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- 21/09/2019 07:05
Mosquitos transgénicos y consecuencias imprevistas
¿Recuerda los mosquitos transgénicos creados en laboratorio para reducir las poblaciones de mosquitos y así combatir las enfermedades por ellos transmitidas? Hace pocos días salió en la revista Nature los resultados de un estudio que da algunas lecciones de humildad sobre las intervenciones en sistemas complejos. Las lecciones no son nuevas, pero de vez en cuando la naturaleza nos las vuelve a refrescar.
En Jacobina, una población brasileña relativamente aislada, se ejecutó hace algunos años un plan piloto soltando aproximadamente medio millón de machos de mosquitos Aedes aegypti transgénicos. Estos mosquitos fueron desarrollados con un gen dominante letal que hace que su progenie muera de forma prematura, con lo que no alcanzan la edad reproductiva. El objetivo de esto es reducir las poblaciones de mosquitos. En la práctica, la letalidad prematura de la progenie como resultado del gen en cuestión no es total, y un pequeño porcentaje (3-4%) de la progenie sobrevive hasta edad adulta, aunque se desconoce si estos que sobreviven llegan a ser fértiles. La expectativa de este programa era que el lanzamiento de los mosquitos transgénicos podría lograr reducción sostenible de población, sin que el gen letal en cuestión pasase a las poblaciones nativas de mosquitos. Para ver hasta qué punto dicha expectativa se cumple en el mundo real, se hizo muestreos genéticos de las poblaciones de mosquitos tanto cercanas a Jacobina como de las poblaciones más cercanas, antes del lanzamiento de los mosquitos transgénicos, y luego a 6, 12 y entre 27 y 30 meses posteriores a la culminación del programa de lanzamiento.
¿Resultados? Hay bastante más pase del genoma de los mosquitos transgénicos hacia los mosquitos nativos, del que todos los modelos habían proyectado. ¿Implicaciones prácticas? Los autores concluyen que la hibridación correspondiente probablemente resulte en una población más robusta que la población anterior al lanzamiento de los mosquitos transgénicos, debido a un mayor vigor híbrido. Es posible, dicen también los autores, que la hibridación pudiese introducir a las poblaciones nativas de mosquitos, otros genes relevantes tales como de mayor resistencia a insecticidas. Caramba, esto es análogo a un tratamiento con antibiótico que en lugar de matar la bacteria del sitio de infección, termine fortaleciéndola a largo plazo.
Al leer el artículo de Nature, recordé una escena en 'Parque Jurásico' (Jurassic Park, Steven Spielberg, 1993, basada en la novela de Michael Crichton). En la escena, John Hammond, inversionista principal del proyecto (Richard Attenborough) espera ansioso por los elogios de sus tres invitados luego de haber mostrado a estos el proyecto, pero estos, uno a uno, le van expresando las grandes incertidumbres y preocupaciones alrededor del experimento de revivir especies que han estado extintas por millones de años, y ponerlas en el mismo ambiente que el ser humano. Las consecuencias podrían ser catastróficas, según le advierten cada uno de los tres científicos (un matemático, una paleobotánica y un paleontólogo especializado en dinosaurios). En particular, el matemático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) expresa que “esta no es una especie cualquiera obliterada por la deforestación, o la construcción de una represa. Los dinosaurios tuvieron su oportunidad y la naturaleza los seleccionó para la extinción”. Hammond replica a Malcolm que no puede entender su actitud luddita viniendo de un científico, y a los tres en conjunto les expresa que no puede creer que siendo científicos no defiendan su creación. Las opiniones de los tres científicos podrían resumirse en preocupación por las consecuencias imprevisibles de una intervención muy ambiciosa en un sistema complejo. Bueno, si usted vio la película, sabe que en el relato los sucesos que vienen después le dan la razón a los tres científicos.
En los sistemas complejos hay múltiples variables que interactúan entre sí de modos no bien conocidos, y con relaciones causales computacionalmente intratables, por la interdependencia múltiple. Ejemplos de sistemas complejos son los ecosistemas, los organismos multicelulares (incluso una célula es ya un sistema complejísimo), la cultura, la cognición y los mercados. En los sistemas complejos no opera la linealidad, predomina la opacidad causal, la interdependencia de componentes, la incomputabilidad de las distintas relaciones causales, la ocurrencia de fenómenos emergentes (que no son predecibles a partir de sus componentes), entre otros. En sistemas complejos no hay experticia, por definición, es decir, no existe la persona experta en un sistema complejo. Lo que existe son personas menos ignorantes que el resto, acerca de un determinado sistema complejo. Un biólogo marino es una persona bastante menos ignorante que yo, sobre los ecosistemas marinos. Pero aun el biólogo marino es un ignorante, en el sentido socrático de que es mucho, pero mucho más lo relevante por conocer, que lo ya conocido.
¿Qué lecciones nos dejan el experimento del mosquito transgénico en Jacobina, y Jurassic Park? Crucialmente, que en sistemas complejos es imposible prever todas las consecuencias que acarreará una intervención. Por ello, como señalan los autores del artículo de Nature, los resultados del estudio “demuestran la importancia de implementar programas de monitoreo genético durante lanzamientos de organismos transgénicos, para detectar consecuencias no anticipadas”. A pesar de todos los modelos y de los experimentos previos en laboratorio, cuando se lanzó ese medio millón de mosquitos transgénicos al mundo real se observó fenómenos emergentes, no previstos en los modelos ni detectados en el laboratorio.
¿Significa esto que debemos abstenernos de intervenir en sistemas complejos? No, en lo absoluto. El ser humano no puede no intervenir. Pero sí debemos entender al menos dos cosas: primero, que es extremadamente ingenuo creer que en sistemas complejos podemos prever todas las consecuencias de una determinada intervención, y segundo, que para intervenir en un sistema complejo, generando con ello riesgos de graves efectos adversos no previstos, más vale que el objetivo valga la pena los riesgos. Combatir el zika, chikungunya, fiebre amarilla o dengue, probablemente amerita asumir algunos riesgos de efectos adversos ambientales. Pero sin la ingenuidad de creer que porque un determinado efecto adverso no se observó en el laboratorio, ello signifique que el efecto adverso no existe. En sistemas complejos, más que en ningún otro, puede ser catastrófico el confundir ausencia de evidencia con evidencia de ausencia.
Abogado