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- 24/02/2024 00:00
Más allá del ‘No Vas’: Una reflexión electoral
En el fragor de las campañas electorales, los eslóganes se convierten en armas de doble filo, capaces de condensar en pocas palabras tanto promesas de cambio como denuncias de malestar social. El lema “No Vas”, adoptado recientemente por un sector de la oposición, busca sintetizar el rechazo a la continuación del partido político actualmente en el poder, así como de sus representantes, en el próximo ciclo electoral. Sin embargo, este enfoque generalizado merece una revisión crítica, pues al aplicar un criterio absoluto, se corre el riesgo de obviar la complejidad y la diversidad de realidades dentro del mismo entorno gubernamental.
Primero, es esencial comprender que la dirección y gestión de un país no pueden reducirse a meras dicotomías de blanco y negro, o a la clasificación simplista de individuos en categorías de buenos y malos absolutos. La estructura administrativa gubernamental, en todos sus estratos, está integrada por personas que ejercen sus roles amparados bajo el manto de diversas corrientes ideológicas y agrupaciones políticas. Entre estas, existen individuos que, más allá de su pertenencia partidista, se han consagrado a la labor de servir a la sociedad con lealtad y dedicación. La simplificación que sugiere el lema “No Vas” pasa por alto a estos sujetos, quienes, al margen de estar implicados en tramas corruptas, aportan de manera significativa al engranaje estatal y social.
En el actual esquema gubernamental, donde el Estado se erige como el mayor empleador, la naturaleza extremista de los mensajes excluyentes repercute de forma adversa en un sinfín de familias. Estas no solo dependen del partido en el poder para su subsistencia, sino que su bienestar está intrínsecamente ligado a este. La situación trasciende la esfera de los políticos en posiciones de liderazgo; afecta igualmente a empleados del sector público, educadores, profesionales de la salud y otros trabajadores que, al margen de sus preferencias políticas, cumplen roles fundamentales dentro del mecanismo estatal. La campaña excluyente ‘No Vas’ no solo menoscaba su labor, sino que también pone en peligro su estabilidad laboral y bienestar, obviando su esencial contribución al bienestar colectivo.
Es innegable que, en la arena gubernamental, existen individuos y clanes que se han arraigado en el poder, actuando como parásitos. Sin embargo, es crucial reconocer que existen excepciones a esta generalización. Por otro lado, adoptar una estrategia que excluya totalmente al partido en el gobierno puede conducir a una mayor polarización de la sociedad. La esencia de la democracia radica en el intercambio de ideas, en la diversidad de perspectivas y en el respeto hacia las discrepancias. Al difundir un mensaje que implícitamente sugiere una división entre “nosotros” y “ellos”, se debilita el entramado social y se obstaculizan los esfuerzos para tender puentes entre diferentes facciones de la comunidad. Tal situación podría agudizar las divisiones existentes, menguando las oportunidades para el diálogo y el entendimiento mutuo, elementos fundamentales para el fortalecimiento del tejido democrático.
La sustitución de un resentimiento por otro, o la transición de una estigmatización a otra, no constituye una solución viable ni ética. De igual forma, el recurso a consignas absolutistas como “No Vas” puede apartar la atención de los asuntos verdaderamente cruciales que deberían ocupar el núcleo del debate político. Es imperativo enfocarse en propuestas tangibles destinadas a enriquecer el bienestar de la población, en la implementación de tácticas efectivas para erradicar la corrupción sin caer en acusaciones generalizadas e infundadas, y en la elaboración de políticas de estado orientadas hacia el futuro, evitando el rechazo sistemático de aquellos que han tenido algún tipo de vínculo con la gestión actual. Este enfoque no solo promueve un debate más sano y constructivo, sino que también fomenta una atmósfera política en la que prevalecen el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones consensuadas para los retos que enfrenta la sociedad.
Entonces, ¿qué alternativa se ofrece frente a la simplificación que propone “No Vas”? La respuesta yace en la promoción de un discurso político que, sin dejar de ser crítico, se enfoque en la inclusión y en el reconocimiento de la complejidad inherente a cualquier sociedad. Se trata de fomentar un ambiente donde las propuestas se basen en la capacidad de generar cambios positivos y sostenibles, más allá de las etiquetas partidistas. Esto implica reconocer y valorar el trabajo de aquellos dentro del aparato estatal que, independientemente de su afiliación política, buscan el bienestar común.
Promovamos un enfoque consciente hacia aquellos que han demostrado su compromiso con el bienestar colectivo, impulsando legislaciones que elevan la calidad de vida. No es justo condenar el bosque entero por la presencia de algunos árboles dañinos; de la misma manera, no deberíamos desestimar el valor de aquellos servidores públicos y diputados que han trabajado arduamente por empujar el progreso social. Reconozcamos y valoricemos los esfuerzos de quienes han demostrado con acciones concretas su dedicación al avance de nuestra sociedad. Ellos merecen la oportunidad de continuar su labor. Este reconocimiento no solo es un acto de justicia, sino también una invitación a reforzar un compromiso colectivo con la integridad y la eficacia en la gestión pública. Así, alentamos un “Sí, vas” a la conciencia y al mérito, fomentando una cultura política que premia el esfuerzo genuino y la contribución real al bienestar general.