Ceniza en la boca: Estruendo y soledad

Actualizado
  • 27/04/2024 23:00
Creado
  • 27/04/2024 11:20
La escritora mexicana Brenda Navarro plantea en Ceniza en la boca una historia atravesada por grandes dilemas sociales y existenciales: la migración, la explotación y precariedad laboral, la condena al no-ser, el suicidio, el amor y la violencia. Navarro estará en Panamá como parte del Festival Centroamérica Cuenta

Brenda Navarro empieza su novela así: “No lo vi yo, pero como si lo hubiera visto, porque lo tengo taladrándome la cabeza y no me deja dormir. Siempre la misma imagen: Diego cayendo y el ruido de su cuerpo al impactar contra el suelo. Entonces me despierto y pienso que no me pasó a mí, ni le pasó a Jimena, ni a Marina, o a Eleonora: le pasó a Diego; una y otra vez, en mi cabeza el sonido, como un costalazo, como un cristal rompiéndose en pedazos y encajándose en un saco de arena de golpe, de repente, sin avisar. Seco, contundente, un encontronazo entre costillas, pulmones y asfalto”.

La descripción continúa e incomoda. Por ratos, repugna. Porque Navarro no se detiene en ese proceso imaginativo que supone describir un suicidio -el suicido de alguien que se lanza desde el quinto piso de un edificio-, y como el suicido es un tema que incomoda, que asusta, que duele, la lectura de esa primera página de su novela Ceniza en la boca avanza, pero con aprehensiones: “Un cuerpo estrellándose contra el suelo. Diego queriendo ser estruendo, queriendo interrumpir la música de su cuerpo. Diego dejándonos así, con él suspendido entre nosotros. Diego, una estrella”.

La segunda novela de Navarro (la primera fue Casas vacías, publicada en 2018) comprende varias historias. La más evidente es la de Diego, pero conforme avanzan las páginas emergen las otras y se descubren -si es que esta es la palabra adecuada- las razones. O no se descubren en absoluto, porque no hay explicaciones. Lo que sí hay es una protagonista que, a partir del suicidio de su hermano, recuerda y cuenta la vida que habían compartido.

Entonces tiempo y espacio se convierten en aliados de la narración, para llevarnos por territorios distintos que tienen algo en común: la violencia. En México está la violencia narco; en España, el racismo. Y en medio de ambas muchas más, pero estas dos le dan marco a la novela.

La historia transcurre entre un presente atravesado por la soledad, la precariedad laboral y la discriminación hacia los migrantes en Europa, y un pasado en México en el que se hunden los arraigos y los recuerdos amables, aunque ello sea solo producto de la idealización infantil. Diego muere de nostalgia porque añora su vida en el país natal, los tacos y a los abuelos; y muere de rabia en España porque ha sido condenado a un no-ser que lo hace sentir impotetente.

La novela retrata también las condiciones de trabajo de las mujeres migrantes, que toman empleos de cuidadoras o domésticas internas, con todo lo que ello acarrea: “Y la metí a la tina con su agua caliente, y me dijo que le llamara Laura y así la llamé. A ver, Laura, alza tu brazo que así acabamos más pronto. Y la piel de Laura toda llena de rozaduras y sebo. ¿Desde cuándo no te bañas, Laura? No me acuerdo. Desde hoy te vamos a bañar diario, eh. Y ella dijo que sí en silencio. Ay, que me duele si echas champú. ¿Cómo te va a doler? Me duele. Y la miré de cerca y le dije: A ver. Y la vi. Todo el cuero cabelludo con costras y algunas heriditas todavía vivas”.

Este es uno de los atractivos del libro: el estilo narrativo. Pasa de primera persona a un intercambio dialógico que parece repique de tambor -y viceversa-, mientras la historia se acelera o se lentifica, en una especie de vaivén existencial que se vuelve más evidente cuando conversan los hermanos y tratan de decirse cosas que ya luego no se dirán. O también cuando los hijos intentan conversar con la madre, pero ella no sabe cómo. Apenas atina a levantar los hombros cuando uno de ellos le hace una pregunta, mientras sigue pintándose las uñas de los pies.

Brenda Navarro es socióloga y economista por la Universidad Nacional Autónoma de México, con una maestría en estudios de género por la Universidad de Barcelona. Ceniza en la boca está publicada bajo el sello Sexto Piso. ¿Saben cuál es la mejor parte de esta historia? Que la autora estará en Panamá en mayo próximo, como parte de los escritores invitados a la undécima versión del Festival Centroamérica Cuenta.

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