• 24/06/2024 00:00

A propósito de mi pensión por vejez; ¿acaso soy un incapaz?

[...] el sistema de pensiones mixto que incorporó una cuenta individual, atemperó esta apropiación legalizada de lo ajeno que es el descuento para seguridad social por vejez, al menos, esa porción del dinero que se ahorra para cada cual directamente de lo detraído y que equivale aproximadamente al 10% del salario que exceda B/.500.00

El grave problema de la social democracia panameña, cuando no del populismo puro y duro de toda la vida, radica en considerar que el Estado, sin haber transitado el tortuoso y más o menos prolongado camino de limitaciones que conduce al estado de bienestar, está obligado a satisfacer una ingente cantidad de prestaciones económicas a las que llama “derechos” dentro de un estándar bastante difuso al que políticos e intelectuales suelen vincular la acepción “dignidad”.

Y el componente de la seguridad social pública relativo a las pensiones por vejez es un ejemplo de esto, al menos en su concepción original de reparto definido que se basa en detraer un mínimo de dinero de los trabajadores de hoy, para pagar a los jubilados también de hoy, bajo la promesa de que, a su turno, las generaciones futuras no solo le pagarán lo que dieron, sino una suma adicional y creciente “digna”, durante el plazo indefinido de su vida.

Es que suena excelente y creo que es realizable bajo una condición: que Panamá ya sea un país extraordinariamente rico en términos generales, no tenga casi pobres y ya pueda permitírselo con los soberbios excedentes de su riqueza.

No es el caso, y por supuesto que siempre ha podido anticiparse que el sistema de pensión por vejez basado en el reparto definido es una gran estafa, se cambia dinero actual por una promesa legal y técnicamente irrealizable de cumplimiento futuro.

El dinero que el Estado me quita hoy para la pensión por vejez, no lo repone ahora ni después, se lo gasta y ruega a Dios a que me muera para no tener que devolvérmelo. Así de simple.

Conviene aclarar que, semántica aparte, todo el dinero que el empleador descuenta al trabajador para el seguro social es del trabajador. Tan es así que, si no pone lo que la ley denomina “cuota patronal”, se expone a prisión porque no es de él, sino del trabajador.

Dicho esto, el sistema de pensiones mixto que incorporó una cuenta individual, atemperó esta apropiación legalizada de lo ajeno que es el descuento para seguridad social por vejez, al menos, esa porción del dinero que se ahorra para cada cual directamente de lo detraído y que equivale aproximadamente al 10% del salario que exceda B/.500.00.

Así, por ejemplo, un joven que empezó a laborar en 2013 con 20 años y ha ganado B/.2,500.00 mensuales durante los últimos once años, ya tiene ahorrado poco más de B/.30,000.00 (sin intereses de alguna índole), una suma que, como adulto de 31 años que es, debería poder decidir en qué invertir directamente para garantizar, por sí mismo, cómo su dinero actual le va a proveer una vejez digna.

Tan capaz es el adulto para votar, como para administrar su dinero, por lo tanto, la ocasión es propicia para hacer a un lado a “papá Estado” y entregar a cada cual, cada centavo de lo que siempre fue, es y será suyo.

El autor es licenciado en derecho
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