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- 17/10/2023 00:00
Mirando con los ojos del amo
Desde la invasión europea iniciada en 1492, se estructuró la organización de la sociedad bajo el principio de jerarquizaciones racista entre seres humanos superiores y seres humanos inferiores. En nuestros territorios convertidos en colonias, siempre nos han considerado parte de la zona de “los inferiores” (el “No ser” humano, según la tradición filosófica de Kant hasta Heguel en Alemania o la del liberalismo de Locke y Hume en Inglaterra) por consiguiente, en seres no merecedores de libertad ni igualdad (tan igual como el caballo o la mascota de la casa). Estas, solamente son disfrutables por los seres humanos, que son los de la zona del “ser” o seres superiores, que por “coincidencia” son los del norte del planeta.
Lo que hagamos en favor de nuestra libertad e igualdad auténticas, es descalificado; incluso, puesto en la categoría de amenaza a su sistema social de poder, cuando no como acto “delictivo”. La cuestión es que -como bien estudió el psiquiatra y filósofo Martiniqueño Frantz Fanon- en las coordenadas de los adalides europeos (y norteamericanos franco anglosajones) de la libertad e igualdad, no aparecemos los de la zona del “No ser”, los de las colonias o excolonias. Más bien, el castigo y las sanciones han sobrevenido a las intentonas libertarias, el peor de los resultados se llama Haití, al que nunca se le ha perdonado haber sido la primera colonia en haber alcanzado su libertad política.
Pero, fíjense bien, lo peor de lo peor es que sus grandes males, causados por las élites de las potencias europeas y anglo norteamericanas se las endosó a sus habitantes... hoy, todo el mundo mira a los haitianos como últimos responsables de su tragedia. Este es el proceso que Fanon estudió en Argelia, en el cual los colonizadores utilizaron y siguen utilizando como arma ideológica de dominación, poner a los “inferiores”, a los del sur global, a “mirar con los ojos del amo”, pero siempre en favor del amo. Este proceso ha sido experimentado con extrema frecuencia en nuestra historia patria. Para muestra un botón, que nadie me lo contó, porque fui testigo de eso. Hoy se los comparto.
Érase un evento internacional convocado por OIT y un fondo de desarrollo europeo efectuado en Costa Rica, al cual, fueron convocados ejecutivos de empresas industriales, dirigentes sindicales de esas mismas unidades y académicos que teníamos estudios o experiencia en la temática de la productividad del trabajo. Razón por la que fui invitado. Pues bien, mientras cenaba con uno de esos ejecutivos que había sido amigo de juventud, se sumó una de las ejecutivas de la compañía bananera que operaba en el Pacífico y en un momento de la conversación llegó a afirmar que ya esta empresa tenía decidido cerrar sus operaciones en esta zona, la razón principal, que las ganancias otrora obtenidas ya eran cada vez menores, por cuanto el transporte hacia sus mercados resultaba más costoso; ya todos estaban hacia el Atlántico. Además, la fertilidad del suelo estaba deteriorada a tal punto que los costos en agroquímicos elevaban cada vez más sus costos de producción. La cuestión era que no tenía razón de peso para cerrar o declararse en quiebra, con los compromisos legales que implicaba.
Tres años después de esa primicia, estalló la huelga liderizada por el poderoso, -pero ingenuo- sindicato de trabajadores bananeros. ¿El resultado? En respuesta, la empresa decidió martirizarse ante los ojos del país y justificar su estampida, abandonando la actividad en esa zona del Pacífico, por causa de la “intransigencia sindical”. Al examinar los motivos para iniciar y mantener esta acción de fuerza y para el abandono de la empresa, me percaté de que: El sindicato cayó en la celada que le puso esta transnacional para irse, tal cual ya lo tenía decidido, años antes, tal cual como nos lo dijo aquella ejecutiva, quizá imprudentemente.
Si usted pregunta, aún hoy, a los propios chiricanos, de quién fue la culpa de que quedaran sumidos en mayor pobreza con la huida intempestiva de la susodicha empresa, la respuesta es: ¡del sindicato! Excelente trabajo colonialista de dicha transnacional para que los propios trabajadores terminaran “mirando con los ojos del amo” o lo que es lo mismo, negando sus propios intereses en favor de los de las élites fomentadoras de las desigualdades socioeconómicas que vemos ampliarse entre los que habitamos este territorio.