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Desarrollo, el resultado de una ecuación que involucra educación y salud
- 31/12/2022 00:00
- 31/12/2022 00:00
El crecimiento económico es un proceso sostenido a lo largo del tiempo en el que los niveles de actividad económica de un país aumentan constantemente. Una de las formas convencionales para medirla es la evolución del producto interno bruto (PIB).
Entre los beneficios que propicia están el aumento del empleo, mayores ingresos por impuestos, adquisición de bienes y servicios, y políticas designadas para redistribuir la renta.
“Sus ventajas son obvias: si la economía crece, las rentas serán mayores en el futuro y las nuevas generaciones tendrán más niveles de bienestar material”, dice la economista María Eugenia Labrunée, en el documento “El crecimiento y el desarrollo”, parte de su curso de economía en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En el contexto de estos objetivos, la salud va adquiriendo una importancia creciente dentro de la estrategia para el desarrollo, lo cual implica el reconocimiento de que la salud, como inversión en recursos humanos, conduce al mejoramiento de uno de los tres elementos más importantes del crecimiento económico: recursos naturales, capital y recursos humano, explica el economista estadounidense Alfred Wolf en el documento “La salud como factor del desarrollo económico Internacional”.
Las inversiones en salud, según Wolf, tienen importantes repercusiones económicas, como es el caso de la educación, que junto con la salud constituye la infraestructura social requerida para el desarrollo, ya que ambos concurren a la formación y conservación del capital humano.
De acuerdo con el incremento de insumos de capital material y las adiciones a la fuerza de trabajo, el economista estadounidense mencionó que la producción per cápita que mide la riqueza de un país por la distribución de la renta según la población, puede aumentar a un ritmo más acelerado de lo que cabría esperar.
“La explicación estriba en una mayor capacidad de producción de una fuerza de trabajo a cuyo crecimiento cuantitativo ha contribuido el mejoramiento de la salud, y cuya calidad se ha perfeccionado gracias a esta y a la educación”, destaca Wolf.
Para el rector de la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), Juan Bosco Bernal, “a mayor escolaridad de la población, más serán las oportunidades de un empleo bien remunerado, que elevaría sus niveles de ingreso, como las del país”.
Sí existe una relación estrecha entre crecimiento económico y educación, pues, “una buena educación con alta escolaridad es un factor fundamental para crear condiciones para el crecimiento económico, pero no se trata de cualquier educación, sino una educación de calidad, que contribuya al mejoramiento del pensamiento analitico y critico y que fortalezca las habilidades tecnológicas y digitales”. “Esta conexión es una moneda de dos caras”, dijo Bernal.
Y para ello no solo se requiere de buenos planes educativos y buenas estructuras que soporten las escuelas. Se requiere de un estudiantado con plenas capacidades para instruirse.
Resultados de estudios realizados los últimos años presentan una realidad desalentadora: grandes deficiencias en lectura y escritura, matemáticas, inglés y ciencias. ¿Depende esta realidad de un problema estructural en la educación o de un problema de formación en términos físicos y de salud? Los expertos establecen que es una relación 50/50.
El pediatra y expresidente de la Sociedad Panameña de Pediatría Eric Díaz Pino comentó que “para la producción del PIB per cápita se debe tener una población juvenil sana, productiva e inteligente”. Pero, ¿cómo se logra una población sana?
Según Díaz, todo empieza en el desarrollo prenatal que abarca desde la fecundación hasta el nacimiento. Seguido de la etapa de niñez, que va desde el nacimiento hasta los 11 años de edad aproximadamente, esta última abarca el crecimiento y el aprendizaje social.
El pediatra añadió que en el proceso prenatal se asegura que la madre, con las evaluaciones nutricionales, pueda cubrir las necesidades del bebé, en desarrollo y crecimiento adecuado. Después viene la atención de los mil días, que al durar hasta los tres años, comienza con la lactancia materna hasta ser exclusiva en los seis primeros meses para que el bebé adquiera un óptimo desarrollo neural. Finalizado ese periodo, empieza la alimentación complementaria de proteínas, carbohidratos y vegetales.
Con la infancia se priorizan los tamizajes para los controles auditivos, cardiacos, metabólicos o neonatales, así como los hitos de desarrollo donde se evalúan el lenguaje, la interacción social y la alimentación.
“Hay que resaltar que la supervivencia infantil va desde su gestación en el embarazo hasta que va creciendo los primeros cinco años de vida. Con los controles médicos se asegura que el niño rendirá en la escuela y será una persona productiva para la sociedad”, recalcó el pediatra. Y añadió “por eso es importante acudir a los controles, para detectar a tiempo los problemas de neurodesarrollo que tenga el niño. Hay que promover e incentivar la responsabilidad de los padres en que acudan con sus hijos a los controles cuando les corresponde”.
La alimentación escolar es otra responsabilidad. El pediatra comentó que este servicio debe ser balanceado y libre de comida chatarra. Destacó el rol que juega el Ministerio de Educación (Meduca) con la entrega de leche y galletas nutritivas fortificadas con hierro y calcio, ya que les brinda opción a los niños y adolescentes, que tal vez no cuenten con comida en sus hogares.
“Esos recursos se deben dar a los que presentan cuadros de desnutrición, y no a los que sufren de obesidad porque solo se estaría contribuyendo a una endemia”, aclaró el expresidente de la Sociedad Panameña de Pediatría.
Para el rector de Udelas, la relación entre salud y educación es de suma importancia. A nivel de gobierno, señaló que la primera infancia menor de cinco años se atiende a través de los centros de atención integral a la primera infancia (Caipi), que administra el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
“Con estas atenciones el país reconoce que es el periodo de los mil días donde se desarrolla plenamente el cerebro, aumentan las neuronas y la conexión entre estas”, dijo Bernal.
El objetivo de los Caipi es promover el desarrollo integral de niños menores de 4 años, con el fin de contribuir en su formación y en el fortalecimiento de una relación estable y segura entre el niño, su familia y la comunidad, se lee en la página web del Mides. Con una cartera integral de servicios, ofrecen atenciones complementarias de educación con calidad, salud y nutrición, identidad y crianza con pautas adecuadas.
De acuerdo con el Mides, con los Caipi se cumple el propósito de la política pública y la Ruta de atención integral a la primera infancia (Raipi), que es un instrumento de articulación institucional que propone la entrega coordinada y efectiva –por parte del Estado y de la familia– de un conjunto de atenciones planificadas, continuas y permanentes que contribuyen a la atención integral y a la garantía de los derechos de cada niño. Educación temprana, salud y nutrición, identidad y crianza positiva son los cuatro derechos fundamentales que identifica la Raipi.
Durante una entrega de un Caipi en Los Santos, la ministra del Mides, María Inés Castillo, enfatizó que desde el punto de la neurociencia, de 0 a 36 meses es la etapa donde se desarrolla hasta el 87% del cerebro, por ende, “los primeros años de vida del niño sientan las bases de su crecimiento y futuro”.
Otra de las propuestas que se hacen es el plan Colmena, una estrategia multisectorial que busca reducir la pobreza multidimensional y la desigualdad en los corregimientos más vulnerables del país. Dentro de sus 12 áreas de intervención incluye la atención integral a la primera infancia, el mejoramiento de la nutrición, la salud y la educación.
La efectividad de estos programas será notoria cuando los infantes que hayan participado en estos programas enfrenten el futuro, a través del fortalecimiento de sus actividades educativas, cognitivas, lúdicas, afectivas y motoras.
“No tengo ninguna duda de que el plan Colmena es el camino, el legado y el instrumento para la lucha contra la pobreza y la desigualdad”, señaló el presidente Laurentino Cortizo, el pasado mes de abril, cuando sancionó la ley que le da vida jurídica y permanencia a la estrategia nacional plan Colmena, para que perdure más allá de un gobierno y pueda continuar produciendo beneficios para las comunidades vulnerables y aportando a la tarea del desarrollo integral del país.