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- 22/08/2019 02:00
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Las comedias infanto- juveniles tienen la peculiaridad de recrear momentos incómodos en las vidas de nuestros muchachos que causan completa hilaridad. Suelen ser, en muchos casos, la extensión de las vivencias de los creadores de estas historias, y en casos excepcionales, cuentos de terror con altas cargas de experiencias sobre crecer en temáticas adultas, cuando aún se está por llegar a grados de madurez.
Así, este tipo de subgénero con niños actores, siempre guarda límites en sus contenidos para no pasarse y ser víctima de críticas negativas. Por ejemplo, a principio de los años noventa, con la fiebre de Mi Pobre Angelito , surgió la versión de Mi pobre Diablito , con un niño adoptado que era el objeto de afecto de un padre bonachón, interpretado por John Ritter, que además tenía como sujeto aspiracional a un reo que se escapa para ser el cómplice de sus fechorías.
En el caso que nos ocupa, Chicos buenos , resulta que ha destronado en la taquilla al spin off de Rápido y furioso. En el filme conocemos a Max, de 12 años, que para aprender a besar porque se va de farra, decide usar el dron de su padre y de pronto espiar a las chicas, aunque lo pierde por accidente.
Sus dos mejores amigos, Thor (Brady Noon) y Lucas (Keith L. Williams), lo ayudan, pero siguen ocurriendo sucesos inesperados que incluyen drogas, persecución policial y unas aterradoras adolescentes.
El filme es producido por Seth Rogen y Evan Goldberg, que hicieron Pineapple express y La fiesta de las salchichas , junto a James Weaver uno de los productores de Malditos vecinos .
Aunque parece una película para niños, pues no lo es, y en cierta medida este ha sido el gancho ganador en la taquilla en los Estados Unidos.
Películas infantiles subidas de tono