Casa Casco, una locura convertida en realidad

El complejo de restaurantes y sitios de entretenimiento alcanza nueve años de existencia. Un largo camino de aprendizaje, de acuerdo a su propietario Guillermo Andrés Morón quien comparte su visión sobre este rubro

Guillermo Andrés Morón recuerda la primera vez que recorrió el edificio que hoy alberga a Casa Casco, complejo de restaurantes y espacios de entretenimiento en el barrio de San Felipe, que este 2025 cumple 9 años de existencia. La información que le había llegado es que vendían un edificio en el Casco y aunque él solo buscaba un local pequeño para iniciar algún negocio, decidió ir y mirar.

“Aquí quedaba un hotel de mochileros, así es que olía a marihuana y a sudor”, comenta al iniciar un recorrido poe sus instalaciones. A pesar de sus condiciones precarias, Morón reconoce que el lugar tenía muy buena vibra. Los espacios eran separados y tenía terrazas a ambos lados. Al llegar al cuarto piso notó una escalerita de madera en muy malas condiciones, que decidió subir.

Al llegar arriba pudo divisar una hermosa vista a la Plaza Herrera, pero que, si el lugar se acondicionaba, podía tener una vista en 360° desde donde se podría apreciar todo el Casco Viejo, la entrada del Canal, el puente de las Américas, el Cerro Ancón y los edificios de la ciudad moderna. Ese fue el elemento que le hizo decidirse, a pesar de no haberse dedicado nunca al negocio de la hospitalidad y mucho menos a hacer una inversión tan grande en una estructura en área patrimonial, de emprender en este complejo de restaurantes, con el objetivo principal de atender al público turista.

Casa Casco inició acondicionando su azotea, que se ha convertido en uno de los spots más codiciados y populares del casco viejo.

Con mobiliario en tonos blancos, banderines y música de ambiente, el público visita el roof top de Casa Casco, sobre todo para la hora del atardecer. Y caída la noche, se hacen shows con cañones de luces. “Esta se ha convertido en la terraza más atractiva del Casco, la gente llega aquí y dice, ‘Wow’ O sea, esta vista tiene nivel mundial. Son esos sitios que uno quiere conseguir cuando viaja. Tú vas a cualquier sitio y quieres conseguir algo así, con una terraza, que tenga una vista espectacular, que te atiendan bien y que te comas algo rico”, asegura.

Casa Casco ofrece cocteles clásicos y de autor, picadas y buena música. “Es un lugar, un espacio donde se piensa inmediatamente en turismo”, dice Morón. Y es que Casa Casco fue diseñado para el turista. “La mayoría de esta industria está diseñada para el panameño, para el público local. Nosotros pensamos en que obviamente el público panameño 100% le encanta viajar, al panameño le encantan las cosas internacionales. Y esto lo hemos hecho para que el panameño se sienta orgulloso y lo que hace es traernos a la gente. El panameño es nuestro ‘concierge’”, asegura.

Un piso más abajo está lo que al inicio se estableció como una discoteca. “Esto era como un club, donde subía un poco la temperatura después de empezar con unos traguitos en el roof top. A lo largo de los años, su esencia ha ido cambiando, actualmente se prepara Zoen, un restaurante nikkei. “Queríamos que fuese un como una veladita, o sea, que arrancaras con una cena, que no solamente fuese venir a rumbear, sino que todo pueda arrancar con un restaurantito bien íntimo”, comenta. La iluminación con chandeliers se completa con luces tenues ubicadas estratégicamente. Es un espacio exótico, cuenta con un espacio donde se puede ofrecer música en vivo. “Es un sitio donde puedes venir a cenar, escuchas tu música en vivo y al final terminas la noche ya como una rumbita, bien atendido, algo elegante para un público más exigente”, detalla. Los cambios en este espacio se fueron consolidando pasada la pandemia en 2020 cuando la industria cambió radicalmente.

Un piso más abajo, en la tercera planta está ubicado Marula, un restaurante fine dining “muy gourmet, con platos espectaculares, casi que artísticos”, explica el propietario. Marula, como el resto de los espacios ha ido evolucionando. La cocina, inicialmente abierta se ha cerrado con vidrio, se mantiene a la vista pero hay un mejor control de la temperatura. Y el detalle de los balcones se ha mantenido. “Son espacio privados con vista a la plaza, cositas únicas que hay en el Casco”.

Abordamos el elevador para bajar a la segunda planta. Morón aprovecha para comentar que desde el inicio se pensó en que fuese todo de cristal, para que el público pudiese detallar qué hay en cada una de las plantas del edificio. “El concepto simple fue un centro de entretenimiento”, algo que al inicio no se comprendía. “Literalmente hubo gente que se rió de mí en mi cara. Sí. Cuando yo iba a los bancos, al principio obviamente estábamos buscando un apoyo para desarrollar esto, porque era un proyecto muy grande. No veían que pudiese haber un edificio con cuatro restaurantes, uno sobre el otro”, relata.

Llegamos a la segunda planta, que inicialmente albergó a Nación Sushi, que cambió de domicilio luego de franquiciarse. Más adelante, durante la pandemia se construyeron una especie de safe rooms, mesas con divisiones para garantizar la seguridad de los comensales. Actualmente se ha convertido en una sala de eventos donde entre otras actividades se es posible exhibir obras de arte.

Morón revela que tiene nuevos plantes para el lugar. “Lo vamos a convertir en algo más enfocado al café, porque ahorita tenemos un proyecto en Boquete”, cuenta. Con la adquisición de un beneficio y el desarrollo de su propia marca de café, se sumará a la tendencia de las barras de café. “Ahorita la gente rumbea en la mañana con el café y ponen DJ y todo. Las cafeterías ahorita son las nuevas discotecas. Desaparecieron las discotecas que nosotros conocímos. Ahora viene esta nueva era de rumbear con el café, coctelería con café y este es este va a ser como nuestro espacio para esto”, anuncia.

El piso, además de tener una decoración un poco más sobria, cuenta con un balcón continuo en su costado, otro spot diferenciado.

En la planta de calle está Koböre, restaurante de cocina panameña. Este ambigú reemplazó a Mano de Tigre, restaurante un poco más casual administrado por otros socios. Morón decidió mantener el control del espacio y se decantó por un concepto más elevado y original. “Queríamos hacer comida panameña, pero no repetir los mismos menús. Desarrollamos un concepto inspirado en Bocas del Toro, Koböre en lengua ngäbere significa sueno.

La intención era ofrecer a ese turista una muestra de lo que pudiese encontrar en Bocas del Toro, en el caso de que este no pudiese llegar hasta allá. Su ambientación es completamente tropical, Algunas ventanas semejan claraboyas, pantallas muestran paisajes marinos y la cocina ofrece platos de la cocina caribeña. Muy cerca de la entrada de la calle se armó una pequeña barra. En el fondo hay mucha vegetación y una corriente de agua se desliza por la ventana. La barra está viva. Mientras te tomas un trago puedes observar a los peces nadando de un extremo al otro. “Vas de la montaña al mar. Es un ambiente completamente natural”.

Morón destaca la importancia de tener un buen concepto, además de buena comida y tragos signature. Nos sirven un coctel prehispánico, con tepache, una fermentación de piña y cerveza, muy refrescante. Los vasos son hechos exclusivamente para el bar.

Reflexiones y nuevos proyectos

Para Morón, estos nueve años han servido para evolucionar conceptos y afianzarlos y en otros casos, para enderezar el timón si las cosas no marchan como se espera. “Hemos aprendido mucho”, afirma.

De acuerdo con el empresario, nunca tuvo la primera intención de montar ni bares ni restaurantes en Panamá. Oriundo de Venezuela y luego de sopesar varias opciones y habiendo tenido negocios en otros países optó por Panamá.

“Algo de Panamá me encantó, el tema del casco que a mí me enganchó y eso que el casco era como bien hippy en ese momento y bueno, aquí caí por pura suerte, yo estaba buscando una casita o algo para remodelar y di con este hotel que estaban vendiendo”, recuerda.

Iniciaron con la operación de la terraza y aunque diseñaron los espacios, no los operaban. Con el tiempo fueron aprendiendo y se hicieron de la operación de todos los espacios.

“Lo bueno es que entre mi papá y yo hacemos una muy buena mancuerna, él es como la parte administrativa, el centavo, el que está ahí, y yo soy el creativo, el del contacto, el de la idea, el que el que aterriza las cosas”, sostiene. Al final hemos logrado muchos proyectos y cada vez más grandes”, agrega. Están incursionando en la producción de café, en la hostelería y también en la producción de carnes para ofrecer un producto único en un nuevo restaurante. Raza, un restaurante que verá la luz en costa del Este, se especializará en carnes de diversas razas vacunas “diseñado desde el día 1 para convertirse en un restaurante de la lista de los 50 Best”, asegura. Tenemos como 2 años diseñándolo, o sea, nos tomamos mucho el tiempo para curar todos los detalles”, agrega.

Sus operaciones no se limitan al edificio de Casa Casco, cuentan con otros espacios, también turísticos pues allí está la oportunidad de seguir creciendo. Suman a su portafolio BPO (Burger Post Office) y Faro.

“Lo más difícil de Panamá es que tiene una población muy pequeña, el mercado es relativamente pequeño, sobre todo, cuando estás tratando de hacer un producto de alto nivel. Y el panameño, el latino en general, es mucho de explorar lo nuevo que abrieron y después si no le gustó vuelve al mismo restaurante de siempre”, opina. “Cuando tú metes en la ecuación al turista es precisamente por eso, porque el panameño tiene su ciclo y lo han logrado muy pocos. ¿Cuántos restaurantes aquí tienen que 50 años? como tres o cuatro. Y ellos han sobrevivido porque se han convertido como en ese safe option”, argumenta.

La tendencia actualmente considera Morón es la de crear espacios para un público que quiere convertirse en una especie de conocedor: En raza, por ejemplo, sales conociendo mucho de carnes. Está pasando con el café, con el whisky, con los vinos, los quesos. La gente ahorita quiere aprender y poder enseñar. Ya no solamente quiere probar. Hoy en día un restaurante 3.0 es un restaurante que cumple con todos los otros requerimientos normales que te genera una experiencia que obviamente la comida tiene que estar un alto nivel, pero tú tienes que salir sabiendo algo más. Si tú logras eso, fidelizas”.

El trabajo ha sido arduo y constante, pero ha rendido frutos. “Creo que sí, que vamos bien, en verdad estoy muy contento con todo lo que se ha logrado. Eh cada vez parece mentira, a pesar de que el proyecto es más grande, se hace un poco más fácil. Porque, bueno, uno ya también sabe, ya nos movemos como un poquito más de confianza, ya la gente te conoce, ya tú sabes cómo conseguir lo que estás buscando.

Para Morón, han sido nueve años de aprendizaje. “Esto ha sido una universidad”, confirma. Y la lección más valiosa, “el creer en ti mismo, que todo se puede lograr. No importa el tamaño de lo que te imagines”, concluye.

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