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- 18/08/2024 01:00
- 17/08/2024 10:35
Como consultor en el área económica, el puertorriqueño Rodrigo Soto llegó a Panamá alrededor del año 1993, país en el que vivió por unos cinco años. Habiendo editado más de una veintena de informes sobre temas ambientales, sociales y económicos, no solo pudo conocer muchos lugares sino su gente e idiosincrasia A pesar de que partió hacia Estados Unidos, algunos proyectos le hicieron regresar en 1999 y permanecería en el país hasta 2006 cuando una oferta irrechazable le hizo partir hacia Chile, aunque ya había incluso comprado un apartamento y tenía cédula.
Soto considera Panamá su segunda patria, por eso no sería extraño ambientar su primera novela en nuestro país. Se trata de un proyecto que inició hace ya 20 años, pero que había puesto “en remojo”, pues dudó si el tema, el camino hacia la adultez de un chiquillo y el reconocimiento de su homosexualidad podrían tener la suficiente fuerza.
“Cuando empecé a escribirla lo hice desde el punto de vista de la realización personal de un niño, de un joven, pero después la dejé porque no me parecía una historia interesante, así que abandoné el libro, pero cuando llegó el covid lo retomé y me di cuenta que lo que me parecía más interesante de Panamá eran esos diez años un [19]90 cuando había pasado por el trauma tan grande de una dictadura que terminara violentamente con la invasión y de repente vienen estos 10 años en los que hay que enfrentar que el Canal volverá a manos panameñas, con qué gobierno sería eso; recuerdo reunirme con tantos amigos que meditaban ‘si podemos o no podemos, si lo vamos a hacer bien o lo vamos a hacer mal, ¿qué va a pasar de nosotros cuando se vayan los americanos del Canal?’ y es bien único esto que le pasó a Panamá y quise capturar eso. Me pareció que combinar el llegar a la adultez del niño con el de llegar a la adultez del país, era una muy buena combinación de tema”, comenta. “Decidí mostrar cómo reaccionan los personajes con el entorno. Y escogí que fuese una familia de comerciantes porque eran muy sensibles a la situación económica”, agrega.
En la historia, Tino (Constantino) vivía sus años de infancia cuando Panamá se convulsiona luego de las declaraciones del coronel Díaz Herrera que desatan una serie de protestas en contra de la dictadura militar, en ese momento encabezada por el general Manuel Antonio Noriega, acompañadas de una brutal represión. Las decisiones que toman Tino y su familia se ven influenciadas directamente por los acontecimientos del momento que incluyen los cambios de gobierno luego de la vuelta a la democracia y la recuperación de la administración del Canal.
“En 1999 Panamá tuvo que decidir si seguimos manejándolo como una ONG, sin fines de lucro o lo vamos a manejar de una forma diferente, qué opinión va a ser más importante, la de Estados Unidos, de todos los funcionarios que dejaron aquí o las de Panamá... y yo creo que eso se manejó de una manera tan madura que los panameños debieran sentirse muy orgullosos de cómo lo tomaron, como un asunto de Estado y no lo convirtieron en un asunto político nacional. Hay que darle crédito al país porque eso fue muy bien manejado y se sigue manejando muy bien para el beneficio del país”, asegura.
A pesar de ello, las movidas políticas son muy cuestionadas por los personajes que toman partido por una corriente y más adelante se dan cuenta de que tal vez esa decisión no fue la más acertada. “Cada partido tienen sus adeptos. Yo quería demostrar que mis personajes no iban a ser unidimensionales, que podrían apoyar un gobierno y después volverse en contra, porque también noté que los panameños no repiten gobierno, votan en contra de en lugar de buscar una continuidad”, dice y conoce al dedillo las cifras de crecimiento económico aportadas por los gobiernos de Torrijos y de Martinelli. Cada gobierno ha tenido sus logros, pero también sus defectos y el panameño no lo olvida. “Quise reflejar eso en la dinámica familiar en la historia”, agrega.
En cuanto a Tino, el personaje principal, un chico que se descubre homosexual en su pubertad, los rasgos que lo componen vienen de situaciones que le ocurrieron a Soto así como de experiencias de otras personas conocidas e incluso también de algunos hechos que resultaron noticia.
“Esta historia no es de mi familia, es ficción. Pero obviamente muchas de las cosas que le ocurrieron a él me pasaron a mí o a gente que conozco. Me fue muy fácil reflejarlo, es un tema de cómo en aquel entonces se reconocía uno antes del internet, cuando no había nadie que hablara de eso, no había recursos para tú buscar, nadie te iba a decir qué hacer y si lo trataba de hacer seguramente era por motivos bastante mórbidos”, reconoce. El acceso a la información era muy limitado y la sociedad era aún más conservadora.
“Quise capturar esa parte también de descubrimiento que tiene que ver con ese sentimiento de sentirse diferente; ese sentimiento de cuando tú andas con tu manada, con tus amigos y ellos se comportan de una manera que a ti no te sale natural, sientes que estás actuando”, medita.
La gente de Ambiente, como se le conocía en aquella época al colectivo lgtbiq era y sigue siendo estereotipado, sin embargo, cada quien vive una realidad y una situación muy distinta.
“Todos somos diferentes, algunos manejan las cosas con más valor que otros y otras personas ni siquiera tienen que tomar valor, simplemente porque no son así, no hay estereotipos. Por eso quería mostrar personajes variados. Es bien diferente cuando una persona tuvo dos bisabuelos fundadores de la República tiene sus apellidos y vive en Obarrio -ejemplifica- y en su casa va todo el mundo que invite y nadie se va a escandalizar porque tenga una pareja de hace 35 años; todo el mundo la reconoce y eso es diferente a una persona que es pobre, vive en San Miguelito y tiene que enfrentar esa discriminación tan pronto sale de la puerta de su casa”, plantea. Sin embargo, a pesar de esas diferencias, ambos quedan absolutamente desprotegidos ante una falta de legislación que reconozca y proteja a las parejas del mismo sexo. El temor al escándalo ante la reacción de familiares es también igual.
De hecho, el debate por el matrimonio igualitario fue uno de los disparadores para que Soto reviviera esta historia. Cuando el abogado Carlos Ernesto González interpuso las demandas que buscaban la declaración de inconstitucionalidad de la ley que establece que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, se desató a través de las redes sociales una guerra de palabras que dejó en evidencia los prejuicios y la falta de tolerancia, “barbaridades, cosas que yo escuchaba cuando era un niño niño en los años 70 y 80 son presentadas hoy día como fácticas y cosas peores. Gente que hablaba de exterminio, campos de concentración, como si esto fuera algo que se aprende y es cuestión de quitarlos a todos para que desaparezca...”.
Siempre ha habido [gais], es genético y salimos de parejas heterosexuales, así que no busquen el gen porque es una combinación de genes que hace que esto suceda pero sucede y es real. Me dije, yo no soy panameño, no me puedo poner a protestar porque me deportan, pero puedo escribir un libro, puedo escribir sobre mi experiencia y mi historia es mi batalla y ese fue el impulso que necesitaba para terminar el libro. Hace falta mucha educación y la batalla se hace pues haciéndola”, afirma.
Para Soto, es cuestión de tiempo. No es un tema que va a desaparecer porque “nosotros no vamos a ningún lado”. “Entiendo que Panamá no es Massachussets, ni Noruega ni Dinamarca, hay que esperar pero todos esos países llegaron ahí (...)yo vivo en un estado donde el matrimonio igualitario, lleva más de 20 años y ni ha llovido sangre, ni se ha partido la tierra, y sigue existiendo la misma el mismo porcentaje de matrimonios de personas del mismo sexo, con la única diferencia que ahora se casan y a nadie le importa”.
La historia de Tino en El ansia de cosas imposibles finaliza en el momento en que deja atrás algunos lastres y emprende una nueva vida. Esto coincide con el gobierno de Torrijos. ¿Qué ocurrió después? “Estoy imaginando una historia que llegue hasta el año antes del covid, que fue el agente de caos que frenó todos estos cambios”, contempla. Y aunque esta historia no logre un apoyo editorial, Soto está convencido de llevarla adelante e imaginar los nuevos retos en la vida de Tino.