Las sombras de la indiferencia que arropan a la familia Windsor

Actualizado
  • 15/03/2021 00:00
Creado
  • 15/03/2021 00:00
Los duques de Sussex se han posicionado bajo el reflector de los medios de comunicación internacionales, sacando a la luz conflictos internos relacionados con discriminación y problemas de salud mental

No es un secreto que la familia real Windsor ha tenido diversos encuentros desfavorecedores con los medios de comunicación desde la llegada de la fallecida princesa de Gales, Diana (1961-1997), quien sufrió problemas de salud mental, desórdenes alimenticios y constantes bombardeos de la prensa británica durante su tiempo dentro de la familia real británica. Dos décadas después, la duquesa de Sussex y esposa del príncipe Harry, Meghan Markle, confesó a la prensa estadounidense padecer una historia similar.

El matrimonio de la actriz estadounidense con el príncipe Harry ha estado bajo los reflectores de la prensa desde sus inicios, pasando por las tensiones con la reina Elizabeth II, el nacimiento de su primer hijo, Archie, y la renuncia oficial de ella y su esposo a los títulos de realeza y labores subsecuentes –como confirmó un comunicado de prensa del palacio de Buckingham en febrero–, con el objetivo de llevar una vida de servicio público y ampliar sus conexiones comerciales en Estados Unidos.

Las reacciones de la Corona no se hicieron esperar ante dicha noticia, sin embargo, para la duquesa de Sussex el verdadero problema y razón de su salida de la vida de la realeza –apodada 'Megxit' por los medios británicos– fue revelado en una entrevista el pasado domingo en el programa de la productora y presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey.

En dicho programa, Meghan y el príncipe Harry detallaron los conflictos que se habían desarrollado en el palacio de Buckingham, desde padecer problemas de salud mental como ataques de pánico, ansiedad, depresión, y por parte de Meghan, pensamientos suicidas.

“Simplemente ya no quería seguir viviendo”, comentó la duquesa a Oprah durante la entrevista de casi dos horas transmitida exclusivamente en Estados Unidos a través del canal de televisión CBS. “Pasé noches asustada y atacada por pensamientos muy claros, que no son una idea abstracta sino algo metódico que yo sé que no soy yo realmente”, apuntó.

El príncipe Harry también confesó haber vuelto a tener ataques de pánico, tales como los que había sufrido hace años y había confesado por primera vez en un podcast del medio británico The Telegraph en 2017.

La entrevista de la pareja real dejó en evidencia su búsqueda por desenmascarar actitudes y comportamientos que, a sus ojos, siguen haciendo mal dentro de la familia Windsor. Mientras que Meghan ha sido descrita por medios internacionales como la versión moderna de una villana que busca “destruir a la familia real” –haciendo referencia a la duquesa de Windsor Bessie Wallis Warfield Spencer Simpson, quien fuera esposa del rey Edward VIII y dos veces divorciada antes de este matrimonio, a quien se le acusó de la abdicación del trono por parte del rey–, el príncipe Harry comentó que sentía la presencia de su madre, lady Diana, durante el proceso de defender a Meghan y renunciar a las responsabilidades de la realeza.

Durante la entrevista, el príncipe habló acerca de los recuerdos de su madre, quien también padeció de los ataques reales e incluso habló en noviembre de 1995 acerca de sus experiencias como princesa de Gales en una entrevista con el periodista Martin Bashir, de la cadena británica BBC.

En dicha intervención, lady Di comentó acerca de los problemas de depresión postparto, “de la que nadie habla y que me fue muy difícil atravesar”, los celos de su esposo durante la gira de cuatro semanas en Australia y las dificultades de su trabajo como representante de la Corona británica.

“Nadie nunca se sentó conmigo y me dio un pedazo de papel que dijera qué era lo que se esperaba de mí exactamente”, indicó lady Di a BBC entonces, “en el espacio de un año toda mi vida cambió, dio un vuelco y tuvo sus momentos maravillosos, pero también tuvo momentos desafiantes. Cuando nadie te escucha, o sientes que nadie te escucha, empiezan a suceder todo tipo de cosas”. De manera similar, la duquesa de Sussex describió su situación tras casi tres años de su matrimonio con el príncipe Harry: “No veía ninguna solución en la familia”, explicó.

Según una publicación de Vogue, las similitudes entre ambas mujeres son “sorprendentemente paralelas”, considerando que ingresaron a la realeza de forma inesperada, con orígenes y estilos de vida diferentes a lo que define a la Corona, sin entender por completo lo que significaría ser parte de los Windsor, aunque en épocas distintas.

Lady Di provenía de una familia noble, era conocida en la sociedad y tenía apenas 19 años cuando se comprometió con el príncipe Carlos, mientras que Meghan proviene de Estados Unidos, es de familia birracial, divorciada y con una carrera en el entretenimiento antes de cumplir 40 años, por lo que las confesiones de ambas se correlacionan a la vida detrás de las puertas del palacio, donde las cámaras no llegan y queda mucho entre la neblina.

Para el príncipe Harry, relacionar las vivencias de su madre con las de su esposa ha sido un espejo de situaciones en donde “la historia se repite a sí misma”.

“Cuando hablo de que la historia se repite, me refiero a mi madre”, dijo Harry a Oprah. “Cuando puedes ver que algo sucede de la misma manera, cualquiera pide ayuda”. Meghan habló de la soledad, la desolación y la depresión que sufrió en la casa real, haciendo eco en las confesiones de Diana en cuanto a la bulimia y la ansiedad que sufrió durante su matrimonio. Tanto Meghan como Diana indicaron a la prensa haber solicitado ayuda a otros miembros de la familia real, pero no recibieron atención ni apoyo.

“Mi madre estaría enojada y decepcionada con lo que estamos viviendo y creo que nos hubiera apoyado en la decisión de salir de Gran Bretaña y buscar una nueva vida lejos de las limitaciones de la realeza”, indicó el príncipe Harry el pasado domingo, “creo que lo hubiera visto venir antes que nosotros, pero sobre todo, pienso que le habría importado que fuéramos felices”.

Aún con las emociones a flor de piel, la pareja real anunció que su segundo bebé será una niña que nacerá a mediados del verano de 2021. Aunque no dio nombres específicos, Meghan indicó que habían sufrido comentarios racistas dentro de la familia real por el color de piel de su primogénito, Archie; además, el príncipe apuntó las incomodidades de tocar el tema del bebé frente a su familia por los casos de racismo y constantes ataques hacia su esposa por parte de la prensa internacional.

“Nadie de mi familia dijo nada en su defensa durante estos tres años”, anotó, e incluso indicó que su relación con su padre, el príncipe Carlos, se encontraba “en tensión”: “Pensé que él lo entendería por haber pasado por una situación similar con mi madre, pero todavía queda mucho dolor que sanar”.

Aunque las similitudes entre Diana y Meghan siguen siendo examinadas por los medios británicos, la pareja continúa con pasos firmes hacia la construcción de una vida lejos de las polémicas y el caos. “Quiero hacer lo mejor para Archie, porque sé hacia dónde esta situación podría llevarlo”, enfatizó el príncipe Harry.

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