- 05/04/2025 00:00
Universidad Bolivariana
En los primeros cuarenta años del siglo pasado, la cooperación cultural y académica peruano-panameña fue uno de los pilares de la relación bilateral. Si bien no todos los esfuerzos intergubernamentales fueron exitosos, ambos países fueron perseverantes en cultivar ese campo en el cual registran muchas vinculaciones.
En el Tercer Congreso Científico Panamericano reunido en Panamá en 1924 nació el proyecto de creación de la “Universidad Bolivariana”. De las dieciocho naciones convocadas para lograrlo, solo el Perú prestó su apoyo financiero aportando siete mil quinientas libras esterlinas (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú,Caja 5-20-A,of.22,1930). Seis años después, el 24 de marzo de 1930 la cancillería panameña comunicaba a la Legación peruana que el proyecto quedaba pospuesto (MRE,Caja 5-20-A,of.14,1930) y que procedería a la devolución del dinero depositando en el Banco Nacional la suma de $36390.90 dólares. El 18 de agosto de ese año la cancillería peruana comunicó a la Contraloría General de la República que Panamá devolverá el dinero que le fuera proporcionado para el proyecto, sin embargo, surge una discrepancia sobre la moneda y el tipo de cambio aplicado por lo que la Contraloría instruye que se aclare con Panamá que la suma prestada fue en libras esterlinas.
Guillermo Rosenthal, como responsable de la Legación peruana en Panamá, explicó que no había pérdida cambiaria alguna. La suma inicialmente pactada por el Perú en 1924 para construir la universidad fue de cincuenta mil libras esterlinas de las cuales entregó las primeras siete mil quinientas en 1925. Dado que Panamá canceló el proyecto, el gobierno expresó unilateralmente que devolvería la donación peruana aplicando un tipo de cambio de $4.88 dólares por libra esterlina, lo que arrojaba un poco más de treinta seis mil trescientos dólares (MRE,Caja 5-20-A,of.9,doc.2217,1930). Rosenthal transmite también a Lima una propuesta del presidente panameño Florencio Harmonio Arosemena que sugirió tres formas de invertir el dinero que próximamente recibiría el Perú: a) un edificio nuevo para la Legación peruana en el terreno cedido en 1926 por Panamá y que, en ese momento, estaba baldío; b) un monumento; y, c) un nuevo alquiler para la Legación. En caso de optarse por la construcción de un inmueble, Rosenthal señala que el costo sería de $60 mil dólares y que el arquitecto podría ser Villanueva Meyer, peruano, edificador del Palacio Presidencial. Finalmente, Panamá toma un préstamo por un millón de dólares para atender diversas necesidades gubernamentales y para devolver la donación inca (MRE,Caja 5-20-A,of.41,doc.10552,1930). Rosenthal indica que Panamá contrajo la deuda con el “National City Bank” (MRE,Caja 5-20-A,of.18,doc.9423,1930) y que haría depósitos fraccionados hasta por la suma de $36390.90 dólares.
Sucesor de Rosenthal al frente de la Legación peruana fue Eduardo Garland quien asumió sus nuevas funciones en octubre de ese año. En su primer informe sobre el tema, el nuevo diplomático peruano señaló a Lima que Panamá hizo una primera devolución de $26939.29 dólares el 31 de octubre de 1930 (MRE,Caja 5-20-A,of.34,doc.10545,1930). En noviembre del mismo año, el abono panameño llegó a la tesorería peruana (MRE,Caja 5-20-A,of.56,cablegrama 45,1931) mientras que los casi nueve mil quinientos restantes fueron girados a finales de 1932.
Unos días antes, el 9 de octubre de 1930, Garland fue recibido en audiencia por el presidente Arosemena quien agradeció que el nuevo gobierno peruano confirmase que le otorgará la Gran Cruz con Brillantes de la “Orden del Sol”. Luego de unas coordinaciones logísticas con el departamento de protocolo panameño, Garland pidió a Lima que la presea le sea enviada a Panamá para él tener el honor de condecorar al Primer Mandatario (MRE,Caja 5-20-A,of.26,doc.9892,1930).
Respecto a las propuestas del presidente Arosemena, lo anecdótico fue que Garland llevó a cabo la tercera de ellas, es decir, reubicó la Legación a la Calle Perú nro. 30 por una renta de $100 dólares mensuales o 25 libras esterlinas (MRE,Caja 5-20-A,of.24,doc.9890,1930), allí permanecerá hasta 1934 en que el nuevo Jefe de Misión Enrique García Bedoya nuevamente cambiará de local, mudándose a la Calle Ecuador nro. 15 (MRE,Caja 8-39-A,Nota Diplomática peruana del 14 de junio de 1934). Con relación a la segunda de las propuestas, el monumento, lamentablemente las cancillerías no se pusieron de acuerdo. Mientras que Lima habría sugerido rendir homenaje a José Domingo Espinar, médico fundador de la independencia peruana, Panamá se mostraba a favor de una alegoría alusiva al “Batallón del Istmo”, varios de cuyos integrantes llegaron a combatir en la decisiva batalla de Ayacucho (1824) que determinó el fin del dominio español en Sudamérica.
A pesar del revés que significó el fallido intento de creación de la “Universidad Bolivariana”, la actitud solidaria del Perú quedó, en el imaginario popular, como fiel reflejo de su abierta confraternidad como así lo expresaría, en 1932, Isaac Fábrega subsecretario de relaciones exteriores y director de “La Estrella de Panamá”.