• 05/07/2024 14:25

Álvaro Menéndez Franco, el gran árbol

Álvaro contigo aprendí, que, en esta jungla de variados árboles, existe uno que nos abraza con suaves ternuras y con una vida ejemplar

Bajos la sombra de ése fructuosa árbol pude crecer alimentándome de su linfa nacionalista, de sus paternos consejos, entonces cada día notaba que no era el único, que no estábamos solo, que éramos tantos y que nunca nos dejarías.

Entonces muy dentro de mi pensé que eras eterno, que jamás me dejaría, que siempre estarías allí para mecerme con tus vientitos frescos de Patria y corazones apasionados de anécdotas que me recordaban que somos hijos de una tierra gloriosa, escritas con sufrimientos, soledades, destierros, escondidas lágrimas, de fuentes luchas incansables.

Álvaro contigo aprendí, que, en esta jungla de variados árboles, existe uno que nos abraza con suaves ternuras, con vida ejemplar, acompañado con la sinceridad, con el apreció cómplice de una silenciosa compañera... pues cada poeta, cada artista debe tener su propio doña Lisa, musa que siempre brillo en tus inmerecidas noches oscuras.

Aquel fructuoso árbol de brillantes intuiciones, de miles raíces patriótica ya nos dejó, se fue con sus cargamentos de pasiones... con él se fueron las innumerables tertulias, las largas llamadas telefónicas, los paternos consejos, las tiradas de orejas.

Cada día, de estos días, quise visitarte, porque sentía tu llamado -desconozco las razones o el motivo de que las voces de los hombres justos trascienden cada obstáculos- por eso Álvaro nunca serás olvidado y siempre estarás aquí recordándonos cuál es la actitud frente a nuestra grande Patria.

Álvaro nos dejas toda su vida terrenal para continuar viviendo en la serenidad de todas las cosas bonitas por cual lucho.

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