Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
El presidente Mulino ha anunciado que son tres los temas que, en ese mismo orden, su administración atenderá prioritariamente: el desbarajuste en el Seguro Social, el problema de la mina de cobre y las necesarias reformas a la Constitución Nacional. Son asuntos heredados de sus antecesores y que definitivamente no tendrán una solución fácil pero que se consideran impostergables. Mulino, hay que reconocerlo, ha tenido el coraje de enfrentar el desastre de la seguridad social como ninguno de sus tres antecesores que, irresponsablemente, nada hicieron. Solo patearon la bola para que el que siguiera lo atendiera. Politiquearon con el tema.
El problema de la Caja de Seguro Social es un tema complejo, en el cual se ha designado a una persona que, siendo técnica, no viene con ninguna atadura política y nadie le ha encontrado ningún esqueleto en su clóset personal y profesional. Esto es algo positivo, porque uno de los problemas de esa institución es que ha sido politizada. Muy probablemente esa sea la causa de que tenga exceso de funcionarios incompetentes. Si bien tenemos a muchos médicos especializados en políticas públicas, la administración del Seguro Social debe ser confiada a especialistas en manejo de grandes empresas.
No será fácil. Esperemos que se encuentre el consenso necesario para lograr los objetivos básicos de cualquier reforma: mejorar el sistema de salud para los asegurados, lograr el acceso a medicamentos y que se preserve el sistema de jubilación. Es una realidad que nadie ha inventado que las posibilidades de vida de los panameños han aumentado. En el caso mío, jubilado al cumplir 62 años, he recibido mi jubilación por más de 17 años, quizás recobrando mucho más de lo que pagué con mis cotizaciones cuando era asegurado. A esa realidad se le agrega otra situación, que se traduce en menos cotizantes. Por lo tanto, menos personas que aportan a la Caja a atender la jubilación de los demás. Y eso es lo que ha hecho crisis en las arcas del sistema.
El Seguro Social ha sido una especie de botín político. Algunos diputados se jactan de los nombramientos que durante la administración anterior tenían en el Seguro Social a nivel de todo el país. Antes ocurría igual. Inclusive se llegó a comentar que la decisión de los diputados PRD de ausentarse de votar en la sesión donde se ratificaba a Dino Mon, era su malestar de que éste no les aseguraba mantener las plazas de trabajos de copartidarios que tenían dentro de la institución. Enhorabuena.
La corrupción ha sido campante en los contratos hechos en la entidad, así como la rapiña como desde los militares convirtieron la institución. Esto se puede evitar dándole más autonomía a la entidad, al mismo tiempo exigir mayores controles en su auditoría interna y externa de las que ha habido hasta ahora. Algo como lo que existe hoy en el manejo del Canal de Panamá.
El proceso que se utiliza para reformar lo que tenemos en el Seguro Social ha sido intenso. Todos han tenido la posibilidad de hacer sus aportes. Será difícil lograr un consenso en temas en que algunos inflexiblemente ya advierten no permitirán modificaciones. La Caja de Seguro Social hay que salvarla y, para lograrlo, se requerirá que los afectados sepan asumir las cuotas de sacrificio que se requerirán de cada uno.
Otro aspecto es el retraso de la Caja de Seguro Social en actualización tecnológica. Se comenta que han sido más de mil millones de dólares gastados en sistemas que al final no han rendido el propósito para el cual fueron adquiridos. Esto es inaceptable para una institución que debe estar al día en todo lo que el mundo moderno requiere en esa materia y que tanto ayudaría a mejorar el servicio que se presta a los asegurados.
Si al presidente Mulino le va bien con las reformas a la Caja de Seguro Social al país le irá mejor y así podrá enfrentar en mejor forma la problemática de la mina cerrada y las modificaciones a la Constitución Nacional. Si por el contrario fracasa el intento de darle respiración al Seguro Social para la próxima generación, el futuro del país se muestra incierto ya que, como se aprecia a diario, el malestar ciudadano aumenta vertiginosamente y la promesa electoral de más chenchen, a sabiendas que por el estado de las finanzas públicas aquella no era posible, podría generar una gran explosión social.