• 13/06/2015 02:00

Sistema Penitenciario y sociedad (III)

El Sistema Penitenciario se creó no para dar comida y cobijo, su nombre indica claramente que son centros de rehabilitación

Con todo lo que se habla de ‘justicia con mano de hierro' y ‘hay que usar mano dura con el crimen', la mayoría de quienes trabajan dentro del Sistema Penitenciario ha cabalmente denunciado esta falacia. Como escribió Richard Stratton, ‘si continuamos con esa actitud negativa ante los criminales (las minorías pobres, los enfermos mentales, los que no tienen nada que perder), la violencia no hará más que empeorar hasta acabar en una guerra sin cuartel ente los acaudalados y los desposeídos'.

En otras palabras, el efecto del castigo en el criminal es el de confirmar ese comportamiento y ocasiona que el individuo insista en esa conducta. Los centros penales son los lugares más importantes en donde se moldea la criminalidad, donde el sello de su ‘universidad' queda tan profundamente grabado en él, como si se tratara de un graduado de la Universidad de Oxford. Al graduarse y sin importar cuál sea su especialidad, estará casi con seguridad, preparado para ‘demostrar que es digno de la única fraternidad que jamás se interesó en él'. Es así como encontramos dentro de nuestro sistema penal que un joven entra por un delito menor y su reincidencia, gracias a la educación y preparación que obtendrá dentro del sistema penal, al pasar los años, vemos que cada vez sus crímenes son mayores.

El Sistema Penitenciario se creó no para dar comida y cobijo, su nombre indica claramente que son centros de rehabilitación, no solo centros de detención donde se les debe dar una vivienda digna y comida saludable, lo que hoy no se da en ninguno de ambos casos en nuestro país.

Existe una gran confusión entre rehabilitar y resocializar. Pues se parte de una hipótesis errónea, donde todo aquel que comete un acto delictivo es por falta de oportunidades para poder cubrir sus necesidades básicas de subsistencia. Cuando nos referimos a re-socializar, estamos hablando de darle enseñanza para aquel que no tuvo oportunidades de educación, como es el caso por ejemplo de cursos de sastrería, carpintería, niveles educativos básicos, etc.

Rehabilitación es otro tema totalmente diferente, estamos hablando de cambiar una conducta errónea en el individuo que lo ha llevado delinquir por falta de amor propio y de responsabilidad para con él mismo, su familia y su comunidad. Este es el propósito de la creación del Sistema Penitenciario, lo que no excluye que luego de procesos de rehabilitación efectivos se les puedan dar procesos de resocialización para aquella población que lo requiera y/o pueda estar interesada en obtener otras habilidades.

Hoy, cuando leemos nuestros periódicos y vemos que los criminales de cuello blanco, educados en universidades prestigiosas, con títulos universitarios y de buena familia, son los que se llevan nuestros recursos económicos, tira por el suelo que el criminal sea solo el desposeído y que lo que aplique sea la resocialización. Lo que sí queda en evidencia es la falta de programas serios y demostrablemente efectivos en el área de rehabilitación.

Nuestro país ya ha tenido programas exitosos en esa dirección, que no se continuaron por falta de voluntad política, que han sido medibles con la rigurosidad científica y análisis de resultados que deberían continuar por el beneficio que le da al país en general y, sobre todo, porque con ello evitamos la reincidencia, un costo demasiado alto para el país.

No es solo construyendo cárceles más grandes y dándoles mejor alojamiento como frenaremos la delincuencia, es importante, pero no es el propósito primordial de los centros penales. El costo por privado de libertad ronda los 50 Balboas diarios como mínimo actualmente. Si tomáramos en cuenta los nuevos centros penales en construcción y la deuda que ello acarrea al país, el costo subirá a más del doble por cada uno de los detenidos sin cumplir con ello, nuestra necesidad de prevenir el crimen y de bajar el nivel de reincidencia, evitando así que se continúe con un sistema que lo único que produce es mayor y más especializada criminalidad.

Rehabilitando al y a la privada de libertad tendremos además un ámbito de prevención del crimen en sus familias y seres queridos, usando los programas que ya han sido demostrados como efectivos en nuestro país y no solo basándonos en criterios personalistas que pretenden demostrar eficiencia en un sistema penitenciario que cada vez está más cuestionado por su falta de respuestas en la disminución del crimen.

*EXPRESIDENTE DEL COLEGIO NACIONAL DE ABOGADOS.

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