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- 25/02/2018 01:01
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Salvo en aquellas expresiones colectivas enmarcadas en interpretaciones ‘religiosas' o la construcción dogmática de la fe, surge algunas preguntas reiteradas: ¿por qué en Panamá no se protesta masivamente? ¿Por qué la corrupción no es un problema con resonancia social?
Las respuestas pueden encontrarse en factores de tipo históricos, sociales y económicos. El poder de las redes sociales como mecanismo de indignación y movilización no ha sido un factor determinante; resulta una ventana, mas no la base que sustente un paso hacia cambios. Las denuncias y lo sonados casos de corrupción y enriquecimiento ilícito tampoco; elementos que en otros países han sido la base para grandes movilizaciones sociales hasta deposición de regímenes gubernamentales.
Estas son algunas posibles interpretación de la parálisis colectiva:
LA CARENCIA NO PROTESTA
El sociólogo norteamericanos James Davis, señala que ‘la miseria no produce levantamientos ni revolución porque las personas tienen demasiadas carencias para ocuparse de otra cosa que no sea la búsqueda de comida'. La privación excesiva… sólo lleva a que las personas se preocupen por la supervivencia. La penuria no es revolucionaria.
Según Davis, los estallidos sociales ocurren cuando un largo período de bonanza con expectativas crecientes es repentinamente seguido por una caída económica mientras que las expectativas continúan en ascenso. Es decir, no son la escasez ni la privación real las que promueven las revueltas sino la privación relativa. La mayoría de las revoluciones ocurren en sociedades que han progresado y mejorado el bienestar de sus habitantes durante años y súbitamente ven sus expectativas caer. La gente teme perder lo que tenía. Davis señala, también, la importancia de la existencia de intelectuales y élites insatisfechas que contribuyan a la agitación y canalicen la frustración hacia el gobierno' (http://www.el-nacional.com/noticias/historico/estallido-social_7366)
LA CORRUPCIÓN COMO FACTOR
Otro aspecto hace que la corrupción no sea vista como un problema con efectos económicos y sociales con incidencia en las mayorías.
Y es que desafortunadamente esta práctica se ha convertido ya en una forma de actuar, de pensar y de desarrollar nuestra vida en comunidad, y un mecanismo de atajo hacia un cambio en las condiciones sociales. Para algunos ciudadanos la subcultura del juega vivo aunado a los métodos ilegítimos de movilidad social no van de la mano con el ser corrupto; frases como ‘Robó pero hizo' refuerzan esta conducta y el ejercicio de un cargo público puede, para algunos, representar una oportunidad para salir de su condición social.
Aunado a la debilitad, flexibilidad y discrecionalidad institucional ante las denuncias, hacen de esta un valor de apropiación ciudadana; ello desincentiva la participación colectiva en expresiones de repudio.
EL CONSUMO COMO MECANISMO DISTRACTOR
La sociedad del consumo crea una realidad ficticia que baja tensiones sociales y desvía las demandas ciudadanas. Las privaciones, como se expresa en el párrafo que nos antecede, no sustentan lucha. Las dinámicas de consumo ‘artificializan' la condición social o pertenencia a un grupo en particular y, como resultado, la demanda social cambia o se atenúa, desplazando las necesidades inherentes del ser ciudadanos.
‘La religión apunta al individuo hacia el más allá y la sociedad de consumo lo idealiza en el ‘más acá', pero en ambos casos consigue su objetivo: que el sujeto quede alienado al orden social establecido, y no cuestione las relaciones de clase existentes, pese a ser estas manifiestamente injustas' (Sociedad de Consumo, sentido y revolución, 2013).
EL POPULISMO COMO FACTOR DE DISTENCIÓN SOCIAL
Los gobiernos tienen mecanismos de corte social que bajan tensiones como, por ejemplo, las transferencias directas; es decir, no tienes trabajo pero tienes ingresos. El temor a perder estos beneficios condiciona la expresión popular de determinados sectores.
Las transferencias monetarias condicionadas han creado que determinados conglomerados sociales de beneficiarios tengan un estado de ‘confort' sustentado en una intervención Estatal y creándose una especie de consenso entre los miembros de una comunidad, desvinculándose de la realidad objetiva.
LA AUSENCIA DE IDENTIDAD DE CLASE
Existe una escasa identidad social; la mayoría de la población no sabe qué es, mas allá de ser panameño y menos como conglomerado. ‘Un individuo intentará mantener su pertenencia a un grupo y buscará adherirse a otros grupos si éstos pueden reforzar los aspectos positivos de una identidad social' (Bourhis-Philippe Leyens. 1996). Entonces, la pregunta ¿quién convoca? cobra vital importancia para la participación aún cuando los aspectos ideológicos escasean en las demandas colectivas y ello, conlleva un manto reflexivo sobre la carga de estigmas y los prejuicios en el contexto social de la participación. Ambos elementos se convierten en factores limitantes en el accionar colectivo frente a la realidad.
LA CLASE MEDIA, CONSCIENTE PERO POCO EXPRESIVA
La clase media es más consciente, más preocupada. ‘Comprende la tecnología de información y usan las redes sociales como Facebook y Twitter para comunicar sus demandas y organizar las protestas. Así mismo, ésta clase media moderna siempre buscaría algo mejor aunque se encuentre cómoda en su zona de confort. La clase media es el sector de la sociedad que tiene la mayor carga del pago de los impuestos por lo que exigen al gobierno la responsabilidad del funcionamiento de las instituciones y los servicios públicos' (De La Cruz. 2013). A pesar de ello, su participación en expresiones populares tiene grandes limitaciones, entre estas, su vinculación laboral a determinadas estructurales laborales gubernamentales y privadas como asalariados. Su participación conlleva el riesgo de perder poder adquisitivo e ingresos. La clase media en sí misma, no realiza transformaciones a la realidad social, por ello, una alianza con los sectores en condiciones de pobreza es determinante.
POCAS SALIDAS DESDE LAS EXPRESIONES SOCIALES
Los pobres, en condición de supervivencia, viven en total desconexión de la realidad nacional, porque sus situaciones individuales les demandan grandes esfuerzos para sobrevivir y satisfacer sus necesidades mínimas. En su vida cotidiana no ven en la protesta social un factor de cambio. La clase media es consciente y activa pero limitada. No logra transmitir ni hacer comprender a otros sectores los riesgos inherente a las situaciones actuales.
Finalmente, quienes ostentan el poder político y económico en Panamá no encuentran contrapeso y la protesta social seguirá siendo una expresión legítima con profundidad, consiente pero sin impacto.
‘La mayoría de las revoluciones ocurren en sociedades que han progresado y mejorado el bienestar de sus habitantes durante años y súbitamente ven sus expectativas caer'.
MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.
El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.