresiones y experiencias. Estas letras refractan una parte de los fenómenos por explorar, un viaje posibilista y fascinante que aproxime distintas culturas, que no sólo dialogan con ellas, sino con las otras. En todo caso, el momento de una ya no tan remota India parece alinearse.