Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 22/09/2018 02:00
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La vida es un transcurso
Pero, este modo de irte
Es una punzada envenenada
Por el que juro ¡Te lo juro!
Hacer rutinaria esta defensa y esta venganza.
He de vengarme con el rito al paso libre del río Cobre
Donde Mechi, la campesina,
Recita la poesía nublada a su pequeño Akiles
Quien lee su pecho de madre
Con la preñez azul violeta de los árboles de jacaranda
En su viaje de nubes, invocando el vapor de sus espíritus
Conmoviendo al relámpago y a la tempestad
Sus ojos trazan la mirada de mar a mar
Bebiendo rebelión, resistencia y el amor de la tierra.
Tengo un millardo de vacíos
Y el suyo señora Cáceres, es el más inmenso vacío que tengo
Y en medio de ese espacio conspicuo
Su piel es un sendero y su palabra, luna llena
Su palabra es un taladro
Que construye mi casa y molesta algún oído
Y mi casa tiene una dignidad distinta
Hecha de palmeras y de macanos, sin deuda bancaria
Mi casa tiene una dignidad distinta, de olor nativo.
Su piel es un sendero y su palabra, luna llena
Una que alimenta la tierra y otra que alegra la noche
Una viga en la montaña y la rama de las frutas maduras.
Su piel es un prisma y su palabra una luz
En donde veo los colores de la vida y el blanco y el negro
Su palabra es la lágrima que falta en las encíclicas papales
Su piel falta en la predicación del domingo y en el bar de la noche
Para levantar el alma moribunda y darle sentido al licor que alegra.
Las almas moribundas se olvidan de los moribundos
Se olvidan, se olvidan… se olvidan que son moribundas
Hasta que les llega el edicto a la puerta
Y no hay para el bar y no hay para la ofrenda.
¿A quién le grito mi dolor
Mi sed por sus ausencias?
Cada vez incompleto,
Hay un nocturno menos
Un río menos
Una mujer, indefinidamente menos
Un árbol menos, una canción menos
Cada vez incompleto,
Leo las congojas de las aguas en sus ojos
Y le confieso al bosque y a sus habitantes
Que me cuelgo de la duda apaciguada,
Dudo olvidarme de ella, cómplice de su aljaba
Cumpliré mi venganza por ella
Porque en cada árbol sembrado, la veré
Veré su cabello sin amarras dentro del cielo áureo
Veré mi ritual de luna nueva
En lo que lloro, en lo que muero
En lo que grito, en lo que bebo
En lo que clamo, en lo que canto
Veré mi vida sostenida en las mismas aguas
Por las que vuelan los pájaros y me siento humano.
ESTEBAN BINNS
Profesor y poeta
Profesor de Matemáticas en la comarca Ngäbe-Buglé.
Autor invitado en la antología ‘Poetas emergentes de Panamá' (La Antigua, 2017).
Ganador del concurso de Poesía León A. Soto 2017, con la obra ‘El Poema de los adioses'.
Autor del libro ‘Ode' cuentos de nosotros, escrito en español y ngäbere (Ediciones Pelo Malo, 2018)
Invitado recientemente como autor para leer su obra en el círculo de lectura del Colegio de Cerro Iglesias (Comarca Ngäbe Buglé).