• 08/12/2024 00:00

El regalo perfecto, la esencia de tu madre

Este día es rememorado de diversas formas, algunos lo hacen con fiestas, regalos, llamadas y yo, a través de mi escrito

Hoy rendimos tributo a las madres panameñas. Un espacio destinado a ofrecer un merecido homenaje a mujeres extraordinarias que dedican su vida entera al cuidado de sus hijos, sean biológicos o de crianza. Este día es rememorado de diversas formas, algunos lo hacen con fiestas, regalos, llamadas y yo, a través de mi escrito.

Cada madre tiene una historia particular en la vida de cada hijo y cada vástago de igual manera una experiencia personal con su madre. Cada historia es testimonio de vivencias, sacrificios, entregas; anécdotas llenas de una sensibilidad indisoluble entre ambos.

Acercándose, esta fecha pensé, ¿qué regalo haré a mi madre este año? consideré obsequiarle algún perfume. Miré en su tocador, buscando una guía y encontré que aún tenía la misma fragancia que recuerdo ha usado desde siempre. En un instante, recorrió por mi mente un pasado lejano de abundantes memorias que sentí agarrar con mis manos, tan vívidas cómo el olor de la colonia que la caracteriza.

El perfume es algo tan íntimo, que si conoces bien a la persona que lo otorgas pudiese simbolizar la conexión emocional entre ustedes y los recuerdos que a través de la memoria olfativa les unen. Los aromas contenidos en esa botella impactan en las emociones que compartimos con quienes nos rodean y sentimos especiales. Es un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio. Estos contienen aceites florales y diversos compuestos aromáticos que poseen diversas notas que producen sensaciones olfativas dependiendo del instante en que se perciba o si es vertido en la ropa, en el aire o en la piel. Todos sus elementos producen una composición química que directamente impacta al sentido del olfato y el cerebro procesa lo que capta a través de este sentido, traduciendo sensaciones en emociones y estas en recuerdos.

De esta manera, un perfume tiene la capacidad de hacernos sentir alegría, nostalgia, molestia, tristeza, placer, consuelo y hasta refugio emocional. Inclusive puede evocar la presencia física de personas que se encuentran distantes o que han partido de este plano terrenal. Para muchos es casi una marca personal. No sé si usted, pero yo he escuchado muchas veces en el ambiente se siente el olor de “fulanito de tal”.

En el caso de mi madre, ella ha sido fiel a su “eau de toilette”, pese a ser un producto que hasta donde conozco dejó de venderse hace años. Tal vez se abasteció de tantas unidades como pudo, o tal vez la muestra que tiene es conservada con tanto cuido y esmero como es ella con todo.

La oportunidad de escoger el regalo perfecto para mi madre trajo destellos de los momentos de mi infancia cuando la veía rociar con delicadeza el perfume en su ropa antes de salir a trabajar. Perfecto maquillaje, ropa planchada y armonizada con su silueta, un peinado impecable y culminaba la sesión con unas gotas de perfume en su ropa completando ese ritual. Siempre comentaba: “El perfume es signo de elegancia, presencia y no debe ser usado en exceso”. La dulce suavidad del aroma que portaba se podía casi tocar a su paso por las escaleras del hogar que habitamos.

Ese aroma sigue envolviendo su paso firme, aunque el tiempo ha trascurrido y su andar es más cauteloso sé que su carisma y carácter siguen intactos.

Mi mente asocia ese aroma a su fortaleza y a las enseñanzas que me ha brindado en cada etapa de mi vida. Su elegante fragancia representa la esencia de la maternidad. Como si hubiese sido delicadamente elaborada combinando múltiples notas floreales de fondo que aunque sutiles son capaces de perdurar aunque se rocíen escazas gotas sobre tu piel, así como el infinito amor de una madre.

No solo aprendí a distinguir todas las notas de su perfume: Palo de rosa, flor de violeta, jazmín y almizcle, sino también a conocer los actos de amor en cada día de mi vida. Comparo cada nota del perfume con su amor, la calidez de su abrazo, la dulzura de sus palabras y la ternura de su mirada y tantas otras veces la firmeza de sus consejos y de hasta sus regaños.

Ese aroma le pertenece, es su esencia, lo que fue y lo que es, a la belleza que no transmuta con el tiempo, evocando su pasado y constatando su presente.

Identificar en tus recuerdos el aroma que representa en tu vida la personalidad de tu madre carece de precio. Si está contigo disfrútala, si está lejos añórala y si partió a recuérdale.

Hoy, cuando su ritmo despacio deja una estela de sabiduría contando a su paso una historia que proyecta luz y presencia, recordatorio de la alegría que nos ha brindado. Al mirar a esta mujer no solo veo a mi madre, sino a una guerrera que a luchó batallas sustentadas en amor y ternura.

El aire del tiempo no será suficiente para agradecer todo lo que hizo y sigue haciendo por mí, pero él deja constancia de que el tiempo pasa, pero el amor crece dejando a su paso la cálida brisa de sapiencia, madurez y admiración por el camino que allanó con un suave e imperecedero aroma.

Imposible encontrar el regalo perfecto, ningún objeto material podría contener todo lo que ella merece y sobre todo porque el regalo perfecto me lo dio ella a mi. Gracias por todo amada mamá.

¡Feliz día!

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