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- 04/08/2011 02:00
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El hablar otros idiomas no solo ayuda a preservar la cultura de la familia y puede abrir oportunidades laborales en una economía cada vez más global, sino que estudios científicos indican que ser bilingüe es bueno porque hace que el cerebro sea más flexible. Un estudio señaló incluso que hablar más de una lengua puede demorar la llegada del mal de Alzheimer. Los últimos estudios afirman que los niños, incluso a temprana edad, se dan cuenta cuando un adulto se siente cómodo en el idioma que habla. También indican que cuesta corregir las fallas cuando alguien aprende mal una nueva lengua. Valerie Berset-Price, consultora internacional de asuntos económicos que estudió el tema del poliglotismo cuando concedía becas para una escuela de francés en Portland, Oregón, dice que adhiere a la teoría de que el cerebro le asigna un idioma a cada persona. Si una madre le habla a su hijo en mandarín, cuando el niño escucha su voz, su cerebro automáticamente sintoniza con el mandarín y tiene que hacer un esfuerzo para hablarle en otro idioma. Por eso los expertos subrayan la importancia de hablarle al hijo en una lengua específica.
UN LIBRO MUY ÚTIL
Los expertos recomiendan insistir en los dos idiomas. En su nuevo libro ‘SuperBaby: 12 Ways to Give Your Child a Head Start in the First 3 Years’ (Superbebé: 12 formas de encaminar tempranamente a su hijo en los primeros tres años), Jenn Berman enumera los beneficios de ser bilingüe, como lo son coeficientes intelectuales más altos, mayor capacidad de resolver problemas, mejor aprendizaje de idiomas, más conocimientos de matemáticas, mayor sensibilidad cultural y mejor potencial de ganar dinero. Berman recomienda hablarle al hijo en otro idioma por más que el padre no lo domine a la perfección. ‘Cualquier contacto con otra lengua es mejor que ningún contacto’, expresó. La autora recomienda otras formas de familiarizar a los hijos con distintas lenguas: contratar niñeras que hablen otros idiomas además del inglés; si se va a enrolar al hijo en una clase de música, enrolarlo en una de música española, por ejemplo. Y enviarlo a escuelas bilingües. ‘Exponerlo a otro mundo y a otras culturas es un regalo enorme que se le hace al hijo’, sostuvo Berman. ‘Y es muy importante en el mundo en que vivimos’.